En el último momento y después de darle mil vueltas a la cabeza, he decidió hacer huelga. Tengo derecho a cambiar de opinión, ¿no? Justo ayer escribí un artículo dando las razones por las que no iba a hacerla, pero esta mañana me he levantado y he dicho: ¡se acabó! Precisamente porque sufro esa brecha salarial tengo que hacerla. Decía ayer que no podía permitirme el lujo porque si no, no llegaría a fin de mes, pero el hombre que tengo a mi lado me apoya y se ha ofrecido a prestarme esa parte del sueldo que nos quitan para llegar, así que ¡adelante! He decidido hacerla porque existe una desigualdad que seguimos sufriendo, incluso las mujeres más avanzadas de nuestra sociedad.
Una gran preocupación para mi abuela fue que, con 35 años, siguiera soltera. Yo le expliqué que mi vida era parecida a la suya en cuanto a la soledad se refiere: se quedó viuda con 40 años y con cinco hijos a los que criar. Ella también estuvo sola y salió adelante. Precisamente por ella hoy también hago huelga. Porque después de luchar para sacar adelante a sus hijos, le quedó una paga ridícula que no le permitió darse ningún capricho. El día que me casé, ella respiró tranquila y dijo: “ya sólo me queda una”, refiriéndose a otra nieta soltera. Para ella, su tranquilidad era vernos en pareja, quizás porque ella estuvo sola toda su vida.
Hago huelga por ella y también por mi madre. Otra gran mujer que ha trabajado toda su vida al lado de mi padre, en la sombra, y ahora, con 74 años, no recibe un céntimo de jubilación. Ella, que ha trabajado toda su vida tras un mostrador, para vender y para limpiarlo, además de ocuparse de sus hijos y de la casa. Una mujer que sigue trabajando y ni si quiera recibe un simple “gracias” por todo y por tanto. Tú, mamá, también te mereces esta huelga.
También hago esta huelga por ti, amiga, que has sufrido el acoso de un jefe en el trabajo y que te ha llevado a una depresión. Un jefe que te ha ninguneado hasta llegar a decirte que no vales para nada. Hoy, por miedo, no has hecho huelga, pero no te preocupes que ya la hago yo por ti. Te bajaron el sueldo a la mitad simplemente porque a un nuevo jefe no le caíste bien y te quitó de en medio. Ojalá mas mujeres como tú tuvieran el valor que tuviste de denunciar y recuperar lo que te pertenecía. A pesar de eso, hoy sigues sufriendo sus desprecios. Aguanta querida, todo llegará y tranquila que ya hago yo la huelga por ti.
Seguramente no tenga hijos, pero tengo una hijastra y a ella, algún día, le diré orgullosa que hoy yo también hice huelga, que estuve en la primera huelga feminista de la historia para que su futuro fuera mejor, más igualitario y menos discriminatorio. Le diré que hice huelga por mi y por todas aquellas que no pudieron hacerla pero, sobre todo, para que en el futuro que ella viva, se sienta orgullosa de mujeres como yo, que no fuimos a trabajar y alzamos la voz para que ella pueda disfrutar de los mismos derechos que los hombres cuando sea mayor. Esta huelga no es por más, sino, simplemente, por igualdad.