Jueves de Agosto; Mariano Buendía junto a su primogénito Manuel van a pescar cangrejos de río al parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Hay feria en el pueblecito de Ruidera y todo el Parque Natural está tan abarrotado que llegamos a la triste conclusión que tiene mucho de parque y poco de natural.
Como somos expertos en esto encontramos un pequeño rincón cerca de varios grupos familiares y de jóvenes escandalosos, pero poco accesible e incómodo para que los domingueros adelantados a su onomástica lo ocupen. A pesar de la poca intimidad y la ausencia de silencio empezamos a colocar las trampas con sus cebos estando el sol aún muy alto, y empiezan las primeras capturas de individuos muy jóvenes de la especie, por lo que los vamos devolviendo a su hábitat prestado, ya que desgraciadamente hace más de tres décadas que en los ríos españoles empezaron a introducir especies invasoras (carpa, black bass, etc,), en el caso del cangrejo de rio la invasión fue tal que hoy sólo quedan cangrejos americanos, una especie muy voraz que es una auténtica plaga en los pantanosos estados de Luisiana y Florida.
Conforme avanza la tarde las capturas empiezan a ser más abundantes y los cangrejos empiezan a ser mayores. A las 22 H, una hora después de ponerse el sol recogemos dejando el cebo sobrante (parte de una carpa de 5 kgs. capturada el año pasado) en el agua, para que los pequeños que soltamos al principio hagan cuerpo para el próximo año. Entonces descubrimos que estamos solos y que de pronto el silencio de la naturaleza se inunda de reclamos, cantos, carreras y un sinfín de sonidos de otros tantos animales que estaban agazapados y asustados por la algarabía festiva de la otra especie invasora; los humanos.
Los cangrejos ya los tengo cocinados, en salsa ligeramente picante, como más nos gustan. Es uno de los platos estrella de la fiesta de cumpleaños de mis dos progenitores. El resto de los platos son: Perdiz escabechada, caldereta de jabalí, ensaladilla de bogavante y queso puro de ovejas manchegas de la finca Valdivieso. Un menú que excepción de la ensaladilla estará impregnado de sabores de la tierra, sabores que me remiten a mi niñez, cuando todo era puro, cuando con 5 años fui por primera vez con mi padre a conocer los secretos de la pesca en un río que existía entonces llamado Záncara, donde los cangrejos eran autóctonos y donde sólo existían bogas, lampreas y algún lucio, por eso saboreo con pasión los momentos en que, como cuando era niño, salgo al campo con mi padre y exprimo su sabiduría con la angustia y la certeza de que queda menos tiempo.
Ese niño hace ya muchisimo tiempo que perdió la inocencia y la pureza, al igual que nuestros campos y nuestros ríos llenos de especies invasoras. Ese niño, también de alguna manera, se convirtió en una especie invasora.