Se acercan fechas de felicidad, de estar en familia, de regalos, sonrisas, cabalgatas y reuniones. Muchos de vosotros tendréis comidas de empresa para celebrar un buen año de trabajo. Otros tendréis comidas de compañeros, donde juntos comeréis y brindareis por las cosas que os unen. Sin duda la mayoría tendréis reuniones familiares en días clave, y en los posteriores, porque en Navidad son buenas fechas para comer y beber para festejar.
Realmente es importantísimo a nivel psicológico formar parte de todo ello y vivirlo como una experiencia de enriquecimiento y crecimiento personal. Sin embargo, es necesario no perder de vista que, todo lo que durante estas fechas se bebe y se come suele ser excesivo y, aunque no nos demos cuenta, puede constituir un riesgo cardiovascular. Hoy abordaremos los trastornos cardiovasculares, sus factores de riesgo y las consecuencias que de ellos se pueden derivar.
Los trastornos cardiovasculares, en adelante TC, abarcan muchas patologías diferentes. La angina de pecho, el infarto, los accidentes cerebrovasculares, o la insuficiencia renal se producen cuando las arterias pierden elasticidad y se obstruyen con placas y trombos. Los aneurismas, sin embargo, se producen cuando las arterias enfermas se dilatan. No se conoce la causa de la hipertensión arterial primaria, pero se sabe que determinados hábitos de vida y estilos de afrontamiento están implicados en su mantenimiento a lo largo del tiempo. Podemos encontrar, como principales factores de riesgo de los TC tres grandes áreas:
- Factores inmodificables: Entre ellos podemos encontrar la genética y biología de una persona, la edad (edades avanzadas aumentan el riesgo de padecer TC) o el género (Mayor riesgo en varones que en mujeres, aunque cada vez se igualan más). Todos ellos están fuera de nuestra capacidad de actuación, con lo que la prevención y promoción de la salud cardiovascular tiene que estar dirigida a los demás factores.
- Hábitos no saludables: El estilo alimentario insano (abuso de grasas saturadas, sal, café…), el consumo de drogas (alcohol, tabaco…) y la vida sedentaria son los principales factores de riesgo que debemos prevenir. Una comida grasienta y copiosa con un par de copas de vino es aceptable siempre y cuando sea una cuestión esporádica y anecdótica. El riesgo real aparece cuando lo anterior se convierte en norma.
- Emociones negativas: Algunas de las emociones que, mantenidas en el tiempo, pueden favorecer el desarrollo de TC son el estrés, la ira, la ansiedad, la tristeza, la falta de apoyo social y las malas relaciones sociales. No solo se relacionan directamente con los TC, sino que influyen en el mantenimiento de hábitos no saludables.
Como es razonable prensar, las emociones negativas pueden ser un factor de riesgo de los TC, pero también una consecuencia en sí misma. Además, también se pueden derivar otras consecuencias de los TC como otras enfermedades (demencia, insomnio, fatiga…), problemas emocionales (depresión, cambios en la forma de relacionarse…), problemas laborales (limitaciones tras la enfermedad), reducción de las actividades diarias y de ocio, adoptar el papel de “enfermo” y eludir las responsabilidades sobre el propio proceso de curación…
Según la OMS, el 80% de las muertes se pueden evitar controlando los factores de riesgo. Si paramos a pensar un momento sobre esta cifra, nos daremos cuenta que está prácticamente en nuestras manos hacer cosas para prevenir la aparición de un TC.
Como venimos insistiendo siempre, desde O-PSIgeno Centro de Psicología consideramos que leer sobre estos temas es importante para poner nuestra atención sobre la salud. No conviene pasar por alto que, a pesar de tratarse de enfermedades físicas, tanto los factores de riesgo como las consecuencias que rodean a los TC son de origen psicológico. No es necesario esperar a padecer un TC para poner en marcha herramientas psicológicas que nos ayuden a afrontar los problemas diarios de una forma cardiosaludable. El corazón sufre fisuras imperceptibles de forma diaria, nosotros consideramos necesario evitarlas y prevenirlas, para que no aparezcan grietas futuras.
