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sábado, 27 abril
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La magia del roscón de Reyes: un vistazo al proceso artesanal

En plena época navideña, y entre tantos dulces y polvorones, los roscones de Reyes se destacan como una de las delicias más esperadas y populares

En plena época navideña, y entre tantos dulces y polvorones, los roscones de Reyes se destacan como una de las delicias más esperadas y populares. Su preparación comienza incluso antes de la propia Navidad, donde los artesanos de las pastelerías se dedican a crear estas obras de arte culinarias.

En pleno centro de Tomelloso, en la Panadería J. Sánchez, el 2 de enero se convertía en una fecha importante para la elaboración de los roscones, ya que el pasado martes marcaba el inicio de una campaña intensa que dura hasta el Día de Reyes.

Pero, ¿cómo se prepara un roscón de Reyes? Sin duda, con dos ingredientes clave: precisión y paciencia. En cuanto a su elaboración, se inicia con la preparación de una «esponja», una mezcla de harina, agua, huevos y azúcar. A esta base se le añaden ingredientes como harina de gran fuerza, mantequilla, más huevos, aceite, azúcar, ron y levadura. El amasado es un paso crítico, cada lote produce aproximadamente entre 120 y 130 roscones grandes y unos 220 pequeños.

Comienza entonces la fermentación, que es lenta y meticulosa, un proceso que toma alrededor de tres horas y media desde el amasado hasta que el roscón sale del horno. Este tiempo permite que el roscón adquiera su sabor y textura únicos. Una vez horneados, los roscones se decoran con originalidad, se bañan en almíbar y se adornan con cacahuetes, almendras y frutas variadas.

El equipo de la panadería tomellosera que está detrás de estos roscones es tan diverso como sus sabores. Desde el amasado, realizado por un auténtico experto, hasta la decoración final en la pastelería, donde un equipo de cinco personas se encarga de cada paso del proceso de acabado. Resultados finales hay muchos, ya que los sabores varían desde la tradicional nata, trufa, cabello de ángel, crema pastelera y turrón, hasta opciones más exóticas como relleno de fresa (como pedido especial).

El secreto de su textura esponjosa y sabor único reside en una fermentación lenta y en el cuidado meticuloso durante su formación. Todo ello, en un proceso que comienza a las 6 de la mañana y se extiende hasta que se complete la cantidad necesaria de roscones para el día, sin una hora fija de finalización. Esta dedicación se extiende desde el 2 hasta el 6 de enero, con una producción que no se detiene.

Curiosamente, y como se mencionaba anteriormente, la producción de roscones en realidad comienza mucho antes. Concretamente, desde octubre, con un tamaño más pequeño y manejable, y se extiende hasta finales de febrero. La variedad de rellenos para estos pequeños placeres incluye nata, trufa y una crema inglesa especial, mientras que los roscones medianos y grandes ofrecen una mayor variedad de sabores.

Este año, la distribución de roscones de la Panadería J. Sánchez ha alcanzado varias localidades, incluyendo Alcázar de San Juan, Pedro Muñoz y Argamasilla de Alba. Además, muchos visitantes de diferentes partes del país acuden a este rincón tomellosero y se llevan los roscones como recuerdo de su visita, extendiendo el sabor de esta tradición desde el norte hasta el sur de España.

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