A escasos metros se hallan estas dos joyas arquitectónicas patrimonio de Tomelloso, y ojalá, algún día, patrimonio de la humanidad, para que los, aproximadamente, 150 que quedan en buenas condiciones, puedan preservarse y ser visitados por turistas y curiosos.
¿Se imaginan cómo sería vivir hoy en día en estos rústicos domicilios? Convivencia tranquila, en cuanto a ruidos y molestias, la distancia es suficiente como para no escuchar nada entre morada y morada, se disfrutaría de amplias zonas «ajardinadas» en el exterior, con posibilidad de ver el día a día de la viña. Una excelente temperatura en el interior, ahorrando consumo de gas y electricidad, tan cara estos días. Buena demarcación para realizar algunos deportes al aire libre.
Aunque también, serían varias las carencias de alojarse en dichos espacios, pero puede, que, como desconexión por unos días, sean excelentes. Les falta un espacio spa para hacerlos, aún más atractivos, a los urbanitas de ciudad.
