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miércoles, 24 abril
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El IES Eladio Cabañero descubre una nueva especie de mosca capaz de dañar los cultivos

El centro ha descubierto un virus al que se le ha denominado “Virus Tomelloso” cuyas aplicaciones al mundo de la ciencia se encuentran en fase de estudio.

Por octavo año consecutivo, los alumnos del IES Eladio Cabañero, junto con los profesores del Departamento de Biología y con el apoyo de todos los compañeros del centro continúan participando en el proyecto de investigación genética “Melanogaster Catch the fly ”, un proyecto Europeo de Ciencia Ciudadana, en el que investigadores, comunicadores, profesores, estudiantes y ciudadanos trabajan con el fin común de entender cómo los organismos se adaptan al ambiente tomando como modelo la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster.

Para poder llevar a cabo este estudio, se necesita realizar un muestreo que se hace en campos frutales. Los estudiantes, capturan Drosophilas con la ayuda de un aspirador entomológico (un tubo de goma a través del cual se aspiran los insectos, que quedan depositados en un tubo). Una vez de vuelta en el instituto con la ayuda de lupas separan las moscas macho de las moscas hembras y a continuación separan los machos por especie: Drosophila melanogaster y Drosophila simulans. Posteriormente se hacen estudios genéticos en Alemania y Barcelona donde intentan entender como funciona el mecanismo de adaptación de los seres vivos al medio en el que viven.

El IES Eladio Cabañero forma parte de este proyecto desde el comienzo en 2016, donde tuvieron la fortuna de descubrir un Virus al que se le denominó “Virus Tomelloso” cuyas aplicaciones al mundo de la ciencia se encuentran en fase de estudio.

Sin embargo, en el muestreo de este año se ha encontrado además de las especies ya habituales (D. melanogaster y D simulans) otra que jamás se habían recolectado: D. suzukii

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A diferencia de otras especies del género Drosophila, D. suzukii ataca a frutos aún unidos a la planta, en sus últimos estadios de madurez, las hembras ponen sobre frutas sanas sus huevos, perforando la epidermis. No requiere, a diferencia de las otras Drosophilas, de fruta muy madura, ni previamente dañada o en descomposición, lo que es un problema ya que las larvas nacen dentro del fruto y se alimentan de él, con un alto riesgo de que su presencia se manifieste durante la cosecha con la consiguiente pérdida de calidad comercial.

Las heridas generadas favorecen, además, el ingreso de microorganismos saprófagos, provocando un rápido deterioro del fruto. El centro ha informado a las autoridades pertinentes de la presencia de esta especie en los cultivos por si tienen que tomar medidas.

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