Letizia iba perfecta con ese vestido blanco con cinturón de pedrería. Transmitía paz y serenidad. ¿Y qué decir de los zapatos? ¿Hay algunos más elegantes que los clásicos salones? Pero desde mi punto de vista, cometió un error, las gafas de sol en la mano no son propias de una princesa. Aún así, Letizia, ganaste la batalla.