JURADO
PRESIDENTA
Dña. Mª DOLORES CORONADO GONZÁLEZ
Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Tomelloso
VOCALES
D. JESÚS GARCÍA LORENZO (Urceloy)
Poeta
D. JOSÉ ESTEBAN GONZALO
Poeta
Dª. GUADALUPE GRANDE AGUIRRE
Poeta
D. LUIS ALBERTO DE CUENCA PRADO
Poeta
SECRETARIA
Dña. VICTORIA BOLÓS MONTERO
Jefe del Departamento de Servicios Culturales del Ayuntamiento de Tomelloso
Examinados los trabajos presentados, el Jurado por UNANIMIDAD, acuerda conceder el
XVII PREMIO DE POESÍA»Eladio Cabañero»,
dotado con 4.500 Euros, Edición de la Obra y Diploma a:
D. ANTONIO MARIO BENAVIDES GONZÁLEZ
de Villaverde de Sandoval (León)
por su obra titulada :
«GRAN SUR»
Gran Sur (Fragmento)
Buenos días Princesa
Buenos días princesa.
En qué armario se quejan tus zapatos desgastados.
En qué sueño tu calle
muere hacia la proa de los buques.
En qué baile se rompe tu vestido.
Qué aguja de madre ciega
cose en blanco tus costuras. Qué padre
apura en copas tus preguntas.
Que trenes bajo las piernas
te extravían tus apuntes, te rompen las uñas, el bolso,
abandonado a la noche como una meada en el andén.
Buenos días princesa.
Eleva el día sus paredes
de ladrillo cae la luz sobre las calles.
Cantan –como si manara el río
en el hueco de sus alas,
pincelada de sombra- estos pájaros
que dispara la mañana
contra el cielorraso de tu dormitorio,
que llegaron cosidos a la ropa de tus padres
en el baúl que se perdió en el humo de las estaciones.
Buenos días princesa.
Cantan como si mañana
fuera posible, como si anidaran
de colores las bombillas de una fiesta, cantan
sometido el bosque de árbol en farola,
de cornisa en papelera,
en la boca de los garajes,
en la copa de los semáforos,
en la esquina-orín de los borrachos, cantan
y olvidan
la lengua de los muertos que pensaron tu nombre.
Seis de la mañana
Se delatan las puertas por el golpe
y el giro de llaves en todo el edificio,
como una clausura provisional de entrañas calientes
y camas arrugadas.
Un duermevela de ascensores
lucha con los vendajes del sueño.
El día talla escaleras con furia de cadáver congelado.
La mano desnuda toca las barandillas
como un pájaro alcanzado por la muerte. En cada aguja del aire
hay una queja borrosa de figuras embozadas en lana, café y ensoñaciones
que fatigan la mirada como faros en la niebla.
El paso de los caminantes
mide la superficie de la tierra en campos de fútbol,
en bloques de viviendas, en muros de hospital,
en patios de colegio dormidos como aparcamientos
y he vuelto a ver el viejo esqueleto a pedales,
reflejo vacilante del pasado, por las calles del presente,
trazando las distancias en la tensión del pecho y el músculo
traspasados por el alba.
Castrado el coraje en el arco de la zancada,
huyen unos de otros en todas direcciones.
La sombra del buitre les tasa la espalda.
En el centro queda huérfano el niño que fueron,
sospechoso como el inocente que ignora las amenazas,
con la herida fresca en la punta de los labios:
¿De quién era el tiempo de mis padres?
¿A quién pertenece el tiempo que me queda?
Toño Benavides