I.D.R, el hombre de 59 años de edad acusado de ser el presunto homicida de la pareja sentimental de su exmujer en diciembre de 2015 en El Robledo (Ciudad Real), ha declarado en la primera sesión del juicio, que está previsto se celebre hasta el próximo 2 de febrero, que en ningún momento tuvo intención de matar a G.CH.G. «Sólo quería defenderme y que se fuera», ha añadido.
El acusado ha narrado que aquella tarde, cuando su expareja y la madre de ésta fueron a entregarle a la hija de ambos, y de la que un juez le había otorgado la guardia y custodia con la excepción de los fines de semana, que los pasaba con la madre, se enzarzaron en una discusión, «como ya era costumbre».
La víctima, que en un principio se quedó en el coche a unos doscientos metros de la vivienda, se acercó hasta el lugar de los hechos al escuchar los insultos y vejaciones y, según el acusado, le dijo «no sabes más que pegar a niñas», comentario por el que le agarró del pecho.
Ante esta acción, el acusado ha explicado que cogió un palo de la leñera, ya que se trataba de una persona «más joven, más corpulenta y más alta» y porque no sabía que intenciones traía. Su única pretensión, ha relatado, era darle en la espalda para zafarse de él y que se fuera, «con tan mala suerte que se agachó y le di en la cabeza».
Dicho esto, el procesado ha afirmado que no recuerda darle, al menos, otros dos golpes más, una vez que la víctima ya estaba en el suelo. «Si hubiera pensado que podía matarlo no le hubiera golpeado», ha insistido.
Además, ha alegado que estaba sufriendo un continuo acoso por parte de su exmujer y de los familiares de ésta con la intención de «quitarle a las niñas». En una ocasión, ha narrado, un familiar le dijo: «Quiere quitarte a las niñas, la casa y meterte en la cárcel y ¡lo está logrando!», ha exclamado entre lágrimas.
Unos hechos por los que el fiscal pide 15 años de prisión por un delito de homicidio, ya que entiende que el acusado tenía la intención de lesionarle y que por imprudencia acabó provocándole la muerte. No considera que la capacidad cognitiva del acusado estuviera afectada ya que era consciente que podía acabar con la vida del acusado y «aún sabiéndolo no paró y le dio un total de tres golpes mortales».
La razón para pedir la pena máxima, es por la gravedad de los hechos, que ocurrieron en la vía pública delante de su exmujer, la madre de esta, y una menor, que es la hija de ambos.
La Fiscalía solicita también el alejamiento de su exmujer y exsuegra, la retirada de la patria potestad de su hija e indemnización para el hijo biológico de la víctima, que tiene 29 años.
Por su parte, la acusación particular solicita hasta 25 años de cárcel por asesinato, porque ve cierta alevosía, ya que se aprovecha de la indefensión de la víctima. «Es un ataque súbito, inesperado y una vez que la víctima estaba en el suelo siguió golpeándolo, al menos en dos ocasiones más», han defendido desde la acusación.
Apelan también a los agravantes de parentesco y de razones de género, ya que «el objetivo final era menoscabar la autoestima y la vida de su expareja».
Por contra, la defensa solicita un máximo de cinco años para su representado por un delito de lesiones dolosas y homicidio involuntario, ya que aunque admiten los hechos consideran que, en ningún momento, el acusado tuvo intención de acabar con la vida de la víctima, aunque sí de pegarle.
Además, propone como atenuante el estado psicológico en el que se encontraba el procesado tras el abandono que sufrió por parte de su mujer y la situación que se creó tras esto. «El informe del forense de julio de 2017 afirma que había una afectación en la capacidad del acusado».
El juicio continúa este martes con la declaración de los testigos. Contarán su versión de los hechos la exmujer del acusado, la madre de ésta, la hija de ambos, agentes de la la Guardia Civil y dos vecinos.