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sábado, 21 diciembre
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Primero (y después) la música: soberbio concierto de la O.S. Verum en Tomelloso

Primero (y después) la música: soberbio concierto de la O.S. Verum en Tomelloso

Las previsiones (y sobre todo, las advertencias previas) se cumplieron y el concierto de la O.S. Verum en el Teatro Municipal de Tomelloso fue un verdadero disfrute para los sentidos, un necesario gozo para los pocos centenares de personas que asistieron. Nunca nos cansaremos, aún a riesgo de resultar pesados, de incidir en la suerte que tenemos en esta ciudad de tener una orquesta como la Verum, por ello no entendemos como nuestro coliseo municipal no se llene (o casi) cada vez que actúa. El del sábado fue un soberbio concierto, que con el título “Prima la Música e Poi le Parole”, dirigido por Manuel Romea, llegó a Tomelloso gracias al Programa de Artes Escénicas y Musicales de Primavera de Castilla-La Mancha.

Mozart y Salieri. Y España en el trasfondo. El programa de mano advertía que la animadversión entre ambos músicos era del todo inexistente. Pero quien se resiste a esa dualidad, a esa competencia que se encargaron Pushkin o Milos Forman de que calase en la cultura popular. Además, en el dualismo nos encontramos más cómodos. Por ello, en el duelo (inexistente, según la Verum) del sábado, a nuestro juicio, venció el italiano.

El concierto arrancó con la Obertura de Don Chisciotte del prolijo compositor español Manuel García, que fue de todo en la ópera (cantante, compositor o productor) y coetáneo de Salieri y Mozart. Un número bien elegido de un músico del que raramente se representa ni interpreta su obra.

A continuación, la O.S. Verum interpreto a Salieri. Con elegancia, buen gusto y ritmo, Romea y sus músicos tocaron las veintiséis variaciones sobre la “Folía de España”, nada menos.  La Folia es uno de los fenómenos más notables de la historia de la música, nacida en la Península Ibérica, es una danza del XVII que fue a menos. La Verum ofreció una magnífica interpretación de la pieza (de las pocas instrumentales del italiano), en varias ocasiones dos violines actuaron fuera del escenario. Sin ninguna duda, solo por esta sola composición habría merecido la pena el concierto.

Con la obertura de Don Quijote en las bodas de Camacho, también de Salieri, concluía la primera parte del concierto. Unas bodas de Camacho, se nos antojaban oyendo la música, bucólicas y amaneradas, entre pelucones, alejadas  de la idea que tenemos de los esponsales del Rico Camacho y la Bella Quiteria en Munera.  Se notaba que el director estaba a gusto con el concierto.

El zumbido de la obertura de las Bodas de Fígaro (otra vez España) arrancaba la segunda parte del concierto. La Verun nos deleitó con una pieza que nos trae tantos recuerdos, conocida por todos y que asociamos a infinidad de situaciones.

Y aún quedaba otra sorpresa. La Serenata número 9 en Re mayor, Trompa de Postillón, que hace el número 320 del catálogo de “Amadeus”. Una obra con tres cuartos de hora de duración y, nada menos, siete movimientos. El público, soberano él, aplaudió al final de alguno de ellos. Destaca el solo de trompa, del sexto movimiento que  da nombre a la composición.

Una gran ovación premió otro soberbio concierto de la Orquesta Sinfónica Verum en “su casa”, en Tomelloso.

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