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domingo, 7 abril

7,6% de inflación energética y de alimentación

Esta es la realidad que acecha a la sociedad española y de la que el Gobierno de Sánchez pretende evadirse y responsabilizar de ello, a la situación de guerra que atraviesa Europa. Un gobierno no escurre el bulto, un gobierno adopta decisiones y ofrece respuestas que combatan una coyuntura económica desfavorable, pero que ya lo era el año pasado y ante la que no planteó ninguna medida, ni un plan de reducción de la presión fiscal que aliviara a las familias, a las rentas bajas, empresas, autónomos y a las pymes; hizo todo lo contrario, castigar al contribuyente con una subida impositiva.

El gobierno de Sánchez no adopta medidas para combatir la subida de precios que por el contrario, si están ya implementándose en países de nuestro entorno, caso de Italia que ha aprobado bajar 0,25 céntimos el precio de los carburantes durante un mes.
Pero por supuesto es imprescindible contar con un gobierno serio y responsable, no como el nuestro que le hace responsable de la subida de los precios de la luz, el gas, los carburantes y de la cesta de la compra, a la guerra provocada por Putin. ¿Entonces por qué en noviembre del año pasado, y no había guerra, la inflación había escalado al 6,5%?

La despenalización de la mentira y la creación de chivos expiatorios, a los que culpar y así, no asumir tu propia responsabilidad gubernamental, prospera en este gobierno.

El gobierno socialista puede y debe ya en estos momentos bajar el IVA de los carburantes y deflactar las tarifas, es algo ineludible en favor de las familias y empresas españolas, sin necesidad de esperar a la famosa reunión del próximo 29 de marzo en Bruselas que mantendrá con sus socios comunitarios.

A no ser claro está, que su pretensión por encima de todo sea la de continuar beneficiándose del propio aumento de la inflación, perjudicando con ello al sector productivo español con impuestos altos y energía cara, y por ende el crecimiento, el cuál es clave, junto al desarrollo de una política macroeconómica centrada en impulsar la inversión y la productividad.

Ante una coyuntura de esta magnitud, se requieren medidas claras con un programa de reformas:

Es imprescindible un cambio del mix energético español; agilizar la utilización de los Fondos europeos; reducir el sobreendeudamiento del Estado; establecer una disciplina presupuestaria, así, topando el gasto corriente haciendo que éste no supere el crecimiento del PIB real; mejorar la eficiencia del gasto público; fijar una estrategia de recaudación sostenible sin ahogar la capacidad adquisitiva de familias y empresas; estimular la inversión privada.

Por último, es necesario replantear el sector agrario español que puede estar infravalorado y es un puntal fundamental de nuestra economía, para ello, es el momento de redefinir una nueva Política Agraria Común.

Cuando un gobierno no es útil a sus ciudadanos, genera división y no lidera una respuesta ante el malestar social creciente, entonces es hora de un nuevo liderazgo para España.

Juan Felipe Matesanz Sáez
Politólogo

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