La Sala Beat (la mítica tendría que haber dicho) cumple veinte años. Dos décadas en las que el local se ha convertido por derecho propio en un referente “de los bares de rock and roll” de España. Charlamos con su propietario, Ricardo Alameda, de estás dos décadas en las que no ha renunciado a sus principios musicales.
La música llegó antes que el Beat «empecé cinco años antes haciendo conciertos de bandas internacionales en el Combo y en el año 95 organice un pequeño festival». Eso es lo que a Ricardo Alameda le lleva a poner el bar «más la música que el poner copas». Alameda, me contaba, lleva toda la vida comprando discos y «esa obsesión por poner la música que me gusta es lo que me lleva a abrir el Beat en 1997».Ricardo explica que se considera más “un musiquero” que un hostelero, a pesar del tiempo transcurrido. Y, aunque el Beat lleva el sobrenombre de “Sala” «esto es un bar».
En estas dos décadas la Sala Beat ha programado conciertos de grupos punteros a nivel internacional. Resulta extraño para un local no muy grande de una ciudad manchega «extraño y no rentable. Por eso no hay en otros lugares este tipo de cosas». Y es que «si quieres traer una banda buena la tienes que pagar. Hago ocho o nueve conciertos al año y es el bar quien mantiene eso… Aun así, le pongo dinero a los conciertos».
Me explica como se introdujo en el circuito de las bandas internacionales «estuve trabajando ocho años en los albañiles, en Madrid. Era quitarme el mono e ir a conciertos, a comprar discos a Escridiscos y a Madrid Rock y, sobre todo, a conocer gente. Porque en aquella época no había internet, no éramos tan listos como ahora: había que estar ahí. Ahora, cualquiera coge un ordenador y contacta con el artista que quiere contratar, pero entonces había que hacerlo en persona». Ese bagaje le llevó a conocer a gente de los grupos y a promotores que luego le sirvieron «para hacer cosas en mi pueblo», algo de lo que tenía muchas ganas.
“No me he vendido al sistema”
En veinte años Ricardo Alameda se ha mantenido firme en sus convicciones, una de ellas es la música que se ha pinchado en el Beat «no me he vendido al sistema». Él sabe que poniendo cierto tipo de música «voy a vender más copas», pero aunque pueda ser digna para el local «no lo es para mí». Gracias a dios, asegura, en estos veinte años solo he puesto «la música que a mí me gusta, en la que creo y que considero que es música. Busco, a través del bar, dar información y compartir con mis clientes lo que me gusta». Ricardo sabe que «las fiestas más o menos populares como el carnaval, no son lo mío».
Y en todo este tiempo el Beat ha logrado reunir una clientela «muy variopinta porque estamos en un pueblo. Aquí viene gente que me pregunta por la música que suena y la apunta, otros que vienen de trabajar y están aquí tranquilamente, hablando. Los fines de semana, lógicamente, hay más cachondeo. Al Beat viene desde chavales jóvenes hasta gente de sesenta años, sin ningún problema». En estos años, Ricardo ha unido a padres e hijos en su bar.
“Hay dos tipos de música: la buena y la mala”
Para Alameda hay dos tipos de música, «la buena y la mala», pero para sonar en el Beat tiene que cumplir una serie de requisitos. Aunque sea buena, «si suena en los circuitos comerciales y es accesible a todo el mundo, ¿para qué la voy a poner yo?». Le gustan muchas épocas y estilos «desde los años 40 hasta la actualidad» y puede pinchar «jazz, garaje, progresivo, hard rock, power pop… de todo. Lo único que procuro es que tenga calidad y, desgraciadamente, hoy en día la calidad no está en los circuitos comerciales. Y más en nuestro país donde la música se convierte en esos programas de gente que quiere ser famosa». En otros países, asegura, se cuida más, desde el colegio «le tienen más ganas que aquí que no se toca ni la flauta en los colegios. La música ha pasado en este país de ser algo cultural a ser de festejos o para acompañar el cachondeo festivo». Porque la música que a Alameda le gusta, tanto de este siglo como del pasado «es del nivel cultural de cualquier disciplina artística, a pesar del paletismo de considerar la música popular como un arte menor». Aunque el rock and roll tenga cerca de 80 años y se haya convertido en un referente cultural «desgraciadamente no es considerado como cultura por muchos»y, encima, las generaciones que vienen «no tienen interés ninguno por la música».
Me asegura que ese juicio no es, en absoluto, pesimista «habrá otras materias que sean buenas pero en ésta, en la música que a mí me ha gustado siempre, en este país es así». Además, considera que el cambio de formato ha influido en esta circunstancia «compras un disco, lo pagas y lo valoras. Y si llega el caso, lo escuchas dos o tres veces. Ahora, te descargas una canción y como no te guste mucho ni le prestas atención. La gente va a lo facilón, a lo que suena en la radio, en la televisión o en los medios, que están manejados… Y no es una locura mía».
Los 60 y 70 fueron una explosión musical
Coincidimos en la idea de que los 60 y 70 fueron más importantes para la música española que lo que vino después «la explosión que hubo entonces es incomparable. En los 80 se quiso dar una imagen de modernidad, pero esas dos décadas fueron impresionantes, por encima de Italia o Francia. Y no es una cuestión de gustos, es algo que se puede comprobar. Para tener una visión de aquella época recomiendo la película “Un, dos, tres, al escondite inglés”, de Iván Zulueta, totalmente acorde con lo que ocurría en Estados Unidos. Cosa que no ocurría en los 80».
