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martes, 19 noviembre
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Construyendo críticas

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Como ya hemos ido comentando en artículos anteriores, las habilidades sociales suponen poner en marcha muchas estrategias de forma conjunta y un manejo muy diestro de las emociones más desagradables como la culpa o el miedo al ridículo.

Recordamos la importancia de acercarnos cada vez más y en mayor número de situaciones a un estilo de comunicación asertivo. Vimos las grandes desventajas que suponía mantener estilos pasivos y/ agresivos de comunicación con los demás y cómo nos facilita sentirnos buen con nosotros mismos y con los demás la comunicación desde la Empatía y la Asertividad. Vimos algunas técnicas concretas como “El disco rayado” o “Técnica del Sándwich” y sus posibles aplicaciones a eventos de la vida cotidiana. Otra parte importante de este entramado de estrategias sociales es saber hacer críticas y poder recibirlas igualmente. Veremos a continuación los pasos que podemos seguir para hacer una crítica constructiva:

1º) ELEGIR EL MOMENTO ADECUADO (tanto para mí como para la otra persona): Saber cuándo es un buen momento para hacer una crítica nos va a facilitar una mayor disposición por parte de la otra persona tanto para el entendimiento como para favorecer posibles cambios en el futuro. Además de esto, conviene hacer las peticiones de una en una, haciendo una breve preparación previa a la conversación de qué y cómo se va a decir. Tal como mencionamos al hablar de la Técnica del Sándwich, conviene decir siempre algo positivo para que la otra persona se dé cuenta que no solo nos centramos en las cosas malas, sino que también somos capaces de ver lo bueno. Por ejemplo, “María, me encanta convivir contigo y sobre todo como cocinas, pero….”

2º) DECRIBIR Y CONCRETAR: Es muy positivo para el otro eliminar los juicios de valor y limitarnos, en la medida de lo posible, a describir la situación de la manera más objetiva y literal que sepamos. No es lo mismo decir “eres un vago” a decir “no me gusta que dejes la ropa tirada en el suelo cuando te cambias al llegar de trabajar”. Cuanto más concreto y neutros seamos, más facilidades le damos a la otra persona para que se dé cuenta de qué queremos que cambie.

3º) CÓMO ME AFECTA: Describir sin acusar al otro de nuestras emociones. Si además de decir las cosas de forma objetiva y concreta, somos capaces de trasladar a la otra persona como su actitud o su conducta nos hace sentir, le estaremos facilitando a un más que sea empático con nosotros y que encuentre un motivo para cambiar. Por ejemplo “…y esto me hace sentir…”

4º) EMPATIZAR: Es importante recoger cómo se siente la otra persona, de la misma forma que mencionamos aspectos positivos. Es la mejor manera que tenemos de mostrarle al otro que comprendemos los motivos por los que hace la conducta descrita. Ejemplo “…entiendo que tras una jornada dura, lo último que te apetezca sea dejar la ropa sucia en el cesto, o meterla a la lavadora…”

5º) ASUMIR NUESTRA PROPIA RESPONSABILIDAD: Probablemente el paso más difícil de todos. Cuando finalmente nos decidimos a expresar una crítica a otra persona, suele ser tras varias veces de percibir la conducta indeseada, con lo cual tendemos a centrarnos más en lo mal que lo hace el otro, por encima de la responsabilidad que nosotros mismos podamos estar teniendo. Es importante evitar “saturarse” y expresar las críticas antes de que llegue la desesperación. Ejemplo: “…igual yo soy muy tiquismiquis…”, “…tal vez le esté dando demasiada importancia…”

6º) PEDIR SOLUCIONES: Igual de importante que es expresar asertivamente una crítica, es no imponer una solución. Pedir a la otra persona una solución puede ser una forma de compartir la responsabilidad del cambio y también evitar que el otro se sienta acorralado. Por ejemplo, “…qué crees que podríamos hacer…?”

7º) OFRECER ALTERNATIVAS: Al mismo tiempo que pedimos alternativas a la otra persona podemos expresar nuestra alternativa personal como una sugerencia más. Por ejemplo, “…Qué te parece si cada día uno se encarga de…?”

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8º) AVISAR CONSECUENCIAS: Podemos valorar informar de las consecuencias positivas y negativas que tendría el cambio o el no cambio de la conducta objeto de crítica. Por ejemplo “si conseguimos esto, evitaremos roces tontos de convivencia que nos deterioran la relación y además dispondremos de más tiempo el fin de semana para nuestro ocio”, “si no conseguimos esto podemos valorar otras alternativas que no se nos hayan ocurrido hoy, ya que existe el riesgo de que esto nos mine la relación y nos surjan roces en la convivencia”

Leído parece algo sencillo de hacer, pero requiere de quien lo ejecuta un control de las emociones alto, una cierta soltura en la capacidad para expresar opiniones y deseos, y una actitud positiva de querer buscar cambios por encima de la necesidad de autoestima propia de los seres humanos que nos impulsa a querer tener razón por encima de paz. Como os recomendamos siempre, desde O-PSIgeno Centro de Psicología consideramos que pequeñas piedras en el camino, como puede ser no expresar criticas adecuadamente, pueden provocar la aparición de sentimientos de incomprensión, frustración y rabia que fácilmente se podrían haber solventado con unos consejos psicológicos. Una vez más insistimos en que ir al psicólogo no es cosa de locos, sino de valientes que apuestan por su bienestar y el de quienes le rodean.

O-PSIgeno Centro de Psicología (Madrid)

Ana Gómez Mensayas

Ana Martín Hernández

Alicia Pérez González

Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulouse
Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulousehttps://aliciaperezpsicologia.com/
Alicia Pérez, Psicóloga y Master en Terapia de pareja y sexualidad, con consulta de psicología en español en Toulouse
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