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viernes, 22 noviembre
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«Nuestra recompensa es lo que el público siente en el cine con nuestro trabajo»

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Pablo Perona, de Tomelloso, es técnico de efectos especiales. Viendo E.T. decidió que se quería dedicar a eso. Estudió en la Escuela de Artes de Tomelloso. En el 2000 se traslada a Madrid, comienza su carrera al frente del departamento de maquillajes especiales de una empresa dedicada a la escenografía.

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En 2004 se traslada a Barcelona para trabajar exclusivamente como técnico de efectos especiales de maquillaje freelance para DDT SFX en películas como El Laberinto del Fauno —que obtuvo el Oscar al mejor maquillaje en 2007—, Celda 211 o Ágora. En 2009 obtiene el prestigioso título Dick Smith´s Advanced Professional Make-Up Course y en este mismo año funda May Effects.

Ha trabajado en un centenar de spots publicitarios y en más de una cincuentena de largometrajes tanto nacionales como internacionales.

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Pablo siempre quiso dedicarse a esto. «Desde pequeño me gustaban los efectos especiales, no sabía cómo se hacían pero me gustaban las películas de miedo y terror. Tras el colegio me matriculé en la Escuela de Arte, allí aprendí mucho. Me puse a hacer cosas por mi cuenta, en casa, con revistas que compraba y la poca información que me llegaba. Hasta que me fui a Madrid a buscar trabajo, lo encontré en una empresa, encargándome del departamento de los maquillajes especiales. Estuve cuatro años, hasta que la empresa más importante de España de maquillajes especiales me propuso trabajar con ellos… y desde el año 2004 llevo viviendo en Barcelona. En el año 2009 dejo esa empresa y monto la mía propia, May Efects, que ahora empezamos a ser más conocidos y a hacer cosas más importantes».

El oficio de Pablo tiene mucho de manual, de artesanal, suponemos desde nuestro desconocimiento absoluto. «Es una profesión completamente artesanal, no partimos de nada que esté hecho, las herramientas que utilizamos son nuestras manos. Hacemos moldes, modelamos, maquillamos… A día de hoy hay algunas técnicas más mecanizadas pero que tienen que ver más con el ordenador, con el diseño y con la forma de hacer los prototipos que luego vamos a utilizar».

Puede parecer que el aprendizaje del oficio tenga algo de gremial, pero ya hay estudios reglados, «Hay un ciclo medio y otro superior —que llevarán cuatro o cinco años— de caracterización en el que se dan todas las fases del maquillaje: peluquería, maquillaje social, de belleza, hasta un poco de caracterización y efectos de maquillaje. Pero lo que se da en las aulas tiene poco que ver con lo que se hace en los talleres. La mejor forma de aprender esta profesión es trabajar en los talleres».

Suponemos que debe ser un trabajo agradecido. «Es agradecido. Tiene mucho de motivación y creatividad, pero el día a día te enseña que es igual de sacrificado que otro trabajo. Nuestra recompensa es cuando vamos al cine. Después de un año de acabar una película cuando te acercas a una sala a verla y ves la reacción del público ante tu trabajo. Lo que la siente gente, esa es tu recompensa».

Antiguamente —nosotros ya vamos teniendo un bagaje— los efectos especiales formaban parte de la película, ahora parece que sean más importantes que la misma historia, pero eso está cambiando, nos dice Pablo. «Desde los 90 hasta hace poco, porque la cosa está cambiando, se hacían películas basadas en los efectos especiales. Se vendían por ellos. Eso hizo mucho daño ya que hizo que se abarataran mucho los costes. Desde hace un par de años eso está cambiando y se apuesta por que los efectos sean más pequeños y de calidad. Hay directores que tienden a hacerlo todo físico, dejando de lado los ordenadores y con suficiente presupuesto para hacerlo bien aunque sea pequeño».

Y claro, hay que hablar del Oscar por “El laberinto del fauno”, nuestro lectores no nos lo perdonarían…«En año 2007 pertenecía a una empresa que tuvimos el honor de recibir el Oscar al mejor maquillaje de efectos especiales por “El laberinto del fauno”. Dos años antes, un equipo de quince personas, estuvimos haciendo los maquillajes, todo lo que incluía la película de monstruos, efectos de sangre, personajes. Fue muy complicado. Éramos un equipo muy joven, con cierta experiencia, pero no a ese nivel. Pero tuvo su recompensa. Dos años después en el 2007, todo ese esfuerzo se vio recompensado con el Oscar. Éramos quince personas y cada uno hicimos lo que pudimos. Tuve el honor de estar en la ceremonia».

Nos parece tan vasto el campo en el que se mueve Pablo, que pensamos que debe haber especialidades, por ejemplo, que el alíen salga del pecho de un astronauta. «Somos, aprendices de mucho y maestros de nada. Nuestra profesión aglutina muchas disciplinas, escultura, moldes, maquillaje, mecanismos, diseño… y todo eso en España trabajamos así, todos tenemos que tener todo esos conocimientos. En EE UU están más especializados. Intentamos llegar con los pocos medios que tenemos a lo que nos piden. Profesionalmente no nos cerramos a nada, hemos hecho comedia romántica, terror… de todo».

Estamos seguros de que en cada escena de una película hay efectos especiales. «Hay que distinguir tres clases de efectos especiales, mecánicos, de maquillaje y visuales. Nosotros hacemos efectos especiales de maquillaje, que son todos lo que tengan que ver con un actor».

Bogas Bus

Envejecer, rejuvenecer, heridas…«Eso, o un trozo de un cuerpo, o un monstruo… Todo lo que sea ficticio, en el cine no se puede matar animales, pues un animal muerto, o un cadáver».  

Y ¿en quién se fija Pablo Perona? «En Red Baker, que hizo “Gorilas en la niebla” o los “Gremlins”. Por otro lado, en Steve Johnson que hizo “Golpe en la pequeña China”, entre otras».

Nos interesan los trabajos de Pablo Perona con su empresa. «Con May Efects llevamos cinco años y estamos empezando. En noviembre estuvimos haciendo “Exodus” de Ridley Scott en Almería; hemos hecho una peli para Estados Unidos, “Oliver’s Deal”; hace poco estrenamos “Tres bodas de más” y poco a poco vamos haciendo cosas».

Y los que hizo cuando era un “currito”. «Así relevantes, “El laberinto del fauno”, “Ágora”, “Hellboy 2”, “Celda 911”…»

Torre de Gazate Airén

Pablo deja colegir por la pasión que transmite que es feliz con su trabajo «Sufriendo mucho, pero sí, soy feliz».

Y lo más cercano en el tiempo «Hemos hecho en noviembre una campaña de Vertis Seguros, sobre cuentos clásicos. El 2 de febrero, además mi cumpleaños, estamos nominados a un Gaudí por “Los últimos días” y el 17 de enero sabremos si estamos nominados a los Goya con “Tres bodas de más”».

Le deseamos mucha suerte y mucho trabajo a Pablo.

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