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jueves, 18 abril

Pedro J. Benito Peinado, natural de Tomelloso, defiende brillantemente su plaza de Cátedra en el INEF

El tomellosero es un referente en Fisiología del Ejercicio y Entrenamiento de Fuerza

El jueves 14 de marzo, el Profesor Pedro J. Benito Peinado defendió su plaza de Cátedra en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF), perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid. Este evento tuvo lugar en la Sala Internacional de dicha universidad, convirtiéndose en un punto de inflexión en la ya destacada carrera del profesor Benito, quien es natural de Tomelloso y actualmente preside el «Casino de Tomelloso».

El tribunal, compuesto por distinguidos académicos de diferentes universidades españolas, entre ellos Mª Marcela González Gross, Palma Chillón Garzón, Eduardo Cervelló Gimeno, Alfonso Jiménez Gutiérrez y Mikel Zabala Díaz, sometió al profesor Benito a un exhaustivo interrogatorio que superó las cinco horas de duración. Este examen meticuloso tenía como fin evaluar la idoneidad del profesor Benito para la prestigiosa posición a la que aspiraba, poniendo a prueba no solo su vasto conocimiento sino también su capacidad para contribuir significativamente al desarrollo futuro de su campo.

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Durante la primera parte de su defensa, el profesor Benito presentó su impresionante currículum, que incluye 40 proyectos de investigación y más de 170 publicaciones científicas, destacando así su profundo compromiso con la investigación y la educación en su especialidad. Además, expuso sus proyectos docentes e investigadores, diseñados específicamente para la cátedra a la que aspiraba, demostrando su visión para avanzar en la comprensión y aplicación del conocimiento en el ámbito de la fisiología del ejercicio.

Pedro J. Benito Peinado, natural de Tomelloso, defiende brillantemente su plaza de Cátedra en el INEF

En el segundo ejercicio de su defensa, abordó el concepto de balance energético, un área en la que ha contribuido significativamente a través de su trabajo. Su exposición no solo reflejó el estado actual del conocimiento sobre este tema sino que también subrayó cómo su investigación ha influido en el desarrollo de esta importante línea de estudio.

El tribunal elogió el esfuerzo y la dedicación del profesor Benito, reconociendo el valor de su trabajo y su aproximación meticulosa al campo de estudio. Su exitosa defensa no solo subraya su excelencia académica sino que también celebra casi tres décadas de dedicación y contribución al ámbito de la Fisiología del Ejercicio y Entrenamiento de Fuerza.

Pero es la parte humana la que más se puede destacar de este profesor. Ha tenido la amabilidad de cedernos una parte esencial de sus agradecimientos, que dejan claro sus orígenes y sus prioridades emocionales. Lean con detenimiento lo que el profesor Pedro J. Benito dijo al recibir la calificación del tribunal.

Pedro J. Benito Peinado, natural de Tomelloso, defiende brillantemente su plaza de Cátedra en el INEF

“Querida Presidenta,

Con su permiso, me gustaría dedicar unas palabras a todos los presentes, y sobre todo, a todos los ausentes. Estoy aquí gracias a un número importante de personas, y no me gustaría que el apremio del acto o las lagunas de mi memoria me impidieran dar las gracias como corresponde a todas ellas.

La primera, en orden cronológico, es mi madre, a quien debo su corazón y su coraje, su furia y el arrojo de alguien que nada ni nadie ha doblegado. Mi padre me ha dado mucho más de lo que él piensa, y junto con mi abuelo, me han hecho una persona de principios. Ya sea de forma activa o pasiva, ambos han contribuido a que alguien aparentemente sin esperanzas llegue hasta donde estoy hoy. La congruencia y la integridad son su legado hacia mí.

Son los ausentes los que más pellizcan el alma, los que más fuerte me han hecho y a los que más añoro. Dicen que la soledad del anciano es ver cómo desaparecen tus seres queridos y te quedas solo, contemplando un mundo que ya no es el tuyo. A ellos me acerco sin prisa, pero sin miedo, sabiendo que seré bien recibido donde vaya. Allá donde están, los veo sonriendo, esperando ansiosos para abrazarme, con las ganas de quien ha esperado mil años por un solo abrazo

Inma Delgado Fotografía New Born

Por otro lado, es obvio que no estaría aquí tampoco sin mis profesores y maestros a los que debo buena parte de mi terquedad y mucho de lo que he construido. A mí familia política, a la otra Ángela y a mis hermanos, gracias por sentarme en vuestras mesas y hacerme sentir el cariño en cada gesto. A mí cuñado Pedro con el que me comunico casi siempre sin palabras y con el que comparto mi Casino, un proyecto que puede matarnos a ambos. A mis sobrinos y sobrinas, todos y todas, pero especialmente a los que se sienten más solos, Miguel y María. A veces después de apagarse una luz se enciende otra, e ilumina un camino que antes no se veía. A mí hermana Rosa, con la que tengo un vínculo tan profundo y sincero que muchos hermanos solo pueden soñar.

A mis amigos con mayúsculas, a esos que puedo pedirles la luna y se acercarán a por ella. Marino y Manolo, lo importante está por venir.

