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sábado, 21 diciembre
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Una victoria de las que hacen afición

Una victoria de las que hacen afición

El Atlético Tomelloso va muy en serio. El equipo de Darío lograba en la tarde de este domingo su tercera victoria consecutiva ante un Villarrobledo que llegaba con la vitola de invicto y con el cartel de líder. Una victoria para soñar, de las que hacen afición y de las que pasan a la historia en el libro de los grandes recuerdos. Se consagró el equipo auriverde en una cita que pasará a la historia por muchos motivos.

Para empezar, porque el Paco Gálvez se vistió de gala para recibir a más de 1500 almas que no pararon de animar a los suyos. Por otro lado porque el Atlético Tomelloso venció y convenció en una cita marcada en rojo y ante un rival de los de toda la vida, con el aliciente de ser un derbi. Y por último, porque no hay mejor medicina que los goles para sonreír. Y los de Darío hicieron tres gracias a Ureña, Del Barco y Manu Monteguado.

Le salió el partido perfecto el equipo auriverde gracias, entre otras cosas, porque supo preparar muy bien el encuentro. Adivinó Darío, para empezar, la alineación que iba a sacar su rival y en base a la cual trabajaron durante la semana. Otra de las claves del encuentro fue el ritmo de competición, el ímpetu y las ganas que puso un equipo y otro sobre el tapete. Y aquí ganó por goleada el Atlético Tomelloso que salió enchufado al campo y se metió enchufado a vestuarios. Es lo que pasa cuando no hay estrellas en un equipo porque todas juntas brillan más que el sol. Y así fue, ya que el equipo de Darío dio una ‘master class’ de juego colectivo, de desgaste, de generosidad, de saber leer el partido, de ir todos juntos a por un mismo objetivo.

Más intenso

Salió mucho más intenso el Atlético Tomelloso en el primer tiempo. Todas las miradas apuntaban al cansancio del Villarrobledo por su cita de la Copa Cervantes, pero tras la conclusión del partido, Manolo Martínez se encargó de no poner excusas. Apenas habían transcurrido cuatro minutos del primer tiempo cuando Ureña bajó un balón del cielo, controló con la orientación incluida y buscó el primero con un disparo raso y envenenado que Javi López mandó a córner. Acto seguido, era Javi Fernández el que intentaba imitar a Ureña, pero su disparo, también fuerte y raso, tocó en un defensor para mandar el balón a córner. Entonces se empezaba a presagiar una tarde de color auriverde.

El siguiente en avisar fue Gallego con una carrera de las suyas para ganarle la espalda al central e intentar el tanto con un disparo escorado, pero apenas llegó con aliento. El Atlético Tomelloso se gustaba y levantó la ovación de la grada con una contra de libro de tres para tres que finalizó con un centro a las manos de Javi López. Tirando de alternativas y tras intentarlo en velocidad por un lado y por otro, salió entonces a relucir la pizarra de Darío y Manu Monteagudo estuvo a punto de hacer el gol de la jornada con un taconazo casi en línea de gol que despejó con reflejos Javi López.

El Villarrobledo apenas había dado señales de vida, pero lo cierto es que cada vez que Juanma Acevedo, Juanma MonteroAitor Asensio o Fran Minaya cogían el balón, se activaba la alarma en defensa. De hecho, los únicos que lo intentaron fue Juanma Acevedo con un disparo a las manos de Mena, y Juanma Montero, con un lanzamiento de falta por encima del larguero.

Llegaron los goles

El Atlético Tomelloso no tuvo arreones, ni parones, ni subió ni bajó el ritmo. Tampoco la intensidad. Entre otras cosas porque la clave de la victoria estuvo en mantener los noventa minutos ese ritmo de competición, de ganas, de ímpetu y de corazón. Por eso, volvió a salir enchufado el equipo auriverde y a los cinco minutos de la reanudación ya volvió a dejar claro Ureña que quería encontrarse con el gol, pero su lanzamiento de falta se fue lamiendo la cruceta. Cuatro minutos después, el propio Ureña recibió un gran pase de Manu Monteagudo, se plantó en el área y tiró de inteligencia para esperar el momento justo de ser derribado. Y fue tan a cámara lenta que Sancho Amat no dudó en pitar penalti. El propio Ureña, que bien lo merecía, abría la lata desde el punto de penalti.

Se estiró el Villarrobledo, entonces, en busca de la igualada, y cuando se quiso dar cuenta recibió el segundo tanto y, de alguna manera, el de la puntilla. Fue en una contra de libro. Juanpe salió de la cueva, levantó la cabeza para poner el ojo en Gallego, y allí que cayó el balón al nueve del Atlético Tomelloso que hizo lo más difícil para ponerle un balón en bandeja a Del Barco y subir el segundo al marcador. Éxtasis en la grada del Paco Gálvez.

Con el 2-0 en el marcador, los de Manolo Martínez lo intentaron con más ahínco y pusieron en aprieto a Mena para haberse podido meter en el partido, pero el meta auriverde estuvo muy acertado y paró dos grandes disparos a Alberto y Fran Minaya para dar tranquilidad a los suyos. También lo intentó Perona con un testarazo blandito que se fue a las manos del portero.

Y tanto se había ido arriba el Villarrobledo que Manu Monteagudo, reconvertido a central, encontró su minuto de gloria. Y es que el albaceteño se pegó una carrera de casi cien metros para irse al ataque y esperar un centro medido de Ureña al balcón del área. De repente, Manu se vistió de estrella, controló, orientó y cuando iba a pegarle a puerta fue barrido por José Carlos. Sancho Amat volvió a pitar penalti y esta vez cogió el balón Manu Monteagudo para decir “aquí estoy yo. Éste es mío” y poner el definitivo 3-0 en el marcador.

Al final, tres puntos de confianza, de seguridad, de buen juego, de trabajo en equipo ,de generosidad, de ímpetu y de corazón de un Atlético Tomelloso que parece ir a más y que parece ir muy en serio.

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