martes, 16 diciembre, 2025

España pierde un 46 % del consumo urbano de agua por evaporación de embalses, según un estudio

Supone un impacto económico anual estimado de 800 millones de euros

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España pierde cada año un 46 % del consumo urbano de agua por la evaporación de los embalses, lo que supone un impacto económico anual estimado de 800 millones de euros, según una investigación, que prevé que, en 2100, se podrían perder hasta 2 de cada 10 litros almacenados.

Esta es una de las conclusiones del estudio realizado por investigadores de las Universidades de La Rioja (UR), de las Islas Baleares y del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIF), quienes han publicado un artículo en la revista ‘Earth’s future’ sobre esta investigación.

La UR, en una nota, ha detallado este martes que España todos los años pierde el 10 % del volumen total de agua embalsada en sus infraestructuras hídricas, un porcentaje que representa unos 2.000 hectómetros cúbicos, un volumen que permitiría satisfacer el 46 % del consumo del consumo urbano español.

Este artículo alude a que es necesario integrar el impacto de la evaporación en la planificación hidrológica y los marcos de gestión del agua para tener en cuenta las pérdidas de agua ocultas de los embalses, especialmente en un contexto climático de calentamiento acelerado como el actual.

La investigación analiza las tendencias históricas, la atribución causal y las proyecciones futuras de las pérdidas asociadas a la evaporación en 362 embalses españoles, que representan el 94 % de la capacidad de almacenamiento del país.

Apunta que, entre 1961 y 2018, la evaporación de los embalses en España ha crecido a un ritmo de 27,7 hectómetros cúbicos por año, lo que supone una pérdida total aproximada en ese periodo de 114.000, volumen equivalente al que generan todos los ríos de la cuenca del Ebro en una década.

Además, el trabajo proyecta que, hasta el año 2100, esa evaporación crecerá un 35 %, impulsada por el calentamiento global, por lo que las pérdidas evaporativas a finales de siglo se acercarán a los 3.000 hectómetros cúbicos anuales, lo que supondría perder hasta 2 de cada 10 litros almacenados; mientras que ahora se pierde 1 de cada 10, ha precisado.

Vinícola de Tomelloso

Por cuencas, las del Guadiana, Tajo, Ebro y Duero se perfilan como las más vulnerables por su gran capacidad de retención y por el incremento de las temperaturas; y las pérdidas por año proyectadas oscilan entre los 600 y los 700 hectómetros cúbicos.

Los embalses han sido una infraestructura fundamental para el desarrollo agrícola, energético e industrial y, en seis décadas, la superficie irrigada ha pasado de 1,8 millones de hectáreas en 1960 a 3,7 en 2018.

El estudio también detalla que el abastecimiento del regadío consume actualmente cerca del 80 % del agua disponible embalsada.

La construcción de embalses es el principal factor del incremento de la evaporación, dado que, según el artículo, ha tenido un efecto 22 veces mayor que los cambios del clima.

Almacenar agua implica su pérdida

Los investigadores revelan en su artículo lo que denominan ‘paradoja hidrológica’, en referencia a que «almacenar agua implica su pérdida».

En los últimos 20 años, las pérdidas por evaporación superaron los 2.600 hectómetros cúbicos anuales y la evaporación se ha convertido en un componente estructural del balance hídrico nacional, que ha sido ignorado en la planificación hidrológica, ha añadido.

ECOEMBES

Ello implica que, dada la topografía de los embalses, cuanto más se llenan, mayor es la superficie de la lámina de agua que queda expuesta y actúa como un intercambiador directo con la atmósfera.

La investigación señala que el modelo tradicional, basado en aumentar la capacidad de almacenamiento para hacer frente a las sequías, se revela ineficiente en un clima más cálido y seco, donde la demanda evaporativa de la atmósfera crece sin cesar.

También subraya que las estrategias de mitigación son críticas y deben centrarse en optimizar las operaciones de los embalses, adoptar tecnologías innovadoras de reducción de la evaporación y promover prácticas eficientes en el uso del agua.

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