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¿Qué menú tomaron en la «Última Cena» y cuál podría ser hoy?

Se sabe que la última cena se celebró durante la pascua judía, por lo que también nos hace suponer que comerían el cordero pascual y el pan ácimo que la Torá indica como imprescindibles para tal celebración

La celebración de la semana santa cristiana se basa en recordar los últimos días de Jesús de Nazaret, narrados, más o menos detalladamente, en los evangelios de San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan. Uno de los episodios más conocidos es el de la Última Cena, Que Jesús celebró junto a sus discípulos cuando fue consciente de que iba a ser ejecutado. Sobre esa cena sabemos pocas cosas, aunque sí algunas que nos pueden aportar un poco de información, para intentar saber qué fue lo que degustaron en ella.

Los evangelios nos cuentan el ritual que fue la base de la eucaristía, la bendición del pan y del vino, pero tenemos que dar por hecho que dicha última ingesta de alimentos fuera algo más que unos mendrugos de pan y vino. Por suerte para nosotros, dos científicos italianos se propusieron hace unos años llevar a cabo una investigación acerca de qué comieron exactamente o, como mínimo, cuáles eran los hábitos alimentarios a principios del siglo I. «La Biblia habla extensamente de lo que pasó durante la última cena, pero no detalla qué comieron Jesús y sus 12 acompañantes», explica Generoso Urciuoli, arqueólogo y uno de los autores del trabajo, junto a la arqueóloga y egiptóloga del Museo Egipcio de Turín, Marta Berogno.

Su investigación, inevitablemente, se basó en algunas suposiciones para esclarecer los hechos. Por ejemplo, como explicaba Urciuoli: «El punto de partida es asumir que Cristo era judío y que, por tanto, él y sus discípulos seguían las tradiciones impuestas por la Torá y las consiguientes prohibiciones a determinados alimentos». Por lo tanto, de momento, podemos suponer lo que no había en esa mesa: insectos, carne de cualquier animal que no mastique la comida y tenga una pezuña partida como el cerdo, tampoco mariscos, pescados sin escamas ni aletas, anfibios, roedores y sangre. Para averiguar qué es lo que sí comieron, es tentador recurrir a alguna de las representaciones pictóricas de este evento, como ‘La última cena’ de Leonardo Da Vinci, pero, como explicaba Urciuoli, «este mural deriva de siglos de códigos iconográficos tiene un gran significado simbólico pero no ayuda, para nada, en la reconstrucción histórica del evento». Entonces… ¿qué comieron? Los investigadores llevaron a cabo una recopilación enorme de datos históricos y obras de arte de la época, al igual que murales de esa época pintados en las catacumbas. De este modo, Generoso Urciuoli y Marta Berogno consiguieron llevar a cabo una reconstrucción de la comida y los hábitos alimentarios de Palestina hace 2.000 años.

Para empezar, basándose en varios frescos de la época y en restos arqueológicos, los expertos determinaron que la forma común de representar la última cena en el último milenio es incorrecta pues no se comía en mesas rectangulares y altas: «En ese momento, en Palestina, la comida se situaba en mesas bajas y los invitados comían en una posición reclinada, sentados en el suelo sobre cojines o alfombras», los platos recipientes y jarras eran de piedra, los judíos que seguían las reglas de la pureza utilizaban recipientes de piedras pues estos, se creía, eran incapaces de transmitir las impurezas, y así lo muestran los restos arqueológicos de la época.

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Por otra parte, los investigadores aclaran que no tenía cada comensal su plato: «El evangelio de Juan explica que Judas (Iscariote, no Tadeo) mojó pan del plato de Cristo dado que estaba sentado a su lado, lo que cumple con la tradición de la época de compartir de un mismo plato». Pero para determinar las comidas exactas que ingirieron, los investigadores prestaron atención a otros dos eventos bíblicos de gran importancia: las bodas de Caná y el festín de Herodes (episodio en el que Salomé presenta a sus padres la cabeza cortada de San Juan Bautista). «Las bodas de Caná nos permiten entender las leyes judías de la época sobre comida (conocidas como Kashrut), que especifican qué puede ser comida y qué no y cómo tienen que estar preparados los alimentos. Por otra parte, el banquete de Herodes nos permitió analizar las influencias romanas en la gastronomía de Jerusalén», explica Urciuoli.

Este estudio partió analizando todas las referencias escritas de aquella época a los alimentos más comunes en aquella zona: anís, cilantro, canela, ajo, menta, mostaza, aceitunas, melones, uvas, higos, almendras, granadas, manzanas, judías, pepinos, puerros, cebollas, lentejas (uno de los alimentos con mayor cantidad de referencias), pan, trigo, cebada, perdiz, paloma, codorniz, cordero, buey, venado, mantequilla, queso, leche, yogurt, cuajada, huevos, vino, aceite de oliva, frutas frescas, miel… La lista es prácticamente interminable. También era muy habitual en todas las mesas una sopa o guiso de verduras y legumbres que se servía en cuencos comunitarios donde cada comensal mojaba pan.

Se sabe también que la última cena se celebró durante la pascua judía, por lo que también nos hace suponer que comerían el cordero pascual y el pan ácimo que la Torá indica como imprescindibles para tal celebración. Concluimos pues que el menú de aquella última cena comunitaria (la cual pagó Judas Iscariote, ya que él era el tesorero de la comunidad) consistiría en: Pan ácimo, vino, queso, potaje de verduras y lentejas, cordero asado, algún pescado (posiblemente de río), dátiles, almendras, pistachos e higos, además de miel.

Si hoy quisiéramos reproducir ese menú adaptándolo a nuestros días, y dándole un toque de excelencia, este consistiría aproximadamente en:

Entrantes: Tabla de quesos acompañada de almendras tostadas y tartaleta de dátiles y crema de queso de cabra.

Primer plato: Crema de verduras y lentejas, especiada con cilantro y menta.

Segundo plato: Rollitos de trucha ahumada con crema de pepino y vinagreta de yogurt y aceite de oliva.

Plato principal: Carré de cordero pascual asado en su jugo con salsa de vino y miel.

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Postre: Delicias de higos y pistachos con cuajada y bañadas en miel.

Además: Pan de pita integral con semillas de sésamo, galletas de pan ácimo con especias, agua, vinos Kosher de uvas monastrell y malvasía.

Inma Delgado Fotografía New Born
Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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