Reconocidas profesionales de la comunicación y del cine en España, como Marta Robles o Mabel Lozano, han compartido hoy en FENAVIN historias, vivencias y pasiones felices, o no tanto, en las que siempre ha estado presente el vino como elemento unificador y de disfrute.
En un aula llena de público, la periodista y escritora Marta Robles ha presentado a sus compañeras de mesa redonda que, en general, comparten inquietudes profesionales pero también su amor por el vino, además de un blog «Magnolias» donde plasman sus ideas y comentarios. Para Robles, el vino las ha unido aún más, «siempre está presente en nuestras comidas».
A Robles y Lozano le han acompañado en la ponencia las periodistas y también amigas Charo Izquierdo y Carmen Valiño; y Kaliah Garzón, directora de K-One Producciones. No ha podido estar presente la actriz Rossy de Palma, al ser nombrada miembro del jurado del Festival de Cannes.
En su intervención, Robles ha mencionado también a otra amiga y médico de profesión, Amaya San Gil, que siempre les recomienda beber vino para sentirse de forma más saludable; «una botella», señalaron, cantidad que algunos médicos presentes en el aula corrigieron a la baja, dejándolo en una copa o dos al día.
Robles, que ha participado en FENAVIN desde la primera edición, ha señalado sentirse tremendamente orgullosa de esta gran hazaña comercial en la que, ha dicho, «se ha potenciado a esta tierra y a toda la gente que están en torno al vino, que son muchos, y también se ha fomentado el consumo».
Por su parte, la periodista Charo Izquierdo, ex directora de Yo Dona y Grazia, ha abierto la espita de las historias recordando sus meriendas de la infancia con pan, vino y azúcar, algo usual en los 60 y 70, como ha contado una señora del público: «En Requena se llamaba «sopaenvino» que te servían en un plato de porcelana blanco con el ribete azul». En opinión de Izquierdo, el vino crea complicidades, «nos ha visto reír y llorar, no seríamos lo mismo sin una copa de vino».
De historias y experiencias en torno al vino anda sobrada Carmen Valiño, quien ya desde su infancia, como cordobesa, conoció los caldos de Montilla-Moriles y, ya en su etapa adulta, trabajó para la marca francesa Clicquot Ponsardin, además de en las marcas de lujo Loewe y Guerlain. De todas ellas, Valiño es la «duende», «la que pone la magia», y es que, para ella, compartir un vino rodeándolo de la liturgia en torno a él «me parece un discurso precioso».
Por su parte, la directora de K-One Producciones, Kaliah Garzón, «la contadora de historias», dijo Robles, ha recordado los buenos momentos y recuerdos vividos con el vino. Uno, cuando nacieron los mellizos de Mabel Lozano, a la que regaló una botella Magnus de cinco litros de marca «San Jacobo» para hacer un brindis, y otro recuerdo, de la modelo y actriz María Pineda.
En último lugar ha intervenido la documentalista Mabel Lozano, «pura energía, gran defensora de las mujeres denunciando la trata de personas»; «es el pegamento y comandante en jefe de todas nosotras», ha recalcado Marta Robles. Para la directora de cine, el vino tiene que ver con la exaltación a la amistad, «lo más bonito es recibir a tus amigos y tomar una copa de vino mientras se está preparando la comida o la cena en la cocina». Lozano, que viaja mucho y a menudo por su trabajo, ha confesado su satisfacción por la cada vez mayor presencia de vinos de Castilla-La Mancha en el extranjero.