jueves, 4 diciembre, 2025

Yo tuve el ombligo frío

El extinto Cuerpo Municipal de Solteronas Raja-balones, por F. Navarro

Glass aporrea el piano melancólicamente, con insistencia y denuedo. A horcajadas, como queriendo pulsar todas las teclas a la vez con los diez dedos....

Casi un fratricidio, por F. Navarro

Un memorialista es el que gobierna un memorial, que viene a ser dónde se apunta algo. La memoria es fuente de dolor, decía un...

La confianza y las artes en la estepa manchega, por F. Navarro

Los chinos por regla general suelen ser mucho más mesurados que los manchegos. En todas sus apreciaciones acostumbran a decir que hay siempre tres pun

El sudor es amargo, pero menos que las lágrimas, por F. Navarro

Pese a lo que se diga, la naranja es una fruta de invierno. El verano es una época catártica de fuego y purificación pero...

Juanito el pródigo y las inyecciones, por F. Navarro

Juanito López Rebollo, socio del casino, un día que estaba a gusto a fuerza de palomitas de anís “La Tomellosera” —y encima le habían...

Doña Fabiola y la báscula, por F. Navarro

Doña Fabiola gastaba gafas de esas de culo de sifón. Le daban un aspecto extraño, como de un ser de otro planeta. Luego, cuando...

A propio riesgo (recordando a Onetti) por F. Navarro

Hay películas en las que no sale John Wayne, no son mejores ni peores: sólo son distintas; también hay escritos que no son de...

“Hoy, en la caseta 25, firma ejemplares el Ilustre señor Corcuera”, por F. Navarro

Un sábado de hace ya varios años acudimos a Madrid, a la feria del libro. Firmaba ejemplares Javier Sanz. Uno estará pocas veces tan cerca...

El crimen de Afonso, por F. Navarro

En Gante, ya lo he contado varias veces, hay tres torres, la Iglesia de San Nicolás, la torre de Belfort y la catedral de San Bavón

Acuarelas, por F. Navarro

Este Domingo de Ramos, cargado de tristeza, malos recuerdos e impotencia, el tiempo acompaña, el sol se impone y la gente se ha echado...

La verdad del barro, por F. Navarro

El protagonista de este relato es (porque lo decimos nosotros) un hombre sereno y taciturno. Vive al lado de Juan de Mata Ortiz, aquel que su padre gano los juegos florales de Villafranca de los Caballeros. También linda con Marciano Sandoval Azcárate, maestro jubilado, al que su mujer dejó en los años cincuenta por el inspector, se conoce que buscando ascender en el gremio del maestrazgo nacional. Este Marciano desde que está emérito y, sobre todo, por no aburrirse se dedica a la pleita con denuedo. Hace serijos, forra bombonas y construye molinos, con aspas y todo.

Miré los muros del Facebook mío, por F. Navarro

Apabulla y conmueve ver los muros (si un tiempo fuertes, ya desmoronados, que dijese el poeta) de Facebook. Sobre todo esos gráficos con frases que intentan enmendarle la plana a todo el orbe

El boniato sabe a niñez, por F. Navarro

Casi acabadas las navidades. Sólo falta San Antón. El egipcio barbado es el epílogo de las Pascuas por estas tierras del Señor. Hogueras como protección de las caballerías.

La fin del mundo, por F. Navarro

El Armagedón que vendrá, si acaso viniera, no será el primero anunciado. El último supuesto apocalípsis estaba programado para hoy, pero hace dos años, en el 2012. Marró, como se ve a simple vista y venía de la parte los mayas. Uno no sabe de cierto quienes son, incluso duda si son mexicanos, hondureños o guatemaltecos. Además, con calendarios redondos no se puede predecir nada, cualquier cosa que no sea un taco de hojas en la pared (con historias por detrás) o el Calendario Zaragozano (El firmamento), que fundase don Mariano Castillo y Ocsiero, no augura ni tan siquiera el oraje de esta tarde. Y mucho menos la apoteosis final. Eso espero.

Certezas, para entrar en calor, por F. Navarro

Uno tiene en la recolección de la aceituna su “memento mori”, los cuatro o cinco días que nos toca darles zurriagazos a los olivos nos asientan los pies en la tierra. De ahí, del terreno, nunca se deben de apartar, ya lo decía Miró, el pintor, hay que sentir la tierra bajo los pies. El invierno es, algunas veces, desconsuelo y, a ratos, desaliento

El cuadro, por fin. Por F. Navarro

Un excelente amigo nos recomienda, como siempre con buen criterio, ir al Palacio Real, a la inauguración del cuadro de Antonio López García (como se d

El profesor Villasevil y el periodismo, por F. Navarro

Esta mañana, hace unas horas como quien dice y gracias a las maravillas del teletransporte, mientras paseaba por las recoletas calles del Madrid de los Austrias —actividad que te recomiendo adelantado lector, sólo has de poseer la máquina adecuada y el estado de ánimo preciso para desmenuzarte en moléculas y volver a juntar tus átomos en la calle del Codo del rompeolas de las Españas, pongo por ejemplo—

La memoria es fuente de recuerdos, por F. Navarro

Yo no nací en casa del abuelo. A la casa del abuelo le llamábamos “casa de la abuela”. El abuelo se cubría la cabeza con una boina negra para salir a la calle. El abuelo tenía otra, grisácea, del color de ala de mosca, ajada y capada, para estar en casa. El abuelo habría muerto antes de salir a la calle con una boina sin rabo.

Adivinando el oraje, por Francisco Navarro

Recurrentemente en estas cuartillas electrónicas decimos que la climatología es una reiterada excusa reiterada para cuando no se tiene nada que decir, o por el contrario, se tiene mucho que callar

Comprando en los chinos, por F. Navarro

Una tarde de sábado. Veraniego, bochornoso. Tras media escasa de siesta, siente el cerebro embotado, aturdido. Odia al resto del género humano. Un fin de semana de bricolaje. Tal vez haya cosas peores, pero pocas

Porristas, por F. Navarro

La Policía Local de Tomelloso, de antiguo nombrada cómo Guardia Municipal y también por el acrónimo, GMT, es universalmente conocida gracias a don Francisco García Pavón, escritor preclaro, licenciado en Filología Románica, maestro de escuela, bibliotecario y catedrático de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, que vino a nacer en el número once de la calle de la Independencia de esa ciudad.

Jaraíces, por F. Navarro

En casa de la abuela transformaron el antiguo lagar en habitación de estar, con un fuego. A la pieza le seguían llamando el jaraíz y al nuevo molino de uvas construido al lado, en lo que fue la cuadra, también, esto provocaba confusiones. Como casi todo en esta vida

El matón, por F. Navarro

Uno anda desangelado y frío con respecto a la escritura, pasan los meses y somos incapaces de juntan una frase con un mínimo de gusto. O engarzar una historia por nimia y pequeña que sea, las palabras bullen en el magín todas juntas, pero este que escribe es incapaz de colocarlas, de darles forma y sentido. Pero bueno, cojamos los ramales de la escribanía, a ver dónde nos conduce.

La letra del calero, por F. Navarro

Era alto y rubio cómo una aguardentosa copla cantada por Concha Piquer. Se cubría la cabeza casi siempre con boina, en ocasiones especiales con sombrero: un fedora gris oscuro. Vestía blusón y tenía unas manos grandes y confortables.