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sábado, 21 diciembre
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El sabinar de Tamajón, un espacio «maravilloso y enigmático» en Castilla-La Mancha

Una oportunidad para viajar dentro de la región y conocer un espacio rocoso y arbolado

ADEL Sierra Norte, la asociación para el desarrollo local de esta parte de la provincia de Guadalajara, promociona el sabinar de Tamajón, como un «ecosistema invernal de oportunidades».

En nota de prensa, dicha asociación destaca que en dicha localidad el visitante encontrará durante los meses de invierno un espacio «maravilloso y enigmático», en el que una de sus protagonistas, la sabina, ofrece la posibilidad de supervivencia a muchos seres vivos.

«El paisaje del páramo rocoso y arbolado nos transporta a tiempos remotos y una mezcla de soledad y frío hará estremecer el cuerpo de cualquiera», ha destacado la asociación.

Aunque la convivencia entre especies no es mala, las sabinas centenarias están quedando relegadas poco a poco en este pulmón verde, ante un mayor avance del encinar y del enebral, que ecológicamente gozan de mejor salud y se encuentran en una etapa de clara progresión.

«Existen ejemplares de gran porte que hacen que el paisaje adquiera mayor belleza e interés para el visitante. Sus troncos retorcidos por el paso del tiempo y a veces, sus caprichosas formas, añaden encanto y misterio a la zona, activando la imaginación sobre los orígenes de este bello lugar», han destacado desde ADEL Sierra Norte.

Las bayas o frutos de la sabina llamadas arcéstidas o gálbulos, son uno de los escasos recursos alimenticios disponibles para muchas especies de aves, especialmente para las que deciden pasar el invierno en el sabinar.

Dichas especies pertenecen principalmente al género Turdus, como son el zorzal común (Turdus philomelos), el zorzal alirrojo (Turdus iliacus), el zorzal charlo (Turdus viscivorus) y el más escaso zorzal real (Turdus pilaris), además del frecuente y más conocido por todos, mirlo común (Turdus merula).

«Estas especies además de alimentarse con los frutos, ejercen una muy importante función de diseminación de semillas, lo que hace que se puedan transportar a otras zonas. De esta manera colaboran a la distribución de las especies vegetales, y en especial, a la supervivencia de la sabina», han explicado.

Pero no solo se encuentran zorzales y mirlos, sino que otras especies como el picogordo (Coccothraustes coccothraustes), el verderones común (Chloris chloris), el gorrión chillón (Petronia petronia) y el arrendajo euroasiático (Garrulus glandarius).

Las diferencias interanuales en la fructificación de las sabinas y de los enebros, que también disponen de frutos similares, condiciona enormemente la cantidad de aves invernantes en la zona. De esta manera se demuestra de una manera cristalina la estrecha relación que existe entre la disponibilidad de alimento y la presencia de aves.

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