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domingo, 24 noviembre
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Conociendo la ansiedad

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Ayer, uno de nuestros pacientes llegó a sesión algo inquieto por una situación que había vivido y que no era capaz de comprender. Nos dice que la semana anterior tuvo una entrevista de trabajo. Acaba de terminar sus estudios de formación profesional, y optaba a un puesto en una buena empresa. Afirma que todo iba bien hasta el momento en que entró en el despacho del entrevistador y éste le estrecho la mano. J. lo verbalizaba de la siguiente manera: “Estaba sudando muchísimo y me sentí tan avergonzado. Me notaba el corazón y me temblaban las palabras, normal cuando estas nervioso, pero sudar de esa manera es algo que, todavía hoy, no soy capaz de comprender porqué me pasó…”.

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Lo que le ha sucedido a J. es algo muy frecuente, es una de las muchas manifestaciones de la ANSIEDAD.

La Ansiedad es una sensación que todos podemos experimentar, es algo normal en el día a día de las personas, y aparece frente a situaciones diversas para informarnos que debemos prepararnos para la acción o la huida. Es nuestro sistema de alerta ante amenazas.

Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, con el fin de que pongamos en marcha las estrategias necesarias para evitar este riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo de manera adecuada. Por ejemplo, nos ayuda a estudiar si estamos frente a un examen, estar alerta ante una cita o una entrevista de trabajo, huir ante un incendio, etc.

La ansiedad puede manifestarse de diversas formas, pero todas ellas encajan en lo que en psicología llamamos “El Triple Sistema de Respuesta de la Ansiedad”:

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1. SISTEMA DE SÍNTOMAS SUBJETIVOS, COGNITIVOS O DE PENSAMIENTO: Inseguridad, miedo, anticipación de peligros o amenazas, dificultad de concentración, atención y memoria, dificultad para tomar decisiones, preocupación excesiva, miedo a perder el control, pensamientos negativos continuos (“No valgo todo lo que valen los demás”, “tengo poca experiencia, lo voy a hacer mal”, “siempre me salen mal las cosas, esta vez será igual”), etc.

2. SISTEMA DE SÍNTOMAS FISIOLÓGICOS O CORPORALES: Síntomas cardiovasculares (taquicardia, pulso rápido, tensión arterial alta, accesos de calor), Síntomas respiratorios (sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial, opresión torácica), Síntomas gastrointestinales (náuseas, vómitos, «nudo» en el estómago, diarrea, aerofagia, molestias digestivas), Síntomas genitourinarios (micciones frecuentes, enuresis, eyaculación precoz, frigidez, impotencia), Síntomas neuromusculares (tensión y rigidez muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza tensional, fatiga excesiva, cansancio), Síntomas neurovegetativos (sequedad de boca, sudoración excesiva, sensación de mareo e inestabilidad) y otros síntomas como alteraciones del sueño, la alimentación y la respuesta sexual.

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3. SISTEMA DE SÍNTOMAS MOTORES U OBSERVABLES: Hiperactividad, dificultad para estarse quieto y en reposo, hipervigilancia, estado de alerta, impulsividad, paralización motora, bloqueos, movimientos torpes y desorganizados, tartamudeo y otras dificultades de expresión verbal, conductas de evitación, cambios en la expresividad corporal y el lenguaje corporal (posturas cerradas, rigidez, movimientos torpes de manos y brazos tensión de las mandíbulas, cambios en la voz, expresión facial de asombro, duda o crispación) etc.

Lo más frecuente es que uno de los sistemas predomine sobre los demás. Esto suele depender de rasgos específicos de cada persona y de sus estilos de afrontamiento predominante. En el caso de J., le sudaban las manos, tenía taquicardia… En él predomina el sistema fisiológico, aunque también nos cuenta que le “temblaban las palabras”, lo cual pertenecería al sistema de síntomas motores.

En casos de ansiedad normal se experimentan pocos síntomas, normalmente de poca intensidad, poca duración, y son poco incapacitantes.

La ansiedad normal y proporcionada, así como sus manifestaciones, no pueden ni deben eliminarse, dado que se trata de un mecanismo funcional y adaptativo. Nos sirve para acordarnos de mirar a un lado y a otro antes de cruzar la calle, coger un paño antes de tocar la cacerola que está en un fuego, etc. Estos son ejemplos de cómo la ansiedad influye sobre nuestra conducta de forma positiva.

Pero cuando la ansiedad supera unos límites, se convierte en un problema de salud, impidiendo el bienestar e interfiriendo significativamente en las actividades de la vida cotidiana, familiares, sociales, laborales o intelectuales. Aparece una ansiedad desadaptativa: es excesiva, inapropiada y dificulta nuestro rendimiento y adaptación al medio.

La mejor manera de llevar a cabo nuestras tareas diarias es aliarnos con la Ansiedad. Sabiendo que en bajas dosis y poco duradera nos permite hacer mejor las cosas y estar mejor preparados para afrontar eventos nuevos. Solo debemos aprender a controlar sus diversas manifestaciones. Para ello, podemos aprender técnicas tan prácticas como el control de la respiración mediante el diafragma, autoinstrucciones positivas, relajación muscular, etc. cada una de ellas elegida en función del sistema de respuesta de Ansiedad que predomine en cada persona.

O-PSIgeno Centro de Psicología (Madrid)

Ana Martín Hernández

Ana Gómez Mensayas

Alicia Pérez González

Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulouse
Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulousehttps://aliciaperezpsicologia.com/
Alicia Pérez, Psicóloga y Master en Terapia de pareja y sexualidad, con consulta de psicología en español en Toulouse
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