Publicado en la Asociación de Estudios Culturales de Tomelloso (ACENTO)
El arte manchego, el hombre construye su hábitat
Son numerosos los estudios e impresiones que encontramos alrededor del bombo manchego y sus orígenes, estudios de gran riqueza humanística y técnica, que nos revelan la gran importancia de este tipo de arquitectura en el entorno manchego, como patrimonio e historia. Su construcción, materia y significado son admirables en el campo de las Bellas Artes, y si nos situamos en el terreno conceptual, desde una mirada contemporánea, el bombo y su construcción nos sugiere una vía en la que detenernos e identificar, la creatividad del hombre ante el paisaje. En esta ponencia expondré la idea del ser humano ante el paisaje, desde dos aspectos: el bombo manchego y su entorno, y el arte en el paisaje contemporáneo.
El bombo manchego y su paisaje agrícola surge por la necesidad de supervivencia, este fue su primer propósito, y de esta forma creó su paisaje particular. Centrándonos en el bombo, sabemos que los bombos son típicos de la provincia de Ciudad Real, antiguas construcciones rurales donde residían los campesinos en su rutina agrícola. Podrían ser arquitecturas procedentes de los etruscos, están construidos con piedras caliza y se caracterizan por su organización circular que se estructura alrededor de una gran cúpula. Las lecturas sobre estas tierras (concretamente en Tomelloso) datan del siglo XVI y hablaban del pueblo como “tierras de muchos enterramientos”, con esto se podría intuir que las funciones primeras de estas arquitecturas podrían estar vinculadas por este sentido de la muerte y que después evolucionase hacia la práctica y función agrícola. Por tanto, encontramos que el primer objetivo e intención de este tipo de arquitecturas fue funcional.
Comenzaré por tanto, con una cita de Lorenzo Sánchez López, gran investigador de este campo, que nos introducirá en el concepto que pretendo tratar:
“La acción humana sobre el paisaje es muy antigua: empieza con la revolución neolítica y dura miles de años. Antes de esta revolución el hombre vive en simbiosis con el paisaje que le atrapa, que culturiza, que impone su ley”[1].
Si retomamos esa idea del hombre-naturaleza, nos remontaríamos al hombre nómada y a su recorrido en el mundo. El recorrido comienza a ser una acción simbólica para el hombre en el momento que comienza a caminar, conocer el mundo y “dar nombre” a los elementos y seres vivos encontrados a su alrededor, y por tanto, el andar y el errar traen como consecuencia la arquitectura. El hombre manchego a través de su recorrido ha creado su propio paisaje de la manera que trabaja un artista, a través de la mirada y la intuición, y ha entendido su hábitat con una arquitectura propia, por la necesidad de supervivencia.
“El testimonio temporal de la creatividad de ese hombre del campo está escrito en ese primer y gran libro de la humanidad que es el paisaje, en la piedra y en la creatividad de su ordenamiento en el paisaje. Es por ello que decimos que este es su primer texto, su primer libro de lectura, es la realidad tangible de una cultura vital”[2].
En la acción manchega encontramos la escritura, el lenguaje, fruto de la experiencia. La experiencia del hombre manchego le lleva a las originales construcciones como son el bombo, entre otras, y lo que acontece a su alrededor. De esta forma, escribe su propio libro en el paisaje. El andar como práctica estética, un estudio de Francisco Careri, desarrolla un recorrido en la historia a través de la experiencia del ser humano y el espacio, con ello podemos entender nuestro entorno y nuestro hábitat con respecto a la evolución del nomadismo. Esta mirada lleva hasta los “arquitectos del mundo” . El símbolo en el espacio, ocasionado por la necesidad de movimiento y derivando al hábitat, pero un hábitat nómada: Un hombre que ante lo nuevo mediante un acto creativo primario fue modificando el paisaje. Algunos hechos de la historia nos muestran que la única arquitectura que poblaba el mundo era el recorrido, el hecho de andar, transcribiendo el terreno, modelándolo con los pasos.
En otras regiones de España encontramos también construcciones a partir de la piedra, fruto de la necesidad del hogar. Un movimiento global, el hombre deja su huella. Por ejemplo “el trullo” en Italia, es una construcción rural propia de la región italiana de Apulia, aunque su cubierta es diferente, son también edificaciones artesanales fruto de la necesidad y la creatividad. Posteriormente ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y se han hecho de estos diferentes recreaciones y adaptaciones.
El mundo en sí era una naturaleza caótica que comenzó a convertirse en un espacio ordenado bajo la dirección del sol y el horizonte, condicionado por la huella del hombre. Si el hombre comenzó a conocer el espacio, nombrarlo y modelarlo fue ante el descubrimiento de lo nuevo; accediendo a esto a partir del errabundeo y de la divagación. Un proceso mental mediante el cual la mente se expande en el espacio y en la cotidianeidad. Un estado en el que el sujeto experimenta con el objeto, un vínculo orgánico con la realidad. A través del trayecto, a través del instante se produce un viaje mental y nuevo. Un viaje que lleva al artista a producir, y al agricultor manchego le llevó a crear su propio paisaje.
“El estudio de la elección de emplazamientos en términos artísticos está tan sólo empezando. La investigación de un emplazamiento específico es un problema relacionado con la extracción de conceptos a partir de unos datos sensoriales existentes, a través de la percepción directa. La percepción es anterior a la concepción, cuando va dirigida a la elección o la definición de un emplazamiento […]”[3].
Existe una comunicación que el agricultor ha mantenido con su alrededor, con la materia que le ha ofrecido la tierra, y la originalidad con la que ha respondido creando a partir de la propia naturaleza. El sol de la mancha, la actividad agrícola, pueden ser en sí elementos funcionales, pero no las únicas razones que han potenciado los dibujos e imágenes que encontramos en La Mancha.
