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viernes, 26 abril
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La llegada de las grullas a los humedales. Empieza el frío en la Ruta del Vino de La Mancha

La naturaleza no tiene horario ni fecha en el calendario y, en la Ruta del Vino de La Mancha, los tiempos los marca ella. Semana arriba semana abajo, siempre por estas fechas, si uno levanta la vista están ellas: las grullas. Son el anuncio de que el frío llega para quedarse una temporada. Su vuelo coordinado en los atardeceres manchegos es un verdadero espectáculo del que merece la pena ser testigo directo. ¿El mejor lugar? Los humedales y lagunas manchegos.

Aquí te dejamos cinco localizaciones de lujo y un plan organizado para que tomes asiento de primera fila para uno de los mayores espectáculos de la naturaleza. Recién llegadas del norte de Europa, miles de grullas sobrevuelan en estos días los humedales de la Ruta del Vino de La Mancha buscando el mejor lugar en el que pasar el invierno. ¡Bienvenidas!

1.- Los Ojos del Guadiana en Villarrubia de los Ojos

Entre olivos y viñedos, el Guadiana se abre camino dibujando formas encantadoras a su paso por esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha. Villarrubia de los Ojos es un auténtico balcón a la Reserva de la Biosfera Mancha Húmeda; un lugar en mitad de la llanura manchega, tranquilo y precioso, declarado área de importancia para la recuperación de especies como el lince ibérico, el buitre negro y el águila imperial. ¡Qué mejor lugar para que las grullas pasen el invierno!

Un paraíso para ellas y para los amantes de la naturaleza, que encuentran en ‘el mirador de La Mancha’ un enclave perfecto para observar a las aves en su hábitat y recorrer, por las numerosas rutas de senderismo del municipio, los manantiales de los que brota el río. Caminos que permiten ver de cerca de las especies que viven en este paraje.

2.-La laguna de Salicor en Campo de Criptana

La Mancha Húmeda, que ocupa buena parte de la cuenca hidrográfica del río Guadiana, atraviesa la Ruta del Vino de La Mancha con la Laguna de Salicor, en Campo de Criptana.

El contraste de los campos de cereal con el reflejo del sol en el agua hace de este paisaje un escenario realmente único. Pero por mucho más que por su belleza ha sido declarado Reserva Natural de la Biosfera. Es el hogar de avutardas, aguiluchos carniceros y halcones peregrinos, que ofrecen un espectáculo tan natural como salvaje, del que puedes ser testigo si observas sobre los islotes naturales que los ríos de agua van formando en la laguna. Pasear por este paraje resulta encantador en esta época. Las grullas llegan a descansar y el sonido de la naturaleza es la mejor compañía para desconectar del estrés.

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3.- La laguna del Pueblo, en Pedro Muñoz

De origen endorreico, esta laguna es la imagen en directo de la vida manchega. 54 hectáreas declaradas Reserva de la Biosfera en las que las grandes colonias de flamencos hacen las delicias de curiosos, turistas y amantes de la ornitología. Junto a ellos, la malvasía cabeciblanca y otras tantas otras especies que, junto a las grullas, llegan en estos días a la Ruta del Vino de La Mancha.

El Centro de Interpretación de la Naturaleza el Humedal de Don Quijote, complejo al que pertenecen cuatro lagunas entre las que se encuentra la Laguna del Pueblo (Pedro Muñoz), expone y ensalza el valor natural de este espacio miembro de la Red Natura 2000, refugio también del chorlitejo patinegro, el águila pescadora y otras especies. Si bien es la vegetación que brota en este entorno salino la que despierta el interés, por ser extraña su existencia en Europa; tal es el caso del taray: un árbol de origen estepario que merece la pena conocer.

4.- Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan

Declarado Reserva Natural de la Biosfera, este lugar es un paraíso para los amantes del turismo ornitológico. Un oasis en mitad de la llanura manchega que se extiende a lo largo de tres lagunas: La Veguilla, Camino de Villafranca y Las Yeguas. De estas tres, la primera puede verse llena todo el año, lo que la convierte en uno de los lugares preferidos de las aves. Observarlas de cerca resulta siempre tentador en esta parada de la Ruta del Vino de La Mancha.

Camino de Villafranca (la más extensa) y Las Yeguas son estacionales, aunque las recientes lluvias atraen hasta este rincón de Alcázar de San Juan una amplia variedad de especies que, cada año, se detienen en la Ruta del Vino de La Mancha huyendo del frío del norte de Europa. Muchas de ellas, aparte de las grullas, es difícil encontrarlas en otro lugar. Cigüeñuelas, tarros blancos, zampullines, garzas imperiales… alrededor gangas ibéricas y ortegas y, sobrevolando, águilas pescadoras que convierten la visita en un espectáculo si se dejan ver a la caza de su presa.

5.-El embalse de Peñarroya en Argamasilla de Alba

Un lugar mágico. Observar a las aves que se arremolinan en las orillas, mientras otras se precipitan a toda velocidad contra las aguas del embalse, con el castillo de Peñarroya de testigo, es un espectáculo. Pocos lugares hay tan especiales como este rincón de Argamasilla de Alba, por eso el águila culebrera, la Azor-perdicera, las grullas, los ánades frisos o los aguiluchos laguneros, entre muchas otras especies, eligen este lugar para quedarse mientras hace frío.

Esta fortaleza del siglo XII, que vigila las aguas del río Guadiana, sirve de acceso a las Lagunas de Ruidera y de centinela para cientos de especies durante el invierno. Con aljibe, foso, humilladero, camino medieval y hasta capilla, este castillo es el elemento perfecto para completar una escapada al aire libre. La entrada es libre y gratuita.

Entre ZEPA y cepa, aves y vinos. Enoturismo ornitológico

Para combinar esta experiencia en plena naturaleza, Saber Sabor ha diseñado un plan irresistible que combina la observación de aves en los humedales, con el enoturismo más auténtico. ‘Entre ZEPA y cepa. Aves y vinos’.

Una experiencia que solo se puede vivir en la Ruta del Vino de La Mancha, pues cabe recordar que estamos en la mayor extensión de viñedos del mundo y sus humedales han sido declarados Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPA).

Diputación de Ciudad Real

El plan de Saber Sabor incluye, aparte de entradas de primera fila para la observación de la vida de las aves en las lagunas manchegas, una visita a las antiguas cuevas-bodega de Tomelloso, acompañada de una degustación de los mejores vinos con Denominación de Origen La Mancha, así como de los bocados más tradicionales de la gastronomía manchega. El maridaje perfecto para una escapada inolvidable.

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