viernes, 5 diciembre, 2025
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Marcelo Grande, pintor (crónica de un café), por F. Navarro

El pintor me espera sentado en un taburete del Café de la Glorieta. El Café de la Glorieta, como bien sabes avisado lector, existe, los tableros de las mesas no están hechos con lápidas de tumba, tiene un zócalo de arpillera, etcétera

El tiempo amarillo, por F. Navarro

Las fotos viejas —algunas de color sepia—, nos entretienen y nos recuerdan la inexorabilidad del tiempo. Nos hacen pensar en la gente que sale...

La hermandad de los poetas, por F. Navarro

Escucho en un acto cultural —concretamente en la presentación de un libro de poemas; dicho sin afán proselitista, sino por exponer la mera verdad—que...

La naranja es fruta de invierno, por F. Navarro

Pese a lo que se diga, la naranja es una fruta de invierno. El verano es una época catártica de fuego y purificación pero...

El turrón y el mazapán los pongo yo, por F. Navarro

(De "El atrevimiento de los bombardinos") «Querida Concha: He pedido permiso a mi jefe de negociado, Don Leonardo. Es posible que pueda llegar a Tomelloso...

Diciembre es mes de aceitunas y escarchas, por F. Navarro

El sol calienta un poco, no tanto como parece. Es lo que tiene el final del otoño. El día más corto del año es el veintiuno de diciembre, todos los sa

El pájaro en el alambre o el final de don Arturo, por F. Navarro

Don Arturo Sánchez Manzanares está sentado plácidamente a la sombra de los escuetos arboles, en la terraza del casino de San Fernando, —cuando los...

El sudor es amargo, pero menos que las lágrimas, por F. Navarro

Pese a lo que se diga, la naranja es una fruta de invierno. El verano es una época catártica de fuego y purificación pero...

Principios, por F. Navarro

Los escritos deben principiar de una manera agradable para el lector, está mal empezar con una pregunta, que era lo que uno iba a hacer. Comenzar con: «Escribir, ¿para qué?». Cómo justificando el hecho de la no escritura y lo que a continuación haré: citar

La Semana Santa, por F. Navarro

Tras ver la película “El abrazo partido” convine conmigo mismo en cambiar mi mayor deseo —que no es otro, pascual lector, que el de...

Participar de un sueño, por F. Navarro

Hace un año, poco más o menos (ya se sabe como va la primera luna llena de la primavera: a su antojo), un servidor escribió esta pieza, perfectamente válida para hoy

La puntualidad, tan devaluada, por F. Navarro

En Talavera de la Reina, provincia de Toledo, hay una pequeña iglesia mudéjar en una plaza recoleta entre calles estrechas. El atrio enrejado alivia...

Guardia Civil caminera… y fútbol, por F. Navarro

La pareja de la guardia civil es el epítome de las uniones de hecho cañís. Circunspectos, olivados, amostachados, serios, charolados parsimoniosos y camineros (dadme unos sorbitos de agua. / Agua con peces y barcos, / agua, agua, agua, agua)

Democracia entre tornillos: Natalio el ferretero, por F. Navarro

Natalio lleva las gafas en la mitad de la nariz. Son de medio cristal. Levanta la vista por encima de los lentes, eso le da un aspecto, a la vez, de senectud y cachondeo. Es ferretero y ajusta las cuentas con el bolígrafo y un papel, no usa la calculadora porque dice que las operaciones que hace la máquina las sabe resolver él perfectamente

Optimismo en el “Palais des mouches”, por F. Navarro

Hay gente que destaca por su optimismo, no sé si antropológico y sobre todo por un positivismo enfermizo y a pies juntillas. Recuerdo que en...

Oficios y tiempos ya perdidos, por F. Navarro

En Galicia les llaman «zapateiros» a quienes se ganan el pan sentados. Los agricultores de estas tierras del Señor a esos mismos y a los considerados como gente de feria, les llamaban «artistas». Ambos apelativos han sido sinónimo de hambre y docenas de hijos

Mujeres, por F. Navarro

En esta tierra de Dios las mujeres se han vestido siempre por los pies. Mujeres bragadas que no se amilanan por fechas concretas en el calendario. Han peleado por sus derechos a brazo partido, nunca mejor dicho

Carnaval, carnaval…, por F. Navarro

Uno siempre fue muy carnavalero. Hasta que hubo que encomparsarnos, acompasándonos a como decían quienes mandaban. Lo que no consiguió ninguna dictadura mediante calabozos, multas y vergazos, lo consiguió un alcalde socialista.

La lluvia lava nuestras culpas, por F. Navarro

Diluvia. Como si el cielo quisiese lavar nuestras culpas. Las gentes cuando llueve se meten en los bares, ¿qué van a hacer?

El atrevimiento de los bombardinos, por F. Navarro

Martínez aparcó el coche, ese que nadie sabía por qué marchaba y se puso a caminar tranquilamente por la calle de Socuéllamos, camino de la plaza, con su sobrino Juan de Mata

Historias de perros, por F. Navarro

La perra es color canela, o más claro, de una raza indefinida que parecía labradora cuando llegó; sólo le falta hablar. Se llama Reina y hace honor a su nombre. Conoce todas las técnicas para conseguir sus deseos y las aplica inapelablemente

Montesinos, por F. Navarro

La ficción se confunde con la realidad y más cuando hay cuartos de por medio

Comprando en los chinos, por F. Navarro

La tarde de un sábado veraniego, bochornoso, con el aturdimiento y el odio a todo el género humano propio de la media hora de siesta anterior, dedicada a reparaciones domésticas. Hay cosas peores… O no

Francisco Navarro, el hombre tranquilo. Por Manuel Buendía

Francisco Navarro es un cruce perfecto entre un escritor decimonónico, de aquellos a los que les “dolía España”, y un campesino manchego, tranquilo y con sorna.

Las artes marciales las carga el diablo, por F. Navarro

Siempre íbamos a los futbolines de la plaza. Había otros, tal vez mejores, pero aquellos eran los nuestros. Los días de colegio a las cinco y media de la tarde ya estábamos allí metidos, jugando si había dinero, o mirando, en caso contrario

La muerte de Ambrosio Rondilla, por F. Navarro

Ha muerto don Ambrosio Rondilla «industrial vinatero y poeta» según la elocuente necrológica que en «El Heraldo de la llanura» ha escrito Práxedes Muñoz...

Magia, por F. Navarro

Mediaba septiembre y todavía hacía calor. Aún usaban como salita el patio cubierto, pieza más fresca que la titular

El ultimátum de la abuela, por F. Navarro

Ninguna de las dictaduras del siglo XX consiguió acabar con el carnaval ni la prostitución en Tomelloso. Esta se realizaba (realiza) siempre en casas para tal fin