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lunes, 23 diciembre
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Por el futuro del tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia

Artículo de opinión de José Manuel Cañizares Montón, Concejal del Grupo Municipal Popular del Ayuntamiento de Cuenca

Yo creí al Ministerio cuando escuché en dos ocasiones a su Secretaria General, María José Rallo, afirmar que no había ninguna decisión tomada respecto al desmantelamiento de la línea de tren convencional MADRID-CUENCA-VALENCIA a su paso por la provincia de Cuenca, y que debíamos contemplar únicamente como propuesta el denominado Proyecto XCuenca y el desmantelamiento parcial de la línea que este promueve.

Le creí, y por ello entiendo, personalmente y en representación del Grupo Municipal Popular del Ayuntamiento de Cuenca, que dotar de razón a la que ya es una evidente reivindicación de Cuenca, capital y provincia, debiera ser suficiente para quien realmente solo esté proponiendo y explorando la reacción del territorio antes de decidir sobre él. Por eso, creo que esta respuesta del territorio, nuestra respuesta, y cómo se fundamente es ahora la clave y será, sin duda, la que provoque finalmente el desistimiento de la absurda propuesta de levantar nuestra línea de tren convencional (cuyo potencial de desarrollo económico, industrial y social, sea este el que fuere, no precisa materializarse de forma inmediata ya que se trata de una infraestructura sobradamente amortizada económica, paisajística y medioambientalmente).

Frente a la reivindicación de Cuenca, estará fundamentalmente la necesidad que tiene ADIF de evitar las inversiones que ha de acometer inmediata y obligatoriamente en base a la condición de Obligación de Servicio Público que ostenta la línea hasta finales de 2027: por un lado, sustituir el sistema de tráfico actual antes de 2024 y, por otro lado, restituir el servicio Cuenca-Utiel, cuya suspensión solo es legalmente justificable con motivo de ejecutar las obras necesarias para su restablecimiento (obras de cuya preparación e inicio no se tiene noticia pese a los compromisos reiteradamente adquiridos y no ejecutados por nuestros gobernantes)… y habrá que enfrentar a dichos intereses exclusivamente económicos de ADIF, resultado en gran parte de su mala gestión, la necesidad de actuar, aún más en este caso, con justicia y rectitud hacia los administrados y sus derechos.

Frente a la reivindicación de Cuenca, estará también el evidente y ya histórico déficit de gestión (dependiente de la Gerencia de Albacete desde 2003), de inversión y de mantenimiento que ha sufrido la línea, que ha desembocado en su grave falta de uso… y habrá que enfrentar no a la línea, sino a las pésimas condiciones de servicio que se ofertan (hasta, de hecho, expulsar a los posibles viajeros), dicha falta de uso, la cual, al presentarse exclusiva y capciosamente como ausencia de demanda, es esgrimida como motivo para argumentar su cierre sin reconocer que no es posible demandar un servicio que, en realidad, no se presta. Y deberemos recordar tantos ejemplos inspiradores, en nuestro mismo país y en el resto de Europa, en los que líneas “obsoletas y altamente deficitarias” como la nuestra, una vez renovadas y modernizadas, han recuperado e incluso incrementado sus antiguos tráficos de viajeros y mercancías.

Frente a la reivindicación de Cuenca, estará también la alineación de las instituciones: Estado, Comunidad Autónoma, Diputación Provincial y Ayuntamiento de la capital, actualmente gobernadas por el PSOE, y la frenética e incesante actividad (incluso antidemocrática en el caso del Alcalde de la capital) que todas ellas vienen desarrollando para promocionar la implantación del denominado Proyecto XCuenca mientras, por otra parte, hacen proliferar noticias que intentan desviar la atención… y habrá que enfrentar a dicha estrategia, por un lado, los programas y compromisos electorales adquiridos por el PSOE en favor de la electrificación de todas las líneas de tren convencional de Castilla-La Mancha sin excepción y, por otro lado y curiosamente a la vez que se promueve el desmantelamiento del tren convencional en la provincia de Cuenca, su denodado impulso y dedicación para la efectiva renovación y modernización de líneas de tren convencional en otras provincias de la comunidad autónoma (ahora igual de “obsoletas y altamente deficitarias” que la MADRID-CUENCA-VALENCIA) y a la instalación en ellas de plantas logísticas relacionadas con el tráfico ferroviario de mercancías.