El Beat es un referente cultural
El Beat es, sin lugar a dudas, un referente cultural de la ciudad de Tomelloso. Y, realmente, si hay algo que se conoce de Tomelloso en toda España es el bar de Ricardo Alameda. Algo que, tal vez por nuestra cercanía al Beat, los tomelloseros no los contemplemos pero, vayas donde vayas, si te encuentras con un aficionado a la música, conoce a Tomelloso por este local. Por otra parte, el Beat tuvo una gran difusión cuando en el año 2007 le ganó un juicio a la Sociedad General de Autores (SGAE) que hizo correr ríos de tinta. «Pero para mí eso es solo una anécdota, lo que mola es programar un concierto o cuando estás poniendo música y la gente disfruta. Aquello me dio publicidad, salió en todos los medios».
A juicio de este entrevistador esa circunstancia abunda, aún más, en el carácter luchador de Ricardo Alameda, un tipo que en estos tiempos tan volubles es capaz de mantener sus principios aun a costa luchar contra gigantes para defender lo que considera justo. «No es justo que este gente se ensañe con una persona que ha gastado miles de euros en derechos de autor. Y es que la mejor manera de que esto repercuta en el artista es comprando disco y yo los compro por miles y en vinilo».Porque esa es otra de las señas de identidad del Beat «que se pincha mucha música en vinilo».
No tiene ninguna preferencia en cuanto a los conciertos que ha programado en estas dos décadas «como todos los he hecho a mi gusto y sin carácter comercial me doy por satisfecho». Y también el Beat ha tenido siempre un lugar para los grupos locales, aseguraba su propietario. Pero no todo han sido conciertos «es algo que me da fama, pero es una parte pequeña de lo que se hace en el Beat. También he traído a mucha gente a pinchar de todos sitios de España, desde Juan de Pablos a mucha gente anónima que tiene verdaderas joyas en colecciones. Hay fiestas en las que se pincha soul, música negra, psicodelia, de coleccionistas como yo que se presten a pinchar».
Profeta en su tierra
Y le pregunto a bocajarro que si se siente profeta en su tierra «tenía muchas opciones antes de abrir el Beat en Tomelloso, pensaba que un local tan especializado no tendría sitio aquí. Pero, al final acabé haciéndolo aquí y la respuesta ha sido siempre buena. No tan solo por la música, también tenemos un buen trato con los clientes y el bar no es el típico local de rock and roll cutre». Por otra parte, Ricardo Alameda, fue nombrado en el año 2009 Viñador en el ámbito cultural, uno de los más importantes reconocimientos que concede la ciudad de Tomelloso.
Ricardo, hay que decirlo, ha sacrificado su juventud por el bar «han sido noches, fiestas, navidades, aquí metido, pero he sabido cogerme mis días, de vez en cuando. Es duro, pero cuando haces algo que te gusta no lo es tanto. He pasado rachas anímicas complicadas porque el horario nocturno es muy difícil de aguantar. Y llevo más de veinte años sin saber lo que son más de 12 días de vacaciones». Pero «sí me han compensado estas dos décadas. El Beat es mi vida, y todo se lo debo al bar»,aunque me matiza «y a trabajar mucho también, que después de veinte años sigo estado detrás de la barra… Y si hay que correr, se corre».
Charlamos sobre la intacta capacidad de sorpresa que aún mantiene Alameda con respecto a la música, siempre quedan cosas por descubrir «hay grupos beat en Japón o buenos grupos de psicodelia en La India o Israel. Partiendo de ahí, hay miles y miles de cosas». Y, por supuesto, en discos de vinilo «un formato mucho mejor, con más información. En un CD necesitas una lupa para coger algunas informaciones. La calidad del sonido del vinilo es muchísimo mejor y a día de hoy la tecnología de alta gama va enfocada a ese formato. No se trata de romanticismo, el vinilo suena mejor».
El Beat es uno de los 15 locales de referencia en España
Y volvemos al bar, el Beat en estos cuatro lustros ha salido en toda la prensa española, El País, ABC, El Mundo, Lanza… «antes guardaba los recortes, pero ya me cansé».
Otra de las características del local es «que se cuida mucho el sonido. Siempre estoy comprando cosas, cambiando, buscando… Cuando hablamos de música la calidad es muy importante».
«Veinte años y estoy muy contento. Aquí disfruto, hablo con unos, hablo con otros y eso me gusta también». Y abundando en el tesón de Ricardo Alameda sorprende que un tipo que hace dos décadas era albañil en Madrid ahora regenta uno de los locales de referencia en España «el Beat es uno de los 15 bares de referencia, que mantiene su filosofía aguantado y sin renunciar a mis principios musicales ». Para muchas otras cosas «soy muy tolerante, me gusta que la gente este cómoda, como en su casa. Pero en la música no. Vuelvo a decir que en 20 años mi radicalidad en ese aspecto no ha cambiado nunca. Prefiero volver a los albañiles».
Por cierto, en estos veinte años «he cerrado solamente tres días. A los once años cerré ese tiempo, volví a abrir y hasta ahora». Y claro, «el Beat es lo que es por el apoyo de sus clientes a los que estoy muy agradecido».
Fiesta de aniversario
El sábado va a celebrar sus primeras dos décadas por todo lo alto «habrá un concierto de los asturianos Doctor Explosion y viene gente a pinchar desde las 6 de la tarde. Esos coleccionistas de los que te hablo, Miguel Ygarza, Emilio Smartboy, Carlos Dorian y Albert Acedos, gente que pincha en festivales de toda España e incluso en el extranjero. Nos pondrán temas que no conocemos».