Es nuestro producto estrella. Tomelloso, al igual que el resto de La Mancha, existe gracias al vino y a él deberíamos rendir culto. La gastronomía sin el vino tendría menos argumentos para ser un arte. La elección de un vino adecuado para un plato es una tarea muy difícil y no deja de ser algo muy subjetivo, pero hay unas normas básicas que ayudan a acertar. A la perfecta unión de un plato con un vino se le llama maridaje.
El maridaje perfecto consiste en que tanto el vino como el plato se realcen el uno al otro sin que domine uno de ellos más. Os daré ahora unas reglas básicas que guardan una lógica:
Los vinos blancos se toman antes que los tintos.
Entre dos blancos primero los más frescos y afrutados.
Si ambos vinos son del mismo tipo, primero los jóvenes y después los viejos.
Primero los secos y después los dulces.
En clima cálido los blancos y rosados son más agradables.
Las comidas fuertes con toques picantes, a vinagre, o mostaza necesitan de vinos con carácter para que su sabor destaque.
Son éstas unas reglas lógicas que, al igual que con la comida, parten del principio de ir abriendo el paladar poco a poco empezando siempre con sabores suaves. A partir de estas reglas se puede establecer una relación lógica de maridaje elemental:
Aperitivos: Cavas, vinos generosos (Montilla, Jerez, Manzanilla), blancos secos y vermús.
Sopas, cremas, consomés y gazpachos: Blancos suaves.
Arroces: Rosados, claretes y tintos suaves.
Huevos: Blancos suaves, rosados y tintos jóvenes.
Pescados y mariscos: Blancos secos y blancos afrutados.
Legumbres y estofados: Tintos con cuerpo y de crianza.
Carnes blancas: Rosados y tintos jóvenes.
Carnes rojas: Tintos con cuerpo, crianzas y reservas.
Asados: Tintos de crianza y reservas.
Quesos frescos: Blancos secos, rosados, claretes y tintos jóvenes.
Quesos curados, patés, jamón y embutidos: Vinos generosos, tintos de crianza, reservas,
Postres: Cavas, vinos generosos dulces y vinos de licor.
Nota: Cuando hablo de tintos con cuerpo me refiero a tintos jóvenes de varietales más potentes, y de los que tienen unos meses de roble sin llegar a ser crianzas.
Estas reglas básicas no son un catecismo, porque hay muchos más condicionantes, y el atrevimiento a veces puede darnos unos resultados inesperados pero, como ya he dicho en otras ocasiones con respecto a la comida, la experimentación tiene que ir acompañada de un conocimiento previo. También hay que tener en cuenta que cada plato es un mundo en sí, y que la elaboración del mismo nos sugerirá un vino concreto, además las distintas varietales del vino y sus características concretas (elaboración, origen, etc.) le dan unos matices diferenciales.
El mundo del vino es tan apasionante que, una vez que entras en el, te atrapa. Quisiera desde este pequeño espacio aportar mi granito de arena para difundir una cultura ancestral, que además es el sustento económico de la Mancha.
En siguientes artículos os seguiré contando cosas sobre el vino y os daré unos conocimientos básicos para iniciaros en este mundo tan apasionante. Espero que estas reglas básicas os ayuden a ser los anfitriones perfectos, porque la regla más general es aquella que dice que la comida y el vino saben mejor en buena compañía.
Esta vez os lo digo en francés: BON APETIT!