Hoy, dos de noviembre, la Academia de Gastronomía de Castilla-La Mancha cumple veinticinco años desde su nacimiento como persona jurídica, además de haber cumplido ayer su primer año como Corporación de Derecho Público y carácter consultivo.
A lo largo de su historia, la Academia ha buscado ser una comunidad de personas que, a través de sus perspectivas diversas en torno al mundo gastronómico, puedan aportar sus respectivos talentos en favor de uno de los elementos más relevantes y característicos de Castilla-La Mancha. Todo ello, poniendo como banderas la solvencia personal, la responsabilidad institucional y la firme convicción de la importancia que el buen yantar imprime no solo en nuestra cultura, sino también en nuestro desarrollo como Región.
En efecto, las Academias son corporaciones esencialmente científicas marcadas por una visión de los asuntos que tratan basada en la erudición. En el caso de la gastronomía, la perspectiva es aún más amplia, pues recoge dos visiones más que resultan obligadas. La primera de ellas es la visión turística y empresarial, en tanto nuestra gastronomía es un importante motor económico cuyo protagonismo en el PIB regional es innegable. Su influjo en los tres sectores es prueba de ello. Desde la agricultura, la ganadería y la caza hasta el turismo gastronómico, se abre un gran abanico de personas y empresas cuya vida profesional está dedicada a la gastronomía. La segunda de estas visiones es la enfocada en una cultura de la salud. La buena gastronomía no es solo aquella que nos sacia y nos evoca el sabor de nuestra tierra, sino que también es aquella que nos aporta salud.
El paso del tiempo es, quizá, la mejor forma de poner en valor los proyectos que se llevan a cabo. Más aún, en un caso tan particular como el de nuestra institución. El reconocimiento que por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha tuvimos como Corporación de Derecho Público y carácter consultivo ha sido una muestra de reconocimiento por su parte de la labor que hemos realizado, así como un gran acicate para nuestra labor.
Si la Ley de Academias de Castilla-La Mancha fue una muestra de sensibilidad cultural del Gobierno regional, el reconocimiento que celebramos es una circunstancia que nos obliga a continuar con nuestro trabajo, en el que nos marcamos nuevos retos. Queremos seguir poniendo en valor a nuestros gastrónomos y sin olvidarnos de los hosteleros, que también tienen gran parte de implicación en la labor gastronómica. Queremos premiar a aquellos que luchan día a día por la gastronomía en entornos más pequeños, y para ello estamos ultimando los “Broches Gastronómicos”. Queremos enseñar a comer bien a nuestros niños a través de campañas educativas. Queremos, en fin, seguir siendo útiles a la Región que nos da algo tan importante como es nuestra identidad.
No puedo terminar estas líneas sin tener un recuerdo agradecido para todos los Académicos, para los que están y para los que se fueron, por su labor callada y sus servicios en favor de la Academia, que nunca se lo agradecerá bastante. Quisiera tener, además, un recuerdo especial con el que fue nuestro primer Presidente, Carlos Falcó, Marqués de Griñón, tristemente fallecido este año por culpa de la pandemia que nos asola.
Seguiremos trabajando por nuestra Región, y queremos contar para ello con todas sus fuerzas vivas. Estamos abiertos a recoger propuestas y a colaborar con quien lo desee. Solo así, con el uso de las sinergias, podremos estar integrados en nuestro lugar y en nuestro tiempo. Solo así podremos cumplir con nuestros fines.