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jueves, 21 noviembre
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Los traumas psicológicos

Trauma psicológico

Definimos trauma psicológico como una situaciones estresantes y aversiva que una persona sufre de forma abrupta e involuntaria en un momento de su vida y que suponen una amenaza para su integridad física y bienestar general. También puede resultar traumatizante ser testigo, es decir, saber que otra persona está sufriendo una situación de estas características. En ambos casos, las personas responderán con temor, horror intenso y desesperanza por no poder cambiar la situación (indefensión aprendida) y muy probablemente desarrollarán, en mayor o menor medida, síntomas de estrés postraumático.

La interacción dinámica entre las características individuales de la persona que sufre la experiencia traumática, sus recursos de protección y afrontamiento (mentales y externos), así como las características del acontecimiento estresante darán como resultado, en cada ser humano, una forma y grado de traumatización.

Las personas crónicamente traumatizadas se encuentran atrapados en un dilema terrible. Les falta la capacidad de integración y las habilidades adecuadas mentales para darse cuenta plenamente de sus espantosas experiencias y recuerdos. Las defensas mentales ayudan a las personas a alejarse de la situación traumática en el momento en que se produce, ya que deben seguir adelante con una vida diaria que a veces continúa incluyendo a las mismas personas que abusaron de ellas y las descuidaron gravemente. La opción más conveniente que tienen a su disposición consiste en evitar mentalmente su pasado y su presente no resuelto y doloroso y en la medida de lo posible, mantener una fachada de normalidad. Pero su aparente normalidad es muy frágil.

Muchas de las víctimas viven al borde del agotamiento y es por ello que son más propensas a la aparición involuntaria (irrupción) de recuerdos traumáticos. Carecen de habilidades de regulación de las experiencias internas. Parecen incapaces de alcanzar un equilibrio adecuado entre su nivel de energía mental y la capacidad de aplicar dicha energía para emprender acciones mentales y conductuales adaptativas (eficiencia mental).

Los menores expuestos a condiciones estresantes graves, tales como el abuso emocional, físico o sexual, además de la negligencia en etapas prenatales o durante las primeras etapas del desarrollo evolutivo, tienen muchas probabilidades de desarrollar algún tipo de trastorno psicológico. Las consecuencias del trauma complejo afectan el desarrollo general, principalmente en la regulación de los afectos e impulsos, en las capacidades de memoria y atención, en el autoconcepto y autoestima, en las relaciones interpersonales y en la conformación de la identidad. Para entenderlo un poco más, hablaremos de las características de las situaciones traumáticas o estresantes.

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Características de las situaciones traumáticas o estresantes

Hay que diferenciar entre situaciones provenientes de la naturaleza y las que están causadas por otro ser humano, que a todos los efectos van a tener un mayor impacto aversivo sobre la persona. Así mismo, alguien vivirá de forma más traumática un secuestro o una violación donde ha podido perder la vida que un incendio o un terremoto dónde también ha podido perderla.

Otra variable a tener en cuenta es, la posibilidad o no de prepararse mentalmente para afrontar el episodio doloroso. No es lo mismo perder un ser querido después de una larga enfermedad que súbitamente, como por ejemplo, ocurre en un accidente de tráfico.

Es fundamental conocer también, si el abuso es de carácter emocional, físico, sexual o se trata de una negligencia. Puede darse en el seno del hogar, en el barrio, en la escuela, o en instituciones de protección y justicia. En cualquier caso, el impacto será directamente proporcional a la cercanía del agresor, es decir, cuanto más estrecha sea la relación con el agresor mayor será probablemente, el grado de traumatización.

El maltrato emocional es el sumatorio de conductas que afectan negativamente al sano desarrollo evolutivo y emocional de un niño. Algunas de ellas consisten en ignorarle, privarle de afecto y seguridad (maltrato emocional pasivo), el chantaje, las amenazas y ataques verbales recurrentes y la inducción de actividades inadecuadas en presencia de los menores (emborracharse, drogarse, conductas violentas, etc.) Un tipo de maltrato emocional concreto es el síndrome de Münchausen por poderes, donde los padres, frecuentemente la madre, provocan o inventan síntomas orgánicos o psicológicos en sus hijos que induce a someterlos a exploraciones, tratamientos e ingresos hospitalarios innecesarios. En ocasiones pueden agravar enfermedades o síntomas preexistentes en el niño. El propósito de tales conductas es, entre otros, el de asumir el papel de paciente a través de otra persona. Se ha sugerido que uno de los incentivos de los padres al realizar este tipo de comportamientos es provocar atención y apoyo por parte del personal sanitario. El progenitor implicado busca establecer una relación estrecha con una figura respetable, con autoridad y de apoyo como la que puede representar el médico. Llega a utilizar al niño como un instrumento para establecer y mantener esta relación.

El maltrato físico, implica toda acción voluntaria que provoque o pueda, potencialmente, provocar lesiones sobre un niño. El concepto se hace extensible también a las etapas de embarazo (niños neonatos), tanto en ocasiones donde la madre hace uso de sustancias teratógenas (drogas, alcohol, benzodiacepinas, etc.), como en situaciones de maltrato y violencia que la madre recibe por parte de la pareja.

El abuso sexual, implica cualquier comportamiento donde el menor es utilizado por un adulto u otro menor como medio para obtener estimulación o gratificación sexual. Se incluyen el voyeurismo, exhibicionismo, tocamientos y penetración. También la inducción a la prostitución por parte un familiar, aunque la relación sexual se mantenga con terceros.

La negligencia, consiste en la omisión de las obligaciones necesarias para atender el desarrollo y bienestar físico y mental de un menor. Éstas son; proporcionar la alimentación adecuada para su edad, atender sus necesidades de alimentación, vestido, calzado e higiene. Además, cubrir las necesidades sanitarias (tener las vacunas actualizadas, proporcionar la medicación y dosis que prescribe el médico, regularizar las visitas al Centro de salud, etc.) Y por supuesto, atender la educación y desarrollo intelectual del menor proporcionándole una educación legalmente reglamentada.

La frecuencia con que ocurren los episodios, es decir, si son aislados, ocasionales o recurrentes, así como la duración y gravedad de los mismos, son per se, características definitorias del grado de traumatización.

Pero si existe un termómetro para valorar el impacto que este tipo de experiencias producen sobre un menor es la posibilidad de que existan amenazas. Se pueden producir directamente sobre la víctima o puede darse la posibilidad de que un niño sea testigo del sufrimiento de otro y no pueda contarlo por estar amenazado. Los mensajes del tipo –si lo cuentas, te mato, -si se lo dices a tus padres, haré lo mismo con tu hermana, etc., se convierten en la peor de las condiciones en las que se puede ver un niño, ya que son el sumatorio de su propio dolor con el de otro ser querido que puede sufrir también, si él o ella falla y lo cuenta. La responsabilidad que recae sobre el niño, mientras escucha esos mensajes amenazantes, supera a todos los efectos, sus habilidades y capacidades mentales para gestionar la situación que está sufriendo; para compensar sus habilidades y carencias, busca una alternativa en el único lugar donde es posible, su mente. Ya que no tiene capacidad de resolver la situación externamente, sólo puede encontrar el control en su mente, en su forma de reinterpretar lo que ocurre y para ello, pone en marcha toda una serie reestrategias y mecanismos psicológicos defensivos.

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Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulouse
Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulousehttps://aliciaperezpsicologia.com/
Alicia Pérez, Psicóloga y Master en Terapia de pareja y sexualidad, con consulta de psicología en español en Toulouse
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