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Curiosidades de la historia: Sócrates

La historia conocida tiene también una “intrahistoria”, con cientos de anécdotas curiosas sobre los distintos personajes históricos, anécdotas que, si bien no afectaron al desarrollo de la historia en sí, son una información divertida que nos puede dar una idea del carácter y forma de ser de ciertos personajes, que sí fueron importantes dentro del desarrollo de nuestra historia.

Hay cientos de anécdotas muy curiosas y divertidas, que creemos que pueden ser del interés de nuestros lectores, por eso hemos creado esta sección que llamaremos “Curiosidades de la historia” en la que cada semana contaremos distintas anécdotas sobre algunos personajes históricos.

Algunas anécdotas sobre Sócrates

El gran padre de la Filosofía; el ateniense Sócrates, que vivió cinco siglos antes de Cristo, es una figura fascinante y casi mítica. Existen diversas interpretaciones de su persona y de su doctrina, tiene en su haber decenas de anécdotas, contadas por sus discípulos, especialmente Platón. He aquí algunas de ellas.

Se sabe que Xantipa, su mujer, tenía mal carácter y era insoportable. Le preguntaban a Sócrates si se había dado cuenta de del mal carácter de Xantipa antes de casarse con ella. Él contestó: «Sí, si me casé con ella fue por su mal carácter». -«¿Pero te gusta vivir con una mujer así?», respondió su interlocutor; a lo que el filósofo respondió; «Lo que que me gustaba era aprender todos los días de una persona con un carácter tan malo. No hay escuela mejor que el trato con los demás».

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Cuando estaba en la cárcel, ya condenado a muerte, su mujer Xantipa fue a visitarle. Y a pesar de la forma poco afectuosa en que le había tratado siempre se echó a llorar. Y Sócrates le dijo: «No llores, todos estamos condenados a muerte por la naturaleza». -«Pero a ti te han condenado injustamente», le contesto su esposa, a lo que el filósofo contestó: «¿Es que te parece menos lamentable que me hubiesen condenado justamente?».

Un día, un rico ateniense encargó a Sócrates la educación de su hijo. Éste le pidió por aquel trabajo quinientos dracmas. Al rico le pareció mucho dinero. «Por ese dinero puedo comprarme un asno». Contestó el rico prohombre. A lo que el filósofo ateniense le contestó: «Tienes razón. Te aconsejo que lo compres, y tendrás dos».

Un día Sócrates quiso dar una vuelta por el mercado de su ciudad natal. El filósofo contempló con asombro la gran variedad de productos a la venta (perfumes de Persia, joyas de Egipto, telas de la India, cerámicas de Jonia, etc). El gran filósofo era muy conocido en la ciudad, por lo que todos los comerciantes reclamaban constantemente su atención ofreciéndole sus productos. En cierto momento Sócrates comentó a su acompañante: “Ciertamente, yo no sabía que en el mundo hubiera tantas cosas que no me sirven para nada”.

Posiblemente hoy en día, en el que las redes sociales y la publicidad nos bombardean con cosas que no necesitamos, la filosofía de Sócrates sea más importante aún.

Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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