Este jueves ha quedado visto para sentencia el juicio que se ha seguido en la Audiencia Provincial de Ciudad Real contra Francisco Bertol, el hombre de 59 años que asestó ocho puñaladas a su pareja en noviembre de 2014 en Miguelturra, para quienes Fiscalía y acusación particular han solicitado 19 años y medio de cárcel y su defensa un máximo de seis años y medio.
En concreto, el Ministerio Fiscal y la acusación particular han solicitado al tribunal una sentencia condenatoria por un delito continuado de amenazas, asesinato en grado de tentativa, maltrato habitual y maltrato simple, por lo que ha pedido una pena de 19 años y medio de cárcel.
En este sentido, la fiscal ha considerado que durante el juicio ha quedado acreditado el delito de asesinato en grado de tentativa porque el ánimo del acusado no era de causarle lesiones a su víctima sino de matarla, tanto porque así lo había expresado en amenazas previas como porque el número de lesiones y en las zonas en las que se la produjo le habrían causado la muerte «de no haber sido por la rápida intervención de la ambulancia del 112 y de los médicos de urgencias del hospital de Ciudad Real», algo que han corroborado en la sesión de este jueves los forenses.
Además, ha considerado que Francisco Bertol actuó esa madrugada con alevosía al despertar a la víctima y propinarle un puñetazo que la aturdiera y le impidiera defenderse, «y todo ello en un momento en el que estaba charlando tranquilamente con la víctima en un ambiente relajado». Ha proseguido su relato recordando que la atacó por la espalda, ya que las primeras lesiones fueron en la parte trasera del cuello según los forenses, y que la mujer no se podía mover como ella misma contó.
Tras recordar que no fue un hecho aislado y que hubo amenazas y malos tratos previos en virtud al testimonio de familiares y forenses, la acusación particular ha defendido también que hubo alevosía porque el agresor trató de eliminar toda posibilidad de defensa de la víctima, «y más concretamente alevosía sorpresiva porque se aseguró de que la víctima no pudiera prever la agresión y así no se defendiera».
Asimismo, ha insistido al igual que la fiscal, en que el ánimo de matar de Francisco Bertol queda acreditado, a su juicio, en la cantidad de puñaladas que le dio y las zonas en las que lo hizo, al tiempo que cree que ni estaba borracho ni tenía un trastorno mental porque «ahora dice que no se acuerda de nada, pero sí supo ir hasta la cocina arrastrando a la víctima y encontrar el cuchillo».
Finalmente, la defensa de Francisco Bertol ha solicitado para su patrocinado una pena máxima de seis años y medio de prisión por un homicidio en grado de tentativa, en caso de desestimar el tribunal su primera petición de que se considere un delito de lesiones consumadas, además de tres meses por maltrato familiar debido al empujón que dio a la hija de la víctima, y la absolución de los delitos de amenazas y maltrato habitual por considerar que no ha quedado acreditado y que se debe aplicar el principio de «in dubio pro reo».
En el caso de la agresión, el letrado ha justificado su petición de pena en que no fue algo premeditado ni con alevosía sino que «aquella noche explotó el cóctel que tenía mi defendido debido a un trastorno depresivo, la presión de su pareja, el posible alejamiento de su hija y la posibilidad de tener que abandonar el domicilio habitual. Todo ello, junto al alcohol, llevó a la ofuscación de su inteligencia y a la limitación de su voluntad de obrar libremente».
Finalmente, el acusado ha hecho uso de su derecho a la última palabra durante el juicio para asegurar, entre lágrimas, que estaba «muy arrepentido» de la noche del 14 de noviembre de 2014. «Le pido perdón a Estrella», ha asegurado.