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viernes, 15 noviembre
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Se veía venir, por Manuel Buendía

Muchos lo estaban esperando, y al final incluso algunos me lo han reclamado: “¿cómo no has escrito ya algo sobre el asunto de los sobres de Bárcenas y el PP?”. Creo que no habéis entendido nada: Acerca de este tema llevo escribiendo hace mucho tiempo! Hemos construido una democracia corrupta entre todos, y todos somos culpables. La corrupción es algo que está metido en las entrañas más recónditas de nuestra cultura, y el tema de los sobres de Bárcenas es el postre de un copioso banquete que se han dado y del que muchos estamos ya cansados y asqueados.pila funeraria

Aún hoy, una gran mayoría de los votantes del PP remite al interlocutor, cuando se trata este tema, al caso de los ERES de la Junta de Andalucía, como si así se solucionara todo, como queriendo rebajar la tasa de ilegalidad e inmoralidad de todo este asunto. Llevamos demasiados años haciendo de espectadores de un partido de tenis en el que la corrupción es la pelota y los jugadores son los dos grandes partidos (con algunas participaciones de otros). El caso es que el partido de tenis se ha convertido en una partida de frontón, haciendo las veces de pared el poder judicial y los medios de comunicación, y los espectadores seguimos las incidencias con la aparente desidia del que desconoce las reglas del juego.

Somos culpables de justificar la corrupción con un “tú también lo harías”, somos culpables de mirar para otro lado cuando lo hacen los nuestros, somos culpables por consentir que las leyes no nos protejan de ellos, somos culpables por votarles y decir que nos engañaron, somos culpables por dejarles gobernar, somos culpables por dejarnos manipular y creernos lo que sus mercenarios mediáticos nos dictan. Somos culpables, en definitiva, por pensar en lo más profundo de nuestro miserable corazón que: “ojala y me hubiesen dado a mí también algunos sobres”.

Hemos permitido que degraden nuestra democracia, la corrupción es algo que puede contaminar a cualquier partido político que tenga cotas de poder. Porque las corruptas son las personas, no las instituciones, pero son los partidos políticos los que tienen que poner los mecanismos para que éstas no se corrompan.

Corrupción es privatizar la sanidad para que se enriquezcan las empresas de sus amiguetes. Corrupción es cambiar las leyes para reprimir a los que no están de acuerdo con ellos y se manifiestan. Corrupción es eliminar los sueldos de los representantes elegidos por el pueblo y triplicar el número y el sueldo de asesores elegidos a dedo. Corrupción es despedir a los periodistas que informan para contratar a otros que manipulan. Corrupción es privar al pueblo de sus necesidades básicas y aumentar el presupuesto de publicidad institucional. Corrupción es hacer leyes para favorecer a las empresas para las que trabajaron, y trabajan. Corrupción es darle el dinero a los que nos han arruinado para así cobrar las prebendas cuando se retiren del gobierno. Corrupción es hacer leyes para que los mafiosos, traficantes y estafadores puedan lavar su dinero con poco coste. Corrupción es quitarle el derecho a la educación y la formación a todos aquellos que no tienen recursos. Corrupción es acabar con el principio democrático de que todos somos iguales ante la ley.

Por denunciar estas cosas llevo mucho tiempo aguantando insultos y difamaciones. La libertad a veces es difícil de conducir, hay muchos factores que nos impiden caminar rectos y debemos ir esquivándolos. El pensamiento, sin embargo, es algo de lo que somos dueños únicos, y lamentablemente, demasiadas veces damos posada a los de los demás.

Hace unos días alguien me dijo que debería estar contento con todo lo que está ocurriendo. No puedo estar contento viendo como mi país ha sido devastado, vendido y arruinado. Repito: Lo de los sobres es solamente la guinda de un pastel enorme que ya se han comido entre unos y otros. No estoy contento, lo que a mí me gustaría es hablar solamente de arte, de literatura, de cine, de música o de teatro. Preferiría compartir emociones con los demás, esas emociones que nos transmiten las grandes obras del hombre: un buen libro, una buena película, un buen vino, etc. Junto a unos buenos amigos. ¿Volveremos algún día a poder emocionarnos (reír, llorar, cantar), a poder ilusionarnos con nuevos proyectos sabiendo que somos los únicos dueños de nuestro destino?

P.D. A pesar de mis palabras yo no me siento culpable de nada de lo que ocurre, si algo he hecho mal sólo ha sido hacia mi persona.

Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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