La parroquia de la Asunción de Tomelloso, completamente llena, acogió este viernes el Pregón de la Romería 2016, pronunciado por el periodista José Manuel Sampedro. Juan Ignacio Martínez Onsurbe recibió el nombramiento de Mayoral 2016. El acto acabó con un concierto lírico dirigido por Marieli Blanco.
Fue una noche en la que la que se mezcló la alegría, el recuerdo, la emoción y alguna que otra lágrima, pero, por encima de todo, el fervor a la Virgen de las Viñas. Un acto que, como cada año, nos dejó preparados para imbuirnos de lleno en el fin de semana dedicado a la Patrona de los tomelloseros.
A la Virgen de las Viñas nunca se le dice no
José Manuel Sampedro —y así nos lo anticipó a los medios de comunicación antes de empezar— habló de “nuestra Romería”. Recorrió la fiesta grande de Tomelloso, desde sus inicios y se detuvo en las 28 romerías que él mismo ha vivido. Sampedro mostro su intención de reivindicar que los más jóvenes no van estos días a Pinilla a beber “y ya está”. Para Sampedro significa un orgullo el ser Pregonero de la Romería, el cumplimiento de un sueño que tenía desde pequeño y que tienen todos los tomelloseros porque “queremos mucho a la Virgen de las Viñas”.
Y ya metidos en harina, en pregón, queremos decir, Sampedro unió su discurso a las estrofas del Himno a la Virgen de las Viñas y acompañó sus palabras con fotografías y vídeos referidos a la Romería. El periodista, que ofreció un pregón alegre y desenfadado, explicó en el preámbulo que tras recibir la invitación de la Hermandad para pregonar la Romería de este año, las dudas iniciales quedaron disipadas cuando recordó que “pase lo que pase, a la Virgen de las Viñas en la vida se le dice que no”.
Recordó el pregonero que este año la Virgen de las Viñas cumple 74 años y explicó, arrancando las risas de los asistentes, el avatar de nuestra Patrona, desde que el párroco Agustín Moreno Luján lo ideo hasta que la imagen de la Virgen de las Viñas llegó a Tomelloso, un 7 de septiembre de 1942. Y lo hizo, en tren, nada menos. Continúo con la epopeya de la construcción del santuario, en Pinilla, de la que su familia formó parte. Las primeras romerías —Sampedro se detuvo en la primera, la organizada por las mujeres, aquella que llovió lo que no está escrito—, que parecían un ir de quintería. Riadas de carros en dirección a Pinilla.
Sampedro repasó las crónicas periodísticas de aquellas primeras décadas romeras en las que nuestra fiesta grande no acababa de asentarse. Hasta que en 1959 se crearon premios de hasta 500 pesetas y diplomas para los vehículos engalanados. Continúo el pregonero con los chicos de la OJE, las majorettes y la mítica retransmisión en 1984 de la misa de la Romería (entre agua) de Televisión Española.
Y llegó a la de 1988, la primera que el pregonero vivió y a partir de ahí explicó al auditorio su experiencia, no solo con la romería, también con la Virgen de las Viñas. Unió nuestra Patrona a su vida familiar, personal y profesional. Sampedro tuvo un recuerdo para Ramón, su padre, que por problemas de salud no pudo estar en el acto. Dio las gracias a todos lo que le ayudaron a componer el pregón y animó a todos, tomelloseros y visitantes a ponerse de camino a Pinilla, a olvidar las penas y a pasarlo bien.
Una persona se hace humana a través de las otras personas
Juan Ignacio Martínez, el Mayoral 2016, recordó la emoción con la que recibió el nombramiento, confesando que solo le faltó llorar. Recordó los excelentes momentos vividos cuando fue presidente de la Hermandad y a las personas con las que compartió ese tiempo. Señaló su esperanza de poder cumplir, con alegría y humildad “el gran honor de ser Mayoral de este año”.
Recordó que en su época de presidente le ocurrieron “momentos muy especiales”, pero quiso evocar dos de ellos “que siempre me han marcado”. El primero, enormemente alegre, dijo, el nacimiento de su primer hijo, Nacho, hoy un hombre. El segundo de los recuerdos es más doloroso, el fallecimiento de su hermana María José al inicio de su mandato y, al final del mismo, el fallecimiento de su hija recién nacida María. “Virgen, tú sabrás la razón de estas circunstancias, yo no las entendía, pero he de decirte que del dolor me acerque muchísimo más a ti”.
Nacho Martínez contó “una pequeña historia”, la de un misionero que en África propuso un juego a los niños de una aldea. Puso una canasta llena de frutas y dijo a los niños que tras una carrera, el que llegase primero, se quedaría con todas. Los niños se cogieron de la mano y corrieron juntos, relataba el Mayoral, ya en la meta se sentaron todos para disfrutar del premio. Ante las preguntas del misionero de por qué habían corrido así, los pequeños respondieron “ubuntu”, y uno de ellos señaló “¿Cómo alguno de nosotros va a ser feliz si los demás están tristes”. El misionero tradujo aquello como “una persona se hace humana a través de las otras personas”. Martínez hizo profesión de su fe cristiana, recordando a los que sufren por causa de la religión.
El Mayoral invitó a todos a participar de la alegría de la Romería, a disfrutar, pero sin olvidar que “es por ti Madre Virgen de las Viñas esta fiesta”.
El broche musical lo puso el concierto lírico, dirigido por María Elisa Blanco. Después, en la glorieta de la iglesia, se degustó el tradicional zurra.
[justified_image_grid flickr_user=85117113@N04 flickr_photoset=72157667397997426]