Arquitectura en el paisaje a través del arte contemporáneo
Si profundizamos en movimientos artísticos de vanguardia y contemporáneos; curiosamente esa actitud relevante del hombre ante el paisaje ha sido desarrollada por artistas de gran importancia en la historia del arte; y aquí encontramos la gran diferencia entre el arte del paisaje manchego, y la de los artistas que a continuación hablaré. El bombo manchego surge por la necesidad aunque mantenga la creatividad en la mirada; los artistas de los siguientes movimientos, utilizan esa mirada, pero crean este tipo de arquitectura por placer:
Los surrealistas realizaban paseos urbanos como trayecto que puede atravesarse al igual que nuestra mente, encontrando realidades que aparentemente no son visibles y por ello es necesario el errabundeo físico y psicológico. El dadaísmo anteriormente había intuido este acto como la construcción de un espacio estético donde trabajar mediante acciones cotidianas y simbólicas. El minimalismo, en su etapa final sacó sus piezas del museo y las llevó al exterior, al paisaje natural y urbano, introduciendo obras de arte en diferentes atmósferas que después se convertirían en un “todo”, la obra introducida y el paisaje fusionados como una sola obra de arte en sí. De este movimiento nació el land art, un tipo de arte que se asemeja a la forma de construcción del paisaje manchego.
“La Tierra de los landartistas se esculpe, se excava, se resuelve, se dibuja, se recorta, se excava, se resuelve, se empaqueta, se vive y se recorre de nuevo por medio de los signos arquetípicos del pensamiento humano”[4].
El land art nace alrededor de 1965, y algunos de sus principales representantes son: Robert Smithson, Richard Long, Walter de María, Carl André, Bruce Neuman y Yoko Ono. Sus obras fueron significativas y rompedoras, y ha sido un movimiento artístico inspirador en las tendencias artísticas del arte de hoy. El land art se caracteriza por utilizar la propia atmósfera de la naturaleza como escenario y construir las obras de arte únicamente a partir del material encontrado en el lugar. Estas obras quedaban como parte de la naturaleza, tenían un carácter efímero que serían modificadas por la erosión de la tierra. Se documentaban mediante fotografías y video que después se exponían en el museo.
Spiral Jetty, Richard Long.
Campo de relámpagos, Walter de María.
Las obras del land art, posteriormente también acogieron la performance en estos espacios. Pero su esencialidad se basa en fusionarse y crear a partir del espacio que se presentaba ante los ojos del artistas, crear un dibujo en la tierra. Otra de las bases de este movimiento era alejarse de la mercantilización del arte, creando un arte efímero y del medio natural. Belleza del propio medio… Que nos hace reafirmar nuestros dibujos del paisaje manchego: sus construcciones de piedra, sus lindes y sus caminos… Construidos intuitivamente, con las manos del agricultor y la mirada de un artista. La percepción del hombre frente a la naturaleza.
“La realización de la obra es el producto de la acción y emoción del hombre, en su territorio construido, sus señas de identidad, su vivir y sentir, su poder simbólico, su mejor y primer libro, su obra y técnica imperecedera, intemporal, su historia y su bombo”[5].
Estos dibujos en el paisaje, han inspirado a numerosas figuras y artistas manchegos en sus obras, La Mancha y sus cielos han sido cómplices de grandes obras, vemos esta evolución en la que la necesidad pasa a ser un placer estético. En este estudio solamente nombraré a un contemporáneo para terminar con el concepto de entropía en el paisaje que he desarrollado. El bombo que observamos en la imagen anterior, es un bombo habitable por un poeta contemporáneo de Tomelloso. Creo que es importante mencionar este hecho, ya que la poesía de este poeta, Dionisio Cañas, tiene parte de esta mirada y recorrido que explicaba antes. El bombo, para el poeta es una construcción que hospeda a sus pensamientos e interior artístico. Para Dionisio Cañas, nacido en La Mancha, esta construcción ha sido parte de sí mismo allá donde ha vivido, representándose en vida poética y natural; para el escritor, el bombo tiene la capacidad de proyección hacia el exterior, al encontrarse envuelto en la circularidad de la cúpula las ideas circulan en un espacio donde no hay horizontes y potencian la concentración en la mente del poeta. La poesía de Dionisio Cañas está inspirada de varias tendencias, y una de ellas es esa mirada hacia el lugar, a recrear las palabras dentro del propio espacio vivido, con los elementos que le rodean:
“El poeta nómada, errante, vagabundo… Mirada dispersa para aprender de sus día a día, de su estar en el mundo. Entre la condición de vida y la insuperable muerte. Eleva su mente para poder reflexionar lo que ha visto, se pierde entre la gente de la ciudad y se baña en un “mar de viñas”, después seca sus pensamientos refugiándose en el vientre materno del bombo para poder así dar a luz a su poesía”.
Clara López Cantos.
Artista.
[1] SÁNCHEZ LÓPEZ, Lorenzo. El bombo tomellosero: Espacio y tiempo en el paisaje. Edición del Ayuntamiento de Tomelloso y la Diputación Provincial de Ciudad Real, 1998, Ciudad Real, pág. 261.
[2] Ibídem, pág. 19.
[3] SMITHSON, Robert. “Toward the development of an air terminal site”, en: Artforum, junio de 1967.
Cita publicada en El andar como práctica estética de Francesco Careri. Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2002, pág. 161.
[4] CARERO, Francesco. El andar como práctica estética. Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2002. pág. 142.
[5] SÁNCHEZ LÓPEZ, Lorenzo. Op cit, pág. 16.