Frente a la reivindicación de Cuenca, estará también el pretendido argumento de “mejorar y facilitar” (dicen ellos) la movilidad de los que somos, la movilidad de una población que decrece no obstante ininterrumpidamente desde hace ya mucho tiempo y cuyas posibilidades de desarrollo contrastan muy negativamente con las alcanzadas en su contexto autonómico… y habrá que enfrentar a dicha política destinada y sustentada exclusivamente en la población existente, otras políticas destinadas a aumentar y poder asentar la población de Cuenca, capital y provincia, para lo que es necesario el fomento de actividades productivas. Y deberemos recordar que permanecer inexorablemente sobre la recta que une la actividad de Madrid y Valencia (primera y tercera ciudad más pobladas de España), y tener sobre dicha recta una línea de tren convencional, obliga con sobrada lógica a impulsar la interacción natural de Cuenca con su entorno inmediato, que es de donde podrá venir su desarrollo real, transformando aquella en una infraestructura de transporte asociada al tráfico de mercancías entre el Mediterráneo, la meseta castellana y Portugal (vía Extremadura) que sirva tanto a la industria ya existente a lo largo de ella, como a la implantación de nuevas actividades, todo ello de acuerdo también con estudios, entre otros, de la Autoridad Portuaria de Valencia, la Universidad Politécnica de Valencia y las Cámaras de Comercio de Madrid, Cuenca y Valencia -infraestructura que servirá también como línea de media/larga distancia para el transporte de viajeros y contribuirá, sin duda, al desarrollo industrial, económico y social del territorio que atraviesa, que solo eso es vertebración y lucha real contra la despoblación-.

Frente a la reivindicación de Cuenca, estará también la idea, que pretenden convertir en verdad, de que el desmantelamiento de la línea es preciso para la transformación urbana de las ciudades y pueblos que atraviesa… y habrá que enfrentar a dicha falacia, tantísimos ejemplos de ciudades y pueblos que pueden presumir de haber sabido integrar el trazado del tren convencional y convertirlo en paisaje urbano cualificado (eso sí, cuando ADIF ha querido desafectar los terrenos innecesarios al funcionamiento de la línea).

Frente a la reivindicación de Cuenca, estará finalmente la propuesta de convertir a nuestra provincia en una experiencia piloto destinada a fomentar el cambio del ferrocarril a otros modos de movilidad (¡ay!, precisamente en 2021, Año Europeo del Ferrocarril)… y habrá que enfrentar a dicho experimento, cuantos objetivos y fondos europeos del Mecanismo de Recuperación, Transformación y Resiliencia existen actualmente y están, por el contrario, alineados y dirigidos a invertir en capacidad ferroviaria futura para anticipar las necesidades de movilidad, fomentar el cambio de otros modos al ferrocarril y apoyar la actividad económica. Y tendremos que recordar a quien nos propone este experimento basado en el desmantelamiento previo de nuestra línea de tren convencional que, precisamente por su carácter experimental, podría desembocar en desacierto dejándonos sin alternativa.

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Frente a la reivindicación de Cuenca, en definitiva, estará lo que sin duda es una grave humillación a un territorio al que se considera dormido y fácilmente alienable… y habrá que enfrentar a dicha humillación, mucho trabajo, optimismo y razones contundentes que demuestren que Cuenca, capital y provincia, todavía cree y lucha por los derechos inalienables de su territorio, entre ellos, las posibilidades de futuro basadas en la lógica y necesaria renovación y modernización de su línea de tren convencional MADRID-CUENCA-VALENCIA.

Estoy convencido, la decisión del Ministerio ha de depender y dependerá, en estas circunstancias, de la decisión del propio territorio. Pero la presión es enorme y nuestro trabajo, el de todos, es urgente y ha de ser incesante, en los despachos y en la calle.

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