Por fin llegó el calor y ya empezamos con las recetas veraniegas. En todas las gastronomías existen estos platos de verano, cremas o sopas frías que aquí en España son muy populares sobre todo en la mitad sur de la península (gazpachos, salmorejo, ajoblanco).
El ajoblanco es una crema fría típica de la sierra malagueña y, por extensión, de toda Andalucía. Se cree que este es uno de los platos más antiguos de nuestra gastronomía y en la Hispania romana ya se conocía. Los ingredientes son, como en el caso de la cocina manchega, los básicos de supervivencia: ajo, aceite de oliva, pan, almendras y uvas para acompañar. Todos estos ingredientes existían hace 2.000 años y además se encontraban en toda la zona de donde procede la receta: La Axarquía malagueña.
LA RECETA:
Ingredientes: 100 grs. de almendras crudas – 2 dientes de ajo – 100 cl. de aceite de oliva virgen – 200 grs. de miga de pan – una cucharada de vinagre de jerez – 1 litro de agua fría – un racimo de uvas Moscatel o Pedro Ximenez.
Elaboración: Se pone la miga de pan en remojo (sólo miga de pan para que quede de color blanco. Después se echa en un vaso batidor o en la Termomix: las almendras, los ajos, la miga de pan, el vinagre y el agua. Se tritura todo bien, y a continuación se va añadiendo el aceite en hilo fino, con la batidora fija a toda velocidad, para que se emulsione, rectificar de sal y servir acompañado de las uvas.
Este plato admite variantes en los ingredientes a acompañar, y por supuesto se pueden agregar otros, pero la base está en el ajo, al pan y las almendras, si no, no sería un ajoblanco. Podemos cambiar las uvas por melón y unas virutas de jamón. También admite bien todo tipo de frutas que no sean excesivamente ácidas. El higo, la granada o los dátiles le van muy bien. También podéis sublimar este plato poniéndole unos langostinos o incluso unas anchoas a la parrilla. Podéis atreveros incluso con bacalao o algún pescado ahumado (salmón, trucha, ..) también valen unos esparragos, e incluso unas mollejas de pato.
Como veis es cuestión de echarle imaginación, pues con un poco de cordura casi todo puede valer para transformar esta riquísima y elemental receta en un plato de “Master Chef”.
Hay quien prefiere el ajoblanco como una sopa fría, yo lo prefiero como una crema fría, solo es cuestión de poner más o menos miga de pan.
Acompañar con un fino manzanilla de Sanlúcar de Barrameda o un Barbadillo bien frío.
¡BUEN PROVECHO!