Desde la Plataforma 8M Toledo queremos acordarnos de las mujeres que hoy, igual que todos los días, están siendo esenciales para el sostenimiento de la vida, especialmente en estos tiempos de pandemia que nos está tocando vivir. Esas mujeres que, literalmente, son las que nos anclan a la vida en estos días donde tristemente la muerte campa y pasea a nuestro alrededor.
Analizando la realidad hemos buscado datos y resulta que el 51,1% de los médicos son médicas, el 84,2% del personal de enfermería son mujeres, el 71,6% de las personas que nos atienden en las farmacias son mujeres y el 91,1% de las personas de las personas que ejercen de terapeuta ocupacional, oh sorpresa, son mujeres. Así hasta comprobar que un 74,7% del personal que trabaja en instituciones sanitarias son mujeres. Aterrizándolo en nuestro territorio vimos en prensa que a fecha 2 de abril, de los 1.800 curriculums de profesionales socio-sanitarios que el Gobierno de Castilla–La Mancha había recibido el 75% eran de mujeres.
Cuando vamos a hacer la compra y vemos la línea de cajas o las personas que despachan o que reponen los productos, vemos también mayoritariamente rostros de mujeres. Cuando vemos en los hospitales y otros edificios al personal que limpia, tantas veces invisibles por los pasillos con sus carros y sus mochos, las que desinfectan, las que cocinan, la mayoría tienen rostro de mujer. Todas recordamos a Valentina limpiando y desinfectando en el Congreso cada vez que alguien hablaba, Valentina tantas veces nosotras, tantas Valentinas, Valentinas nunca más invisibles y siempre, siempre reconocidas por su trabajo.
Cuando todo esto pase seguiremos trabajando para que los cuidados, la necesidad de ellos y su valor sean un eje principal en la sociedad feminista que vamos a construir. Unos cuidados que sean responsabilidad de todos y de todas, del conjunto de la sociedad. Nosotras ya los sabíamos, pero queda demostrado que sin ellos, sencillamente, nos morimos. Seguiremos trabajando junto a ellas para poner en valor el trabajo de tantas limpiadoras y otros trabajos feminizados y terriblemente precarizados, hasta conseguir que no lo sean. Seguiremos trabajando para que en esa sociedad feminista la VIDA, así, en mayúsculas esté en el centro de todas las políticas, de todas las decisiones, de todas las medidas. La vida en el centro como solemos decir.
Gracias por vuestro trabajo hermanas, os mandamos un fuerte abrazo a TODAS. Ojalá este reconocimiento sirva para que os sintáis más acompañadas por nosotras al pie de ese cañón en el que estáis dándolo todo.