La inminente confluencia de izquierdas que habrá de cristalizar en el corto plazo en Castilla-La Mancha de cara a pedir el voto en las elecciones que se celebran dentro de 100 días está ya inmersa en el diseño de una campaña electoral que, en todo caso, necesita primero ver cómo cristaliza la suma de fuerzas, bajo qué marca se asienta, quién se hará la foto del cartel electoral, qué forma se adopta en cada una de las plazas municipales y hasta de qué color será la papeleta.
A falta de conocer estos titulares, los dos principales partidos que capitalizarán este particular ‘holding’ electoral, Podemos e Izquierda Unida, van teniendo claro cómo van a dar los siguientes pasos durante las próximas doces semanas antes de que haya que pedir formalmente el voto.
En las últimas semanas se han dejado ver algunas discrepancias, como la sugerencia de Podemos de derrocar a Emiliano García-Page si hipotéticamente la confluencia fuera bisagra para un gobierno socialista, que no acabó por ser compartida por Izquierda Unida.
Incluso, por el momento, los dos líderes de estas formaciones, José Luis Gascón y Juan Ramón Crespo, se han ofrecido formalmente a ser el candidato a la Presidencia de Castilla-La Mancha.
PODEMOS: PROPUESTAS ATREVIDAS Y GANARLE ESPACIO DE IZQUIERDA A PAGE
Hablar de futuro frente al pasado, al que colocan como símbolo al actual presidente; y abordar la situación y la mejora de la sanidad y la educación públicas, la vivienda, la situación y el protagonismo de los jóvenes para ese cambio formarán parte de ese argumentario.
Según apuntan fuentes de Podemos, se trabajará en la didáctica de conceptos como la no reversión de los recortes del PP por parte del gobierno del PSOE, la aparición de nuevas privatizaciones, el peso que han ganado las macrogranjas y el abandono de políticas de juventud.
Como antítesis, el partido morado habla de que la confluencia, capitalizada por IU y ellos mismos, tendrán un candidato con las ideas claras en cuanto a las medidas más urgentes a tomar en el caso de conseguir representación parlamentaria que pueda ser clave.
El objetivo de la campaña será reforzar el voto a la suma de fuerzas de izquierdas, ya que a 12 semanas de la pegada de carteles se sienten a un puñado de votos de conseguir regresar al Parlamento y recuperar la confianza del electorado que se decantó en 2015 por una opción más a la izquierda del PSOE.
Con estas premisas, el mensaje principal de campaña es el cambio progresista, que ha de pasar por un gobierno de coalición Podemos-PSOE con una Presidencia de izquierdas.
IU: CARA A CARA, BOCA A BOCA Y MÚSCULO MUNICIPAL
Por la parte de IU, aseguran fuentes de la formación a esta agencia que el trabajo será a pie de calle, cara a cara y boca a boca, ya que no son una organización que se base en grandes medios o eventos para poner en marcha su particular campaña.
Exhibiendo músculo municipalista, entiende IU que para lograr más cercanía es preferible asumir una campaña que huya de grandes carteles o actos y que se centre en hablar directamente al vecino cada uno de los 100 días que restan hasta abrir las urnas.
Así, los pasos a dar a partir de ahora girarán en torno a la cercanía y el uso de las redes sociales para comunicar, otra de las armas a la que quieren sacar brillo para contrarrestar el poder de los grandes partidos.
El principal instrumento será para todo ello la propia militancia, intentando ilusionar al electorado desde el trato más personal, algo que solo es posible según su doctrina a través de unos simpatizantes concienciados de la importancia del proceso electoral.
Izquierda Unida quiere ser alternativa, con mensajes que se centrarán en proponer una verdadera industrialización que dé respuesta a las necesidades laborales de la Comunidad Autónoma; apuntalar derechos como la vivienda a través planes estratégicos y textos legislativos; o fomentar la igualdad «de una manera real y no propagandística».
