Con la llegada del buen tiempo, se empieza a descubrir el cuerpo, y con ello nos empezamos a observar más, aparecen complejos que tal vez no teníamos, posiblemente porque durante el invierno nos cubrimos e intentamos tapar todo aquello que nos disgusta de nuestro físico, pero ¿por qué?
Por las comparaciones que hacemos con los demás, por aquellos hábitos que nos propusimos cambiar y no lo hicimos, por los que vemos en redes, medios de comunicación… comentarios de nuestro entorno, tal vez.
¿En que nos fijamos para valorar nuestro físico, en nosotros mismo o en lo que recibimos de fuera?
Si nos paramos a pensar, no se trata del verano, del calor, o del frío, se trata que entorno al físico, hay demasiados comentarios, estereotipos, publicidad,… mucha de ella que no es realista, y da lugar a crear una imagen de nuestro cuerpo a veces distorsionada. Se trata de compararme con mi realidad, con mi contexto, con mis hábitos y estilo de vida. No de compararnos con lo que hacen otros, con lo que visualizamos a través de las redes, sino de la realidad de nuestra vida.
Aquí está la frase tan habitual “hay que aceptarnos como somos”, no se trata solamente de aceptar sino de cambiar aquellas partes de mí que no me gustan, que me generan malestar,… pero sin perder de vista que es lo real, que es lo que se puede modificar y que lo que no. Si solo nos quejamos o justificamos nuestro de estilo de vida, tampoco es coherente, porque no estaríamos haciendo nada para lograr nuestra meta. Si queremos cambios tenemos que ser parte activa del mismo, sino no será posible ver resultados.
¿Qué podemos hacer?
- Marcarnos metas realistas entorno a mi situación, tiempo disponible, contexto, trabajo,…adáptalas a ti.
- Las metas debes ser descompuestas en pequeños objetivos/pasos que puedas alcanzar con facilidad, y así fomentar tú motivación.
- No te refugies en la queja continua o la excusa para justificarte, sino busca que es lo que puedes hacer que es lo que puedes alcanzar de forma lenta y progresiva.
- Busca la motivación al cambio ¿por qué? ¿por ti mismo o por los demás? La motivación ha de partir de ti, no para agradar o demostrar a los demás. Recuerda, cada cual tiene un punto de vista, una visión,… y no se puede agradar a todos.
- No todos los días son iguales, ni vemos la cosas de la misma manera, en todo cambio hay obstáculos que nos paralizan, bloqueos, o momentos “de querer tirar la toalla” forma parte del proceso.
- Busca ayuda profesional si es necesario, ya sea en hábitos de alimentación, ejercicios físico o emocional.
¿Qué no debemos hacer?
- Compararnos con otras personas, ya sean conocidas o no, no es nuestra realidad, no conocemos sus hábitos o estilo de vida, cada cual tiene su propio proceso.
- No critiques cuerpos ajenos, por enfado o envidia, no vas a cambiar nada con ello, sino generar malestar en otras personas o en ti mismo.
- No te escondas, dale normalidad aquello que no te gusta, porque a veces “exageramos” aquellas partes de nuestro cuerpo que no nos gustan. Exponte poco a poco y acepta que forma parte de cambio que vas a comenzar.
- Si no te gusta lo que ves, no sigas por el mismo camino, solo tu puedes modificarlo.
- No busques recetas o fórmulas milagro, ni te quedes con todo lo que ves, contrasta la información.
- No critiques el cuerpo de nadie, ni por delgadez ni por exceso peso. TODOS TENEMOS ESPEJO EN CASA.
Debemos ser conscientes que hay muchas cosas que se pueden cambiar, pero sobretodo que el cambio parte de nosotros mismos, somos la parte activa de todo proceso. Procesos realistas, individualizados y adaptados a nosotros mismo.
Evitemos comentarios a otros sobre su aspecto físico, ya sea por delgadez o por exceso de peso, si está más pálido, tiene más ojeras, canas, arrugas, … o cualquier aspecto que de forma inmediata no puede cambiar y sobretodo que le causemos malestar con nuestras palabras. Dado que puede derivar en problemas anímicos, de confianza, autoestima, o ansiedad, entres otros.