Habrá quien piense ¿huelga de qué, si no tienes trabajo? Bueno, no tengo empleo, trabajo me sobra. Y lo que hoy también me sobran son las razones para parar, para reflexionar y para manifestarme por las que no pueden hacerlo, por las que vendrán y por las que ya se han ido. Por mi abuela, madre de cinco hijos además partera que trajo al mundo a generaciones de niños y de niñas, por mi madre, ama de casa, por mis tías y mis primas pero también por miles de mujeres a las que nunca conoceré y que han pasado por situaciones desagradables por el mero hecho de serlo.
Yo también vivía en una burbuja, creía que tenía la suerte de haber nacido en una sociedad y un país en los que mujeres y madres eran respetadas, creía que el trabajo ya estaba hecho y tenía el privilegio de no tener que luchar… hasta que nació mi hijo y la realidad me dio un golpe del que no me he recuperado aún. Qué mala suerte la mía. Después descubrí de que lo mío no era un caso aislado y que según el informe ‘Concilia 13F’ más de la mitad de las mujeres encuestadas que trabajan fuera de casa han vivido experiencias negativas desencadenadas por su maternidad. Mal de muchos… Eso pensamos todas y aguantamos lo que nos echen. O el famoso “no te quejes, que tienes trabajo” que nos dicen cuando abrimos la boca para recordarnos que tal y como está el patio van a venir cientos detrás sin poder permitirse mirar las condiciones.
Las mujeres hemos recorrido un largo camino ya, hemos salido a trabajar fuera de casa pero no hemos dejado nunca de hacerlo dentro y los hombres… ¡ay los hombres! ¿A cuántas no os han preguntado si “vuestros maridos os ayudan”? ¿A cuántos padres les han dicho “padrazos” por llevar a sus hijos al parque? ¿Y a cuántas madres os han mirado mal por ir cargadas con bolsas de la compra mientras aguantáis estoicamente una rabieta del niño? ¿A cuántos padres vemos en las salas de espera de los pediatras? ¿Cuántos reducen su jornada laboral?
Ellos no piden reducción porque saben que “reducción no es sinónimo de conciliación”. ¿A cuántas mujeres con reducción de horario (y de sueldo) promocionan en sus puestos de trabajo? Yo no tengo la respuesta, pero no conozco a ninguna.
Vivimos en una sociedad machista, somos machistas, yo también soy machista, lo hemos mamado sin darnos cuenta. Las niñas son princesas, los niños guerreros, se lo decimos a nuestros hijos, lo leen en los cuentos. A ellos les regalamos coches de juguete, a ellas muñecas y nos pensamos que son ellos los que lo han elegido… No nos engañemos, somos nosotros los que se lo decimos y cuando vamos a comprar un regalo nos preguntan si es “para niño o para niña” y nos parece de los más normal, pero luego nos llevamos las manos a la cabeza cuando vemos que en los consejos de las grandes empresas apenas hay mujeres.
Pues yo no quiero que mi hijo crezca en una sociedad en la que una mujer tenga que elegir. No quiero que oiga nunca, como he oído yo decir a una jefa delante de mí a otra directiva, “las mujeres, menos tú y yo, no valen para trabajar”, no quiero que a ninguna mujer le echen en cara que ha estado mucho tiempo de vacaciones cuando se encontraba de baja maternal ni que a la vuelta la pongan en un puesto diferente y le digan que “el equipo ha funcionado muy bien sin ella”.
No quiero que ningún hombre pegue a ninguna mujer, no quiero que ninguna mujer viva con miedo, no quiero que ninguna mujer vaya con miedo por la calle de noche, no quiero que ningún hombre se vea con derecho a decir groserías a ninguna desconocida por la calle ni que ninguna mujer sea juzgada por su aspecto. ¿Quién puede, hombre o mujer, no estar de acuerdo con esto?
Hoy paro, hoy hago huelga, pero no una huelga para atacar a los hombres, sino para pedirles que abran los ojos, igual que se lo pedimos a las mujeres que aún tienen una venda, como yo la tenía. No va contra la maternidad, somos madres y daríamos la vida por nuestros hijos. No va contra la feminidad, en ella cabemos todas las mujeres, todas las que nos sentimos mujeres y estamos orgullosas de serlo, de todas las razas, orientaciones sexuales, ideologías políticas y en todo tipo de cuerpos.
No vamos a ganar si nos atacamos entre nosotras. Somos muchas, movemos el mundo y lo vamos a demostrar. Hagamos que este 8 de marzo, día de la MUJER, de todas las mujeres, sea inolvidable.
Talía Nieto Hernández, periodista.