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domingo, 22 diciembre
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La hostelería manchega ante la suspensión de las ferias

El coronavirus ha obligado a cancelar las ferias y, por ello, bares y restaurantes se han visto obligados a cambiar la forma de trabajar

Desde que el COVID-19 sacudió el panorama mundial, la organización de la sociedad ha cambiado de forma vertiginosa. Muchos se han visto obligados a cambiar su rumbo debido a su peligrosidad. La hostelería no ha sido una excepción y han tenido pérdidas tras aplicar las medidas de seguridad, como los cierres o la reducción de aforos.

Por si fuera poco, con la cancelación de las Ferias y Fiestas en muchos lugares, los propietarios prevén una reducción de ingresos aún mayor. ¿Cómo van a afrontar esta situación? Atraer a los clientes y la correcta atención con todas las medidas de seguridad supone un auténtico desafío para los tiempos venideros.

Un panorama sin ferias ni actos festivos

La sucesiva cancelación de las ferias a lo largo del territorio regional y nacional supone un auténtico desafío para el mundo de la hostelería. Son muchos los establecimientos que se están viendo obligados a cambiar su forma de actuar ante una situación a la que nunca antes se han enfrentado.

Una de las mayores pruebas de fuego ha sido la organización durante los fines de semana. En estos días la concentración de clientes es mayor, por lo que se aumenta la facturación, y es momento de aprovechar esta circunstancia para resarcirse de las pérdidas originadas durante el cierre.

La cancelación de las ferias ha ido realizándose de forma sucesiva conforme han ido transcurriendo los acontecimientos. En Albacete, por ejemplo, se suspendió en el mes de abril. Cabe destacar que la feria albaceteña es una importante fuente de ingresos para la localidad, ya que la ciudad suele embolsarse cantidades que rondan los millones de euros.

En la misma línea que Albacete se encuentra Guadalajara. Las ferias de la localidad se suspendieron el pasado mes de junio. Esta decisión fue comunicada por el alcalde de la ciudad, Alberto Rojo, quien señaló que hay que esperar hasta el próximo año para que los eventos puedan realizarse con total seguridad.

En este sentido, Rojo también quiso aprovechar el anuncio para mostrar su total apoyo al mundo de la hostelería y a los proveedores locales, además de lamentar las consecuencias que acarreará la cancelación de los eventos.

Las ferias de la provincia de Ciudad Real también se cancelaron el pasado mes de junio, según lo dio a conocer la alcaldesa de la localidad, Pilar Zamora, aunque se celebrará el nombramiento del ciudadano ejemplar el próximo 14 de agosto. Este año será el personal sanitario quien reciba tal distinción, durante una semana en la que no se celebrarán actos festivos.

Para Toledo las consecuencias se han acrecentado, ya que el Corpus, la fiesta más importante de la ciudad, también se canceló. Una decisión comunicada por las autoridades de la localidad con el fin de evitar aglomeraciones de público. Incluso eventos como “Farcama” (Feria especializada en inmobiliaria), que estaban programados para el próximo mes de octubre, también han sido suspendidos.

En Cuenca se han suspendido las fiestas de San Mateo, después de que Albacete cancelara su feria en abril. La suspensión la anunció el alcalde de la ciudad, Darío Dolz. Esta decisión fue tomada por la imposibilidad de controlar los aforos y otras situaciones, que han traído consigo la llegada del coronavirus.

Los pueblos, por su parte, también replicaron la iniciativa de suspender las festividades, al igual que sus respectivas capitales.

Las medidas implantadas por el Gobierno

El Gobierno de España recomienda a los establecimientos seguir las medidas de riesgos laborales, implantadas por el Ministerio de Sanidad, que recoge tanto medidas colectivas como individuales.

Estas medidas de prevención se utilizan para garantizar la seguridad entre clientes y personal. Entre ellas, se encuentran el uso de la mascarilla y mantener una distancia de seguridad de 1,5 metros.

También existen medidas de prevención de carácter colectivo, como el uso de mamparas, ventanillas para atender al cliente, siempre respetando el distanciamiento recomendado. Asimismo, se indica a los restaurantes que estas medidas sirven para la detección de posibles casos, y se indica que debe ser obligatorio el uso de mascarilla al transitar el local.

