La historia del último siglo y medio de Tomelloso está unida inexorablemente a las destilerías. No en vano uno de los eslóganes de la ciudad ha sido el de “Tomelloso, primer productor mundial de alcohol vínico”. Una relación que se inició a mediados del siglo XIX y que con distintos altibajos aún perdura. El máximo esplendor de la actividad destiladora se alcanzó en los años 50 del siglo pasado, cuando Tomelloso contaba con 60 fábricas y 100 chimeneas. Actualmente están establecidas en la localidad seis empresas destiladoras; se ha disminuido considerablemente el número de instalaciones pero se ha multiplicado la capacidad productora.
Según cuenta Francisco García Pavón en su “Historia de Tomelloso”, en el año 1856 ya existían en la localidad 18 fabricantes de aguardiente. Se trató de la solución al problema secular de Tomelloso: el transporte. Destilando el vino se reduce de manera importante su volumen, por ejemplo, para un litro de aguardiente de 100 grados se necesitan 8,3 litros de vino de 12 grados, reduciéndose la materia a transportar en cerca del 90 por ciento. Un ahorro innegable de los fletes.
La llegada de los bodegueros jerezanos
La epidemia de filoxera del siglo XIX favoreció que las familias de bodegueros de Jerez y el Puerto de Santa María comenzaran a establecerse en la comarca, bien por su cuenta o estableciendo alianzas con bodegas de la zona. Domecq tiene destilería en Tomelloso desde 1870 y Osborne desde hace más de un siglo. No obstante, algunos industriales tomelloseros se establecieron como destiladores, para la venta o elaborando incluso sus marcas de Coñac, tal fue el caso de Peinado, Eugercios o Casajuana.
La variedad airén resultaba excelente para la obtención del destilado con el que se elabora su producto estrella, el brandy. Ese no es otro que la holanda, obtenido de la variedad autóctona. Se trata de un destilado de 65 o 70 grados con el que se elabora el brandy. El “coñac” lleva holanda y aguardiente. Estos productos eran (y son en la actualidad) transportados a Jerez o El Puerto de Santa María y envejecidos en barricas de roble que habían contenido vino de allí hasta convertirse en brandy.
El brandy, especialmente el de Jerez, es la única bebida espiritosa que utiliza destilados de vino procedentes de uvas sanas de La Mancha, generalmente airén. Otras bebidas utilizan cereales, remolacha, caña de azúcar o patatas.
Sesenta destilerías y 100 chimeneas
En torno a 1950 en Tomelloso había 60 destilerías y, nada menos, que 100 chimeneas. Esta suerte de monolitos erigidos en ladrillo son una de las señas de identidad de Tomelloso. Las grandes chimeneas, de más de 20 metros (según explica Joaquín Patón en su libro “Chimeneas de destilerías de Tomelloso”) servían para la evacuación del humo de las grandes calderas de carbón de los “aparatos” de destilación. Tomelloso conserva en la actualidad 40 de esas construcciones.
A partir de la década de 1970 la evolución tecnológica y los nuevos combustibles hicieron que la actividad industrial ligada a la destilación comenzase a concentrarse.
Importante motor económico para Tomelloso
Las fábricas de alcohol han sido un importante motor económico para Tomelloso. En su época de mayor expansión tenían en plantilla a varios miles de personas de manera continuada, más las contrataciones eventuales de las campañas. Actualmente hay cerca de 200 personas trabajando en el sector.
Alrededor de las fábricas de alcohol creció, desde el primer momento un gran número de industrias auxiliares, caldererías, fundamentalmente y de servicios como el transporte. El transporte por carretera ha sido fundamental y al albur de los aparatos de destilación crecieron en Tomelloso importantes empresas y cooperativas de camiones.
Tomelloso contó hasta hace pocas décadas con una delegación de Hacienda que entendía de impuestos especiales con un Inspector de Alcoholes al frente de la misma y varios oficiales
El sector en la actualidad
Desde la entrada de España en la Comunidad Económica Europea y hasta la retirada de las ayudas, en nuestro país se destilaba una media de 5,3 millones de hectólitros al año. Esos destilados no solo estaban destinados a materia prima de brandis nacionales, una parte importante se destinaba a la exportación, fundamentalmente, nos explicaban fuentes del sector, porque el vino era más barato en España. De esos 5,3 millones de Hl, Tomelloso destilaba más de 2.
Actualmente existen en Tomelloso seis destilerías, Altosa, Verum, Alcomasa, Osborne, Fundador y DVT.
Desde el sector prevén un estancamiento en la destilación, principalmente por la bajada en el consumo del brandy. Distintos motivos han llevado a pasar de un consumo de 100 millones de litros a menos de 30 millones. Con tres kilos de cereales se hace un “absoluto” de alcohol, esto es, un litro de alcohol de 100º. Así el costo de elaboración del brandy es un 500 por ciento más caro que el de otras bebidas espiritosas. Eso, señalaban, añadido al descenso del consumo, tiene difícil salida.
Otro de los inconvenientes que ven desde el sector es la retirada de las ayudas de la destilación por parte de la CE, integrándolas en el pago único, ya que esa media impide que el destilado del vino no pueda competir con los de melaza, caña de azúcar o cerelaes.
Hace unos meses Beam Suntory vendió al grupo filipino Emperador sus negocios españoles de brandy y jerez, ubicados en Jerez y Tomelloso. Así la factoría de Tomelloso pasó a llamarse Fundador.