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La Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular del Hospital General Universitario de Ciudad Real atiende cada mes a 350 pacientes

Una enfermera toma la tensión en el Hospital Nacional de Parapléjicos
Una enfermera toma la tensión en el Hospital Nacional de Parapléjicos

La Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular del Hospital General Universitario de Ciudad Real, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, atiende cada mes 350 pacientes de los que trescientos acuden a revisiones periódicas y cincuenta son nuevos, derivados después de no haber respondido a los tratamientos prescritos por su médico de Atención Primaria.

Estas cifras, que no incluyen a aquellos hipertensos que sí responden a la medicación indicada por los facultativos de Primaria, demuestran que la Organización Mundial de la Salud no exagera cuando califica la hipertensión arterial de “problema de salud pública mundial”.

La Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) calcula que en España hay 14 millones de hipertensos y estima que la patología afecta al 40% de la población adulta, porcentaje que el responsable de la Unidad de Hipertensión y Riesgo Vascular del Hospital de Ciudad Real, Javier Nieto, considera perfectamente extrapolable a Castilla-La Mancha.

La hipertensión o tensión arterial elevada es el factor principal que está detrás de la aparición de enfermedades cardiovasculares. Cuanto más elevada, mayor es el riesgo de daño al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos principales como el cerebro y los riñones.

Lo que sucede es que la hipertensión, de la que hoy se conmemora su Día Mundial, es una enfermedad silenciosa e invisible, que rara vez provoca síntomas, y, si no se controla, puede provocar un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón y, a la larga, una insuficiencia cardiaca. Los vasos sanguíneos pueden desarrollar protuberancias (aneurismas) y zonas débiles que los hacen más susceptibles de obstruirse y romperse. También puede inducir un accidente cerebrovascular, insuficiencia renal, ceguera y deterioro cognitivo.

Según el doctor Nieto, las cifras mágicas de tensión arterial son 14 de máxima o sistólica y 9 de mínima o diastólica por regla general y, de ahí, hacia abajo y los hábitos de vida saludables son el mejor camino para mantenerlas o retrasar su incremento. Así, el primer paso debe ser el control del peso, ya que la obesidad favorece la aparición de la hipertensión.

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Además de la pérdida de peso, el responsable de la Unidad de Hipertensión del HGUCR apunta la necesidad de reducir el consumo de sal, condimento que favorece mecanismos renales que elevan la tensión, y evitar aquellos alimentos que la contengan en exceso, como los precocinados, al igual que los refrescos gasificados, que también contienen productos que favorecen la hipertensión. La relación de medidas para controlar la hipertensión arterial la completa el ejercicio físico, al menos tres veces por semana los adultos y diariamente los niños.

Sin embargo, hay ocasiones en que estos hábitos y el tratamiento que puede haber prescrito el facultativo de Atención Primaria no bastan. Es entonces el turno del especialista de la Unidad de Hipertensión y Riesgo Cardiovascular, que valorará si el paciente padece una hipertensión secundaria, es decir, motivada por una enfermedad subyacente o un factor externo, o resistente al tratamiento por genética u otras causas.

Una de las técnicas de diagnóstico que se utiliza en estos casos, explica el doctor Nieto, es la Medida Ambulatoria de la Presión Arterial (MAPA) mediante un aparato que toma la tensión al paciente varias veces a lo largo de 24 horas.

Respecto a los tratamientos, estos van desde la reducción de los índices de colesterol y el control de aquellos factores con consecuencias sobre el riesgo vascular de cada paciente hasta la denervación renal, técnica con la que se reduce la producción de sustancias que empeoran la hipertensión y que se practicó por primera vez en el Hospital de Ciudad Real en septiembre del año pasado.

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Además de la determinación de diagnósticos y prescripción de tratamientos, la Unidad de Hipertensión y Riesgo Cardiovascular desarrolla también ensayos clínicos sobre patologías adyacentes a la enfermedad, como colesterol, anemia o diabetes, que la  mantienen en primera línea de investigación.

Todos estos avances y los conocimientos adquiridos facilitan que “veamos antes a los pacientes, les diagnostiquemos más pronto y les dispensemos los tratamientos más avanzados”, asegura Javier Nieto, quien, sin embargo, no es optimista en torno al futuro de la hipertensión por culpa del aumento de la obesidad entre la población, especialmente en los niños, una “epidemia” que favorecerá que “desarrollen riesgos vasculares mucho más jóvenes”, alerta.

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