La organización de la hostelería manchega en la actualidad

Según Luis Olmedo, propietario del Restaurante ‘La Antigua’ en Tomelloso (Ciudad real), se sigue llevando la rutina normal, pero dentro de las limitaciones de aforo y de distancia entre mesas. Olmedo cuenta que el principal objetivo que tienen este año es mantener el negocio y la plantilla.

En cuanto a la situación, Olmedo ha indicado que es completamente desconocida e imprevisible, por lo que ante la aparición de rebrotes, se debe analizar la situación rápidamente y actuar con precisión.

El restaurante ‘El Torreón’ es uno de los más antiguos de Cuenca. José María Martínez, propietario del mismo, señala que las medidas adoptadas han provocado la disminución del número de clientes. Esto se debe a que el restaurante se encuentra en el casco antiguo de la capital, y los clientes se decantan por otros locales que se encuentran en la zona baja de la ciudad. Además, la reducción del flujo de turistas ha traído consigo la pérdida de muchos clientes.

Al igual que sucede con La Antigua, José María cuenta que el principal objetivo del bar es subsanar las pérdidas venideras y mantener el negocio a toda costa, ya que, según afirma, no se sabe con seguridad qué puede ocurrir dentro de dos semanas, por lo que no se pueden tomar decisiones a largo plazo.

José María también ha señalado que la llegada de la pandemia ha sido un palo duro para el restaurante, que se ha visto obligado a cerrar durante tres meses.

Alejandro Tercero es dueño de las conocidas cafeterías ‘La Oca’, una cadena de Albacete especializada en tapas y desayunos. Alejandro ha indicado que de cara al fin de semana se organizan de la misma forma que los días de diario, aunque tienen menos gente que el año pasado en este periodo.

Tercero ha señalado que la ausencia de la Feria se va a notar sobre todo en los fines de semana, porque son los más fuertes y no se va a poder ni disfrutar de la fiesta ni trabajar al 100%. Aún así, cree que la constancia es la clave para dar el mejor servicio a los clientes día a día. Con la llegada de la pandemia, se ha visto obligado a reducir la plantilla.

Los hoteles también presentan un panorama parecido, según cuenta Raquel Cortijo, dueña de la hospedería y bar/restaurante Princesa Elima, en Brihuega (Guadalajara). El mes de julio es temporada alta para el turismo rural, y a pesar de tener menos clientes en el hotel, sí que ha visto cómo acuden más clientes de Brihuega al bar.

Raquel ha asegurado que se siguen las medidas de prevención, tales como el aumento de la frecuencia en la limpieza y la desinfección en las zonas comunes. Aunque en la cocina se ha seguido la misma planificación, se han visto obligados a cerrar el restaurante los lunes.
Cortijo ha indicado que aún se tiene miedo debido a la posible aparición de nuevos rebrotes, y resalta que han sufrido una bajada de ingresos por el cierre durante el estado de alarma. Además, prevé un invierno bastante duro.

En Toledo, la cancelación del Corpus y la feria van a tener consecuencias nefastas para la hostelería. Según Jesús Fernández, dueño del restaurante Jarama 70, se han visto obligados a seguir el protocolo establecido por el gobierno una vez reanudada la actividad, viendo limitado el aforo y teniendo que tomar medidas extraordinarias para proteger a clientes y empleados.

En lo relativo al personal, Jesús lamenta que hayan tenido que reducir plantilla, ya que no pueden mantener a todos los empleados debido a las circunstancias anteriormente mencionadas.

Unos tiempos venideros caóticos

La cancelación de las ferias y fiestas a lo largo de la geografía regional está suponiendo un auténtico desafío para los establecimientos de Castilla-La Mancha, que se están viendo obligados a cambiar ciertos hábitos e incluso reinventarse en otros.

Todo indica que vienen tiempos muy difíciles para los hosteleros de la región, que ven cómo la llegada del coronavirus ha provocado el cierre de establecimientos y, los que permanecen, están remando contracorriente con el objetivo de mantener sus puertas abiertas.

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