El mal tiempo y un resfriado me han mantenido toda la semana pasada de ocio forzoso y encerrado en casa. La única actividad que mi estado me permitía era el consumo de televisión, lo que me ha llevado a convertirme durante una semana en un monstruo devorador catódico. Soy un bicho raro que ve poca televisión, porque creo que tengo la suerte de estar ocupado en otras cosas, y por lo tanto esta sobredosis televisiva me ha servido para reflexionar sobre la situación actual de nuestro país y sobre la bajeza moral del ser humano en general.
Recuerdo que la Semana Santa en mi infancia de los tiempos del Nacional-Catolicismo era lo más aburrido del año. El régimen ponía a España entera de luto; los bares, discotecas y cines se cerraban y la televisión sólo ponía misas y conciertos de música religiosa. A pesar de ello y después de tantas horas de televisión pasadas estos días he llegado a la conclusión de que no ha mejorado mucho en este aspecto.
Aparte de las consabidas películas que año tras año nos repiten, las cadenas de televisión compiten por el Share con los mismos programas y en los mismos horarios: procesiones, concursos, magacines, series, realitys, etc.
Concursos. Los hay de todo tipo: Culturales; estos sólo lo son en apariencia pues he podido comprobar que según el nivel de los concursantes así es el nivel de las preguntas, y normalmente suelen ganar más dinero los que menos nivel tienen. Otro tipo de concurso muy arraigado es el de habilidades donde los jurados son famosos cuyo único mérito para estar allí debe de estar en su predisposición a hacer favores sexuales, pues de otra manera no se entiende. Pero lo que ya raya en lo grotesco es que todas las cadenas tienen algún concurso en el que los concursantes son famosos enganchados a los focos donde los jurados son incluso menos famosos y con más ganas de protagonismo. Esta hoguera de las vanidades se complementa con dos concursos de reciente aparición en el que los famosos compiten en la disciplina de salto de trampolín, apasionante!
Me avergüenzo con los pseudodebates manipulados y totalmente partidistas en los que los propios contertulios se pisan unos a otros las intervenciones, en un claro ejemplo de intolerancia y poca cultura democrática, donde muchos de los periodistas juegan a defender a los poderes financieros con bastardos argumentos, y criminalizan a los más débiles que, desesperados por haberlo perdido todo, se manifiestan en las calles. El mismo análisis se puede aplicar a las tertulias deportivas en las que se escuchan tantas gilipolleces que cualquier conversación de bar adquiere un nivel muy superior, lo que me hace creer que esos contertulios deberían pagar por salir en esos programas.
La programación televisiva de las cadenas generalistas funciona como un eco. La originalidad y la creatividad han desaparecido del TDT, se repiten las fórmulas manidas y se copian descaradamente los formatos, supongo, por lo tanto, que los programadores de televisión también deben pagar por ejercer su trabajo, o igual es que las empresas televisivas reciben subvenciones por contratar a personas con deficiencias intelectuales.
Realitys. Gran hermano, mujeres hombres y viceversa, hermano mayor, Gandía resort, etc. Demuestran el gran paso atrás que este país ha dado culturalmente. Comprobada la aparición de una nueva especie humanoide que está proliferando y colonizando todos los hábitats, son los llamadosPoligoneros y las Chonis. Este retroceso evolutivo tiene, según los sociólogos, su origen en la burbuja inmobiliaria y el crecimiento económico de las dos últimas décadas. Según mi opinión habría que añadir además el fracaso de las distintas reformas educativas y de nuestra sociedad en general.
Estas deficiencias culturales las solucionará la nueva reforma educativa del más inútil ministro de educación de la historia (el señor Wert) ya que acelerará tanto el retroceso educativo en España que llegaremos en pocos años a perder el lenguaje y retornaremos a comunicarnos por sonidos guturales y gestos como hacían los Neardentales. En algunos casos ya estamos llegando, sólo hay que ver algunos programas de televisión.