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lunes, 22 abril

¿De qué son culpables?, por Manuel Buendía

Adrian es un niño de 8 años que vive en el extrarradio de Madrid, su madre tiene que viajar todos los días a una zona residencial cerca de la sierra madrileña para limpiar casas, y con lo que gana a duras penas puede pagar la hipoteca.

Su padre hace tiempo que dejó de pasarles la pensión y ahora vaga por las calles de Madrid, rebuscando entre las basuras de forma clandestina, pues esta actividad está penada con 700 euros de multa.

Este curso Adrian no va al comedor, porque su madre no puede pagar, y tiene que comerse los bocadillos que ésta le hace de forma clandestina, pues los niños pueden usar el comedor llevándose su propia comida, pero también tienen que pagar por ello.fuego

Juan era hasta ayer un autónomo al que las deudas le obligaron a cerrar su taller. Debe dinero a la Seguridad Social y a Hacienda, y sobrevive a duras penas haciendo trabajos a domicilio o echando jornadas en el campo. El poco dinero que ingresa en su cuenta del banco es para pagar la hipoteca, pero como debe dinero a la administración, le han embargado la cuenta con lo cual ahora debe varios plazos de la hipoteca.

Antonio tiene 50 años. Hace un año le despidieron de su empresa de toda la vida gracias a un ERE. Tiene suerte, porque aún cobra el paro, y la pequeña indemnización que cobró la utilizó para reducir el préstamo de la hipoteca. Aún no se explica que después de haberle dado al banco 16.000 euros, su recibo mensual haya bajado de 645 euros a 623 euros. Antonio empieza a desesperarse porque no sabe hacer otra cosa que lo que ha hecho toda su vida, no obstante intenta buscar trabajo, pero se está dando cuenta que jamás lo encontrará con su edad, las ayudas que tenían las empresas para contratar mayores de 45 años hace tiempo que las quitaron.

El hijo de Antonio (Pablo) hace un año que está en Alemania. La carrera y los masters que hizo no le han servido de mucho. Tiene tres empleos o minijobs, como les llaman, que le dan lo justo para pagar la habitación del piso-patera donde vive, la comida, y el transporte. No obstante Pablo, como muchos españoles en su situación, miente a su familia y amigos sobre su estatus. Las últimas navidades no vino a España alegando que tenía que terminar un proyecto, pero la realidad es que no tenía dinero para pagar el billete de avión.

A Federico hace tiempo que el banco le quitó su casa, ahora vive con su familia en la choza de la huerta de un amigo suyo, al que ayuda con las tareas del huerto. Intentó por todos los medios legales que no le echaran de su casa después de estar 5 años pagando. La desesperación de no saber donde llevar a su familia le hizo resistirse el día del desahucio, la policía se ensañó con él y con los suyos desde entonces su hijo menor tiene pesadillas y miedo de ir al colegio.

Federico emplea su tiempo libre trabajando en una ONG que ayuda a los afectados por los desahucios, y recordando como en su día a él una empresa acreedora le envió un cobrador del frac para acosarlo discretamente. Se le ocurrió hacer lo mismo de forma silenciosa y pacífica con el alcalde de su pueblo, que no había querido aprobar una moción en contra de los desahucios, a pesar de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia Europeo.

No he comentado que Federico tuvo una empresa que trabajaba para la administración y la tuvo que cerrar porque las deudas de los ayuntamientos (entre ellos el del Alcalde al que escracheó) se prolongaban y las cobró muy tarde, y sin los intereses pertinentes. Federico no vivió por encima de sus posibilidades, trabajó mucho, tenía una casa normal y un coche normal, trataba a sus trabajadores como compañeros e intentó no despedirlos hasta que no hubo más remedio, después les pagó religiosamente y cuando ya no le quedaba nada dejó de pagar la hipoteca.

María vive en un pueblo pequeño de Cuenca. Lleva varios años cuidando de sus padres, enfermos los dos, con una pequeña pensión. Solicitó ser beneficiaria de la ley de dependencia pero, a pesar de ser evaluada positivamente, no la ha conseguido. Su padre murió el invierno pasado, posiblemente a causa del frío, ya que no podían permitirse encender la calefacción.

Inma Delgado Fotografía New Born

María ahora cuida de su madre y además asiste voluntariamente a muchos ancianos de su pueblo a los que se les ha retirado la ayuda a domicilio o no tienen familiares que los cuiden. Dos días por semana acude a las casas de éstos y les limpia, los lava, y en algunos casos los despioja. También ha creado una especie de banco de alimentos: dos días por semana recorre los restaurantes del pueblo con tupers recogiendo la comida sobrante de los menús y repartiéndola entre los más necesitados.

Cuando María empezó con este proyecto encontró muchas reticencias por parte de los hosteleros, algunos de ellos directamente la insultaron, demostrando un perfil ético despreciable. Además María tuvo que batallar con la Alcaldesa que la denunció por prácticas ilegales.

Estos son algunos ejemplos reales de personas a las que algunos poderosos tachan de terroristas. Curiosamente esas personas poderosas están muy bien pagadas por todos nosotros, venden a sus amigos lo que es de todos y encima dicen que tenemos la mala costumbre de comer a diario.

Según la señora feudal de Castilla la Mancha, elegida democráticamente, sra. Cospedal, los votantes del P.P. pierden la costumbre de comer para pagar sus hipotecas, supongo que los ha investigado uno por uno. Lo de algunas mujeres del P.P. es para hacer un estudio sociológico profundo. Todavía tengo dudas de si nos toman por tontos, si ellas lo son, o si solamente es una simulación en diferido.

No voy a hacer ningún alegato político o partidista, estaría fuera de lugar. Sólo quiero haceros reflexionar: Cuando se hable de estas cosas no saltéis con el manido argumento de que no entendéis de política, no digáis que no os interesa la política porque a la política si que le interesáis, sobre todo le interesáis así de ingenuos. Basta ya de justificar a todos estos carroñeros cuya única ideología es el “todo para mí y mis amigos”, cualquiera que los justifique tiene la misma indecencia y falta de ética que ellos/as.

Los casos que he mencionado son reales y hay cientos de miles parecidos, sólo he cambiado nombres y algunos datos para proteger su intimidad, tampoco quiero airear los de los políticos para no convertirme en un terrorista.

Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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