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viernes, 22 noviembre
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En España, mueren más de 30.000 aves electrocutadas al año

Ante cualquier sospecha de mortandad de un animal, piden se de aviso inmediato a los agentes medioambientales de su localidad o solicitar su presencia a través del teléfono 112

La Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha ha solicitado, una vez más, la colaboración de la ciudadanía para luchar contra los problemas de electrocución de avifauna. Ante cualquier sospecha de mortandad de un animal, piden se de aviso inmediato a los agentes medioambientales de su localidad o solicitar su presencia a través del teléfono 112.

También se puede contactar con cualquiera de las entidades integrantes de la Plataforma SOS Tendidos Eléctricos si se encuentran aves electrocutadas o si se quiere colaborar con la plataforma en la detección de tendidos eléctricos peligrosos, para que se introduzcan en el mapa del proyecto, o se pongan en marcha las acciones correspondientes, según ha informado la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales en nota de prensa.

Los agentes medioambientales han denunciado que la avifauna en peligro de extinción de la región sigue electrocutándose en los tendidos eléctricos que «aún siguen sin corregirse».

Los menos de 500 agentes medioambientales de Castilla La-Mancha que ostentan la condición de agentes de la autoridad y policía judicial genérica, además entre sus varias atribuciones se encuentran la de vigilar y controlar las poblaciones de especies amenazadas.

Estos funcionarios que representan la Policía medioambiental de Castilla La-Mancha, en su labor inspectora llevan revisando estos años todo tipo de instalaciones que pudieran suponer un problema para la supervivencia de especies tan emblemáticas y amenazadas como son la Cigüeña negra, el Águila de Bonelli o el Águila imperial, especies en peligro de extinción.

En la última actuación de los agentes medioambientales hallaron una cigüeña negra electrocutada en un tendido peligroso de media-baja tensión, en la provincia de Toledo en el valle del río Algodor, ya que es una zona de paso migratorio importante para esta especie.

Allí se encuentran dos embalses importantes, como son el Finisterre y el Castro. Este ejemplar fue levantado por protocolo de electrocución para determinar su causa y desestimar otras como pudiera ser veneno.

Desde APAM se ha seguido con especial hincapié la problemática que suponen los tendidos eléctricos, en los que se estima que pueden llegar a morir hasta 33.000 aves por electrocución en España al año. «Este hecho pone de manifiesto la gravedad de la situación para nuestra biodiversidad», aseguran.

 

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