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sábado, 7 diciembre
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Los tres toreros salen a hombros en Tomelloso

Los tres toreros salen a hombros en Tomelloso

Julio César Sánchez /Lanzadigital.com

Plaza de toros de Tomelloso. Media entrada.

Se lidiaron seis toros de Hermanos Gallón, primero y cuarto para rejones. Mal presentados, de aspecto anovillado, y manejables en cuanto a comportamiento. También anovillados los de a pie, justos de casta aunque nobles. Muy complicado el sexto.

Andy Cartagena: oreja y dos orejas y rabo.

Manuel Díaz “El Cordobés”: dos orejas y oreja.

López Simón: dos orejas y silencio.

Los tres toreros salieron a hombros.

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Hay costumbres que cuesta trabajo perder, y en Tomelloso hay una bien arraigada: la falta de puntualidad a la hora de dar comienzo los festejos taurinos.

Otros años han sido quince minutos, diez… Hoy solo fueron ocho. Puede que algún día incluso nos llevemos la sorpresa de que comience a su hora. O puede que no. En fin, que sea esto lo más gordo que ocurra en tónica negativa.

Sorprendió la floja entrada que registró la plaza, cuando Tomelloso, en los últimos años, siempre destacaba por su afluencia de público, si bien es cierto que la tarde fue desapacible, aunque no llegara a llover.

La corrida de Hermanos Gallón lidiada esta encapotada tarde en Tomelloso fue demasiado escurrida de atrás y anovillada, realmente deficiente en cuanto a presentación. Por edad eran toros, pero por apariencia novillos, y no cuajados. En lo referente a su juego, cabe señalar que se dejó sin más. Su escasa entidad relativa a trapío -aunque nunca haya enemigo pequeño- favoreció que los toreros anduvieran  a gorrazos, aunque con matices.

Andy Cartagena ofreció dos versiones ya conocidas; una primera más ortodoxa en el que abrió plaza, en la que destacó a lomos de Picasso, con unos tendidos que aún no habían entrado en calor. En su segundo, cuarto de la tarde, la cosa se había caldeado para bien, y se le concedió el rabo por una labor con más pirotecnia y que tuvo su punto álgido clavando a dos manos por los adentros con ajuste montando a Pintas. Además mató de rejonazo entero trasero pero efectivo, y el resultado ya lo saben.

El Cordobés acertó a dar algún natural muy aceptable en su primero, un ejemplar noble que fue manejable y en el que se alternaron fases de más limpieza con otras más tropezadas. Eso sí, en ninguna hubo ajuste. La estocada entera arriba a la primera ayudó a la concesión de las dos orejas.

La faena a su segundo, punteando y con mal estilo, fue de menos a más. Periférica como su primera, en ella Manuel se gustó en algún natural largo. De no haber matado de entera caída a buen seguro el premio habría sido en plural. De hecho el publicó lo pidió, pero el palco aguantó meritoriamente.

López Simón instrumentó una primera faena con altibajos frente a un oponente noble y con cierta calidad, en la que hubo algún gesto de cara a la galería. Cabe señalar la clarividencia y la solvencia de Domingo Siro al cerrar el segundo tercio por los adentros aprovechando la querencia del toro a los adentros. Mató a la primera.

El que cerró plaza evidenció un comportamiento complicado, yéndose al pecho por el pitón derecho con peligro. El de Barajas lo pasaportó al segundo intento sin darse coba alguna ya de anochecida.

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