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sábado, 27 abril
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Sanidad planteará el jueves a las comunidades prohibir fumar y vapear en nuevos espacios

Se trata de un borrador preliminar en el que han participado sociedades científicas y entidades relacionadas con el ámbito del tabaquismo

El Ministerio de Sanidad llevará a la Comisión de Salud Pública del próximo jueves su plan antitabaco que propone prohibir fumar y vapear en «determinados espacios comunitarios y sociales al aire libre» y en otros privados en presencia de menores, así como aumentar su precio.

La intención del departamento que dirige Mónica García es «seguir incrementando estos espacios libres de emisiones y así conseguir que una persona no fumadora pueda desempeñar su día a día sin verse expuesta», tal y como argumenta en el borrador del «Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027».

Se trata de un borrador preliminar en el que han participado sociedades científicas y entidades relacionadas con el ámbito del tabaquismo y que aún debe ser sometido a juicio de los directores generales de Salud Pública que se reunirán el próximo jueves, pero en él Sanidad deja clara su apuesta por reducir la prevalencia de consumo de tabaco y avanzar en actuaciones «frente al desafío de los productos emergentes».

Compuesto de 5 metas y 22 objetivos, el documento recuerda que gran parte de las medidas deberán materializarse en una reforma de la actual ley antitabaco que «el Gobierno se ha comprometido a llevar a cabo en la presente legislatura».

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Sin humo y sin aerosoles

El documento rescata en buena parte el plan anterior que se culminó hace casi dos años pero que nunca llegó a aprobarse, proponiendo aumentar los espacios públicos sin humo, aunque sin detallar cuáles, como sí hacía su antecesor que especificaba la prohibición de fumar en playas y vehículos particulares en presencia de menores.

De esta forma, aboga por la ampliación legislativa de los espacios sin humo de tabaco y sin aerosoles de cigarrillos electrónicos y productos relacionados en «determinados ambientes comunitarios y sociales al aire libre y en ciertos espacios del ámbito privado, especialmente aquellos con presencia de menores».

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En estos espacios privados, explica, hay que «hacer hincapié en la concienciación sobre fumar en espacios privados cuando se convive con alguien más (tanto en el hogar, coche etc.) y especialmente en el caso de niños y niñas y personas con problemas de salud».

También considera fundamental ser conscientes de las nuevas formas de consumo de nicotina a través de cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado y disminuir su atractivo, especialmente entre la población joven.

«El objetivo de estos productos es intentar hacer un lavado de cara del consumo de nicotina», y resultan «especialmente» atractivos para la juventud al dar «una imagen más tecnológica y transmitir la sensación de que disminuyen el riesgo para la salud».

Por ello, el plan propone «equiparar su promoción y publicidad a la de las formas de consumo más tradicionales» y regular la venta y consumo tanto de los dispositivos que utilicen líquidos, cartuchos o recambios con nicotina como los que no, ya que son estos últimos «la puerta de entrada al consumo de tabaco y la adicción posterior» y los que más usan los jóvenes.

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Junto a cigarrillos electrónicos y vapeadores, el documento recoge como nueva forma de consumo las pipas de agua, shishas o cachimbas, cuyo uso se produce fundamentalmente en entornos de ocio. «Se trata de una realidad que es necesario regular al tratarse de una fuente de consumo ocasional y puerta de entrada a un consumo más regular y a la adicción en etapas sucesivas y que presenta riesgos añadidos al del consumo de tabaco», zanja.

Por último, también emplaza a tener en cuenta la relación entre el consumo de tabaco y cannabis en este grupo de población.

Inma Delgado Fotografía New Born

Aumento del precio del tabaco

Entre otras medidas legislativas, el plan plantea revisar la cuantía de las sanciones e impulsar el establecimiento de medidas fiscales, en concreto el aumento de los tipos impositivos del tabaco para aumentar así su precio y promover la creación de una nueva figura impositiva que establezca un gravamen específico para los cigarrillos electrónicos con nicotina.

Además, introduce el empaquetado genérico y la prohibición de aditivos que confieren aromas en tabaco y productos relacionados, algo que ya puso en marcha recientemente el Ministerio de Sanidad.

No olvida tampoco el impacto medioambiental del tabaco y sus derivados: «La presencia de colillas en los espacios urbanos y en espacios naturales es signo de consumo de tabaco y aumenta su visibilidad, contribuyendo a la normalización de conductas y a la aceptación social de las mismas».

Por eso plantea una colaboración con los ayuntamientos para impulsar el desarrollo de ordenanzas municipales de prohibición de arrojar colillas en vías públicas y espacios naturales.

A las colillas se suman los residuos que generan los dispositivos electrónicos por sus componentes eléctricos, que «no están exentos de riesgos potenciales para la salud pública» y que deberían ser considerados también contaminantes derivados de la adicción a la nicotina.

Sanidad tiene como meta también fomentar el abandono del hábito a las personas fumadoras, y para ello sugiere incluir en la cartera de servicios común del Sistema Nacional de Salud la intervención en tabaquismo en el ámbito hospitalario y modificar los criterios de inclusión para acceder a los fármacos financiados -actualmente sufraga un solo un intento anual a los consumidores de al menos 10 cigarrillos diarios que hayan probado a dejarlo en el último año-.

Por último, quiere incorporar aquellos que, atendiendo a la evidencia científica, son adecuados para el tratamiento de la adicción al tabaco.

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