El 75 aniversario de la muerte de Antonio Manchado, el gran escritor sevillano que ha influido notablemente en la poesía del último siglo no ha pasado inadvertido en el Encuentro de Poesía Española, que, organizado por la Diputación de Ciudad Real, este año celebra su 29 edición hasta el próximo viernes en el Teatro Municipal de Almagro.
El grupo «Arte-factor», con un elenco formado por José Troncoso, Eliana Sánchez y José Bustos, ha ofrecido un interesante, trabajado y documentado montaje teatral basado en dos personajes apócrifos creados por Machado, Juan de Mairena y Abel Martín. Han tomado con inteligencia, soltura y buen hacer la comedia como excusa para mostrar las reflexiones del poeta sevillano sin olvidar el buen humor.
Para expresarse en sus vacilaciones por los horizontes que le señalan sus galerías, Machado inventa unas sombras, unos hombres de papel, corpóreos y vivos, por el contrario, para el autor más emblemático de la Generación del 98, que murió en Colliure (Francia) en febrero de 1939.
Los personajes inventados son el sentencioso Juan de Mairena, el archiconocido, el maestro que hubiera querido ser; y el filosófico Abel Martín, y toda una tertulia de voces, unos quince, presentadas con cierta ironía, para encubrir, otra vez, que en la construcción de esos seres han entrado pedazos de su propia alma. Son los apócrifos del verdadero Antonio Machado, los que han hablado esta noche en Almagro, los que por su voz poética han dicho las cosas que él no se atrevió a decir.
Hasta tal punto tuvieron importancia en su vida que llegaron a constituir una constante y una categoría: la de lo apócrifo, que orienta un sentido de su poesía, de sus prosas y hasta del teatro. «Arte-factor» ha unido el triángulo equilátero de la prosa, la poesía y el teatro en el montaje «También la verdad se inventa», donde ha sabido hacer coincidir el sentido de lo apócrifo con el idealismo por el que se orientan las meditaciones de Machado. La música en directo y la danza con divertidas coreografías han contribuido a dar una mayor relevancia artística al trabajo ofrecido por «Arte-factor», rubricado con un vestuario apropiado, bien estudiado, y con una dirección musical y una dramaturgia dignas de destacar.
Han logrado, en definitiva, poner en valor lo apócrifo que nos ayuda a iluminar una dimensión de la obra de Machado y que podría ser, y de hecho es, una clave para su entendimiento. Todos los medios de aproximación son buenos para contribuir a un conocimiento total del poeta y del hombre.
75 años después de su muerte, la poesía y la obra de Antonio Machado sigue vigente gracias a que tiene la profundidad de lo sencillo, que en el arte es lo más difícil de conseguir, lo que supera las modas y cruza el tiempo.
Cuando murió en el exilio en un bolsillo de su gabán había dos trozos de papel, en uno aparecía el nombre de Guiomar, su amada, y en otro había garabateado su último verso, un canto al pasado, una rememoración de la niñez perdida: ‘Estos días azules y este sol de la infancia’. En palabras de Gerardo Diego, Machado hablaba en verso y vivía en poesía.
