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domingo, 22 diciembre
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Respeto y educación, los límites de la libertad de expresión. Por Rosana Güiza

No estoy de acuerdo ni me parece bien que un tribunal haya condenado a un rapero a tres años y medio de cárcel por enaltecimiento de terrorismo, injurias al Rey y amenazas. Tampoco estuve de acuerdo (y si lo estuve, ahora me retracto) en que un juez mandara a prisión a unos titiriteros por ensalzar a ETA. Que una joven estudiante -¿o quizás debería decir estudianta?- fuera condenada a un año de prisión por hacer chistes sobre Carrero Blanco me parece inadmisible. Que se hayan retirado de ARCO unas fotos pixeladas cuyo título es “Presos Políticos” me parece una tontería como un castillo, y no porque se haya retirado, sino porque a “eso” se le considere una obra de arte. Es que ahora llamamos cultura y arte a cualquier cosa, hasta a esas letras infames.

No deja de sorprenderme que los que más alzan la voz sean los que se autodenominan “gente de la cultura”. Creo que la cultura y el arte son otra cosa y dista mucho de desear la muerte, insultar o reírse de las desgracias y males ajenos. Eso no es cultura, eso es bazofia que proviene de seres llenos de odio y no de arte. ¡Que no!, que no estoy de acuerdo con esas condenas. Estoy a favor de la libertad de expresión y por ello en contra de esas penas de cárcel. Eso sí, con haberles puesto una buena multa a pagar a los agraviados, hubiera sido suficiente. Reitero que estoy a favor de la libertad de expresión, pero no de la falta de respeto y la falta de educación. Puedo ser anarquista, comunista o republicana, pero eso no quita que no sea educada y que no respete las ideas de los demás y a  estos condenados que, además de arte, les falta mucha educación y respeto. Estoy segura de que debe haber otras maneras de luchar contra el sistema y contra lo que no te gusta pero, en estos casos, la inteligencia tira por el camino fácil.

Es curioso que esa “gente de la cultura” que ahora critica estas sentencias -yo, que no soy de la cultura, también las critico- no criticaran en su momento el texto presentado por el PSOE sobre la Ley de Memoria Histórica donde se contemplan penas de hasta cuatro años de cárcel para quienes “justifiquen por cualquier medio de expresión pública o de difusión, el franquismo”. En este asunto me faltan voces en alto. Si exigimos libertad de expresión para aquellos que se alegran de la muerte de policías, guardias civiles y ciudadanos de a pie y que desean la muerte del Rey, también debemos exigir la misma libertad para aquellos a quienes el dictador les pareció bueno, -cosa por otro lado difícil de entender-, pero bueno, ahí radica el libre pensamiento y de ahí emana la libertad de expresión.

Vamos, que lo mejor sería que cada uno pensase lo que le diese la gana y que dijese también lo que le apeteciese, eso sí, con educación y sin faltar al respeto, y nos ahorraríamos tanta tontería que tanto nos escandaliza.

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