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lunes, 23 diciembre
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El frío de la soledad

El frío de la soledad

«Llorar por la miseria de los demás no significa solo compartir sus sufrimientos, sino también y sobre todo, tomar conciencia de que nuestras propias acciones son una de las causas de la injusticia y la desigualdad». (Papa Francisco en el Foro Económico Mundial de Davos.)

Sí, es verdad, este invierno como casi todos los inviernos ha sido duro, muy duro. Hasta aquí nada nuevo que reseñar, es lo que toca por estas fechas. Y esta sociedad que tiene previsto casi todo, digo casi, a nivel legal, las bajas temperaturas la han obligado a activar los protocolos establecidos en estos casos para auxiliar a aquellas personas que no tienen un techo donde cobijarse. “Servicios mínimos de mantenimiento humanitario” en cajeros o portales donde los sin techo se cobijan. Hasta aquí todo “casi” correcto y una vez más digo “casi”.

¿Qué faltaría entonces para lograr eliminar a este incómodo adverbio que denota insuficiencia? Pues algo que siendo muy sencillo de escribir, resulta tremendamente difícil de corregir ya que supone un compromiso muy profundo y continuo, no circunstancial y somero, un giro de ciento ochenta grados en la visión que han de tener tanto la ciudadanía como los poderes públicos hacia los empobrecidos, los sin techo, aquellos que no cuentan, los últimos socialmente hablando: EL FRIO DE LA SOLEDAD.

El frío climatológico pasará…llegará la ansiada primavera, luego vendrá el estío con sus días de caluroso sol…pero el frío de la soledad seguirá existiendo en las vidas y en los corazones de esas personas. Para entonces ya no habrá protocolos que seguir, porque el riesgo de morir congelado no estará presente. Sin embargo los que dedican sus vidas a acoger a los más necesitados, a los ignorados, saben que a pesar de hacer calor, mucho calor y alegría en el ambiente, los corazones de treinta y cuatro mil personas en España siguen muriendo de frío, del frío de la  incomprensión, de la marginación, del anonimato, de la invisibilidad…de la soledad. Un frío que no cesa ni un solo día del año aunque el sol brille en el horizonte.

Esta sociedad que funciona a golpe de noticia de manera recurrente, las tiene reservadas para cada época del año. En invierno toca concienciar a la ciudadanía de los peligros de las nevadas, del frío y de sus nefastas consecuencias. Cuando dejan de ser noticia, los problemas parecen no existir. Lo que no se publicita, lo que no se recuerda, no existe. Es la manera infantil de mantener en la memoria de la sociedad algo que no acaba de prender en las conciencias y en los corazones de quienes la componen.

El Secretario General de Cáritas Española, Sebastián Mora, advierte en estos días de que, si bien todos los índices económicos parecen mejorar…la pobreza sigue también en aumento. Triste paradoja, incalificable paradoja. La pobreza sigue siendo pues una importantísima asignatura que la humanidad aún no ha superado, manteniéndola por tanto incapacitada para ejercer como una verdadera  sociedad de justicia y mucho menos como comunidad de amor.

Fermín Gassol Peco

Director Caritas Diocesana de Ciudad Real

 

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