Debo ser de las personas que más padres ha tenido de la historia de la humanidad. Además de tener dos padres y una madre que han cuidado de mí, he tenido la suerte de tener un padre académico y una madre científica. Al Dr. Calderón, al que le debo mucho de cuánto soy hoy, puedo decir que he recibido de su trato las más duras enseñanzas, pero también la más sincera de las amistades. El tratamiento de humildad que has tenido conmigo me ha hecho mejor persona, un humano con menos ego y un profesor al que todos sus alumnos tratan con respeto y cariño. Siempre estaré agradecido de haberte conocido, me siento tú discípulo y me enorgullezco de llamarte maestro.

Mi madre científica es muy alemana y española y todavía no sé qué parte me gusta más. Es una persona que no deja de enseñarme, que me guía y me conduce, y la causa necesaria de que yo esté aquí hoy. Sin tu apoyo, tu consejo y tu guía no estaría aquí Marcela. Podría enumerar las muchas ocasiones que he recibido tu ayuda, que espero haber devuelto en partes iguales con cariño y fidelidad. Quiero aprovechar esta oportunidad para manifestar públicamente mi reconocimiento a una de las personas que más ha cambiado está facultad. Un reconocimiento al talento, al esfuerzo, a la dedicación y al trabajo, que a veces es tan ingrato. Tú y yo sabemos que, aunque esté aquí por mérito propio, nadie nace sin madre, y yo he tenido la suerte de contar contigo.

Es mi familia mi tesoro, la personal y la científica, he oído muchas veces, y tengo la suerte de haber sido ayudado y construido por ambas.

Es el LFE Research Group el que he construido con mis manos y mi cabeza, con cada tesis un ladrillo, cada doctorado una ilusión, y cada proyecto una nueva vida. Espero dejar huella. Siempre he pedido a todos los que por ahí han pasado, que al salir por su puerta piensen en lo que dejan y no lo que se llevan, que casi siempre es más, porque nuestro laboratorio siempre nos ha dado mucho, pidiendo poco a cambio.

Si tuviera que mencionar aquí a todos los que me han dado forma en el, como científico y como profesor no acabaría hoy, pero si tengo que mencionar a una persona no podría hacerlo. La Dra. Ana Belén Peinado me acompaña desde muy atrás en mi carrera y le he dado lo mejor de mí. He hecho por ella lo que no hubiera hecho por nadie, y he intentado ayudarla como ella me ha ayudado a mí en mis horas más bajas, cuando más lo necesitaba. Tengo el orgullo de haber sido, al menos en parte, el constructor de tu futuro y la persona en la que más confía académicamente. Te falta mucho por aprender, y a mí, y a todos los que, con la curiosidad de un niño, miramos el futuro con esperanza y con una buena dosis de ignorancia.

A todos y cada uno de los miembros del LFE, Rocío, Miguel, Jabo, Domingo, Benítez, Isabel, María, Ildefonso, Víctor, Nuria, Jacobo y un largo etcétera, sentir el calor de mi aprecio y mi cariño, buena parte de lo que hoy consigo es gracias a vuestro trabajo y dedicación y os estaré eternamente agradecido. Con enorme orgullo y humildad tengo que decir que tengo la suerte de haber concurrido a todas mis batallas, siempre con una magnífica compañía. Mi suerte ha sido no sentirme ni estar solo en ninguna de ellas. Eso es un privilegio que intentaré devolver como pueda.

Podría y quizás debería narrar uno a uno todo lo que hemos hecho juntos, pero el tiempo aprieta mi garganta y solo puedo decir gracias.

Es en mi casa donde más agradecido me siento, en esta casa, el INEF. A pesar de haber intentado sin éxito (hasta ahora) convertirla en el Karolinska Institutet, he recibido de todos sus integrantes el cariño y la comprensión de mis compañeros. Los profesores, mis compañeros y compañeras y el PAS o PTGAS de este centro siempre me han acogido con cariño y con respeto, y siento una profunda deuda con mucha gente que me ha hecho muy feliz dentro de estas cuatro paredes, Felicidad, Agustina, María José, Lidia, Cristina, José Luis, Paco, David, Loren, Carlos, Luis, Asun, Juanito, Trini, Gonzalo, Antonio, Reyes, y mis señoras de la limpieza, a las que cuento con orgullo que sé lo que es limpiar un váter público, porque mi origen humilde me ha dado muchas armas con las que combatir la insolencia y el agravio de los que piensan que lo merecen todo sin esfuerzo.

Cómo decía tengo muchas deudas pendientes. Una de las personas que más responsabilidad tiene en que esté aquí hoy es mi mujer, mi esposa, mi guía y mi tortura. La mujer que hizo creer a un niño que podía llegar donde quisiera, y como quiero ir abreviando por ello tengo que hacer dos ruegos, a mi esposa y a mi hijo, que nunca me dejen de querer, aunque yo mismo haya tirado la toalla, y a mis alumnos a los que con desesperación atiendo, a quienes doy lo mejor de mí, la sencilla y desnuda persona que soy, que sientan el orgullo que siento por mi trabajo y por la profesión que he elegido, la de construir personas, a ellos les ruego que sientan en su fuero interno el orgullo de haber compartido tiempo juntos. Y como no sería yo si no acabo con una cita, parafraseo a Descartes, “daría todo lo que sé por la mitad de lo que desconozco”, que traducido al tomellosero clásico significa que os quiero un puñao. Muchas gracias.”

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