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martes, 19 noviembre
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Conocer Tomelloso: Las mulas

Las mulas son unos magníficos animales que fueron claves para el desarrollo económico y social de Tomelloso

Ya hemos contado en capítulos anteriores como Tomelloso se forjó y desarrolló a base de mucho trabajo y esfuerzo de sus vecinos, aquellos pioneros que buscaban poder vivir de un pedazo de tierra propia, y dar un futuro a sus familias. Ese esfuerzo titánico no habría podido hacerse sin la ayuda de unos animales, que han sido un emblema y un icono en nuestra ciudad: Las Mulas.

La mecanización en las labores del campo y la industria no se llevó a cabo de forma generalizada en Tomelloso hasta las décadas de 1960-1970, y para entonces Tomelloso ya era “el gran viñedo de La Mancha”. Por lo tanto todos esos pioneros trabajaron sus tierras y construyeron sus Bombos con la inestimable ayuda de sus mulas. Estas tierras, aunque fértiles, eran muy pedregosas, los agricultores las araban una y otra vez con el gran esfuerzo de sus animales, que a cada pasada de arado levantaban de nuevo más piedras. Fue a base de arado que se pudieron ir sacando tantas y tantas piedras, y luego esas piedras se cargaban en los carros tirados por las mulas, y se amontonaban en las lindes de los viñedos, también esas piedras serían las que servirían para construir los famosos bombos, dentro de los que tanto campesino como animal convivían y dormían juntos.

EL TRABAJO DE LAS MULAS EN EL CAMPO

El trabajo del campo en Tomelloso -hasta la mecanización del mismo- básicamente se podría relatar de la siguiente manera: El lunes de madrugada el agricultor enganchaba la mula a su carro (que había dejado cargado el día anterior con todos los enseres y víveres necesarios para el trabajo de una o dos semanas) para desplazarse hasta el trozo de tierra de labor de su propiedad, que en casi todos los casos era un viñedo. El recorrido podía ser de unos pocos kilómetros, pero también podía ser de 30 ó 40 kms, pues muchos agricultores de Tomelloso tenían tierras más allá de su propio término. Tenemos que tener en cuenta que esos recorridos en un carro cargado y arrastrado por una mula podría hacerse a una media de 4-5 kms/hora, y solamente los que poseían tierras cercanas a la población podían regresar por la noche, pero en general el desplazamiento se hacía de forma semanal o bi-semanal, dependiendo de la distancia a recorrer.

Conocer Tomelloso: Las mulas

Cuando el agricultor llegaba a su destino, descargaba los enseres del trabajo (azadas, arados, tijeras de podar, etc.) al igual que la barja, que era un cajón de madera dónde se guardaba el “hato”, es decir, la comida de la semana, junto a alguna sartén, y una garrafa de vino. En el carro además cargaban cebada para el animal, que junto a algunas hierbas que encontrase, serían el sustento alimenticio del mismo. A partir de ese momento el agricultor dedicaría toda la semana a alternar trabajos, normalmente de poda y arado, con preparar la comida, comer y descansar. Cuando llegaba el sábado (antes o después de comer, según la distancia a recorrer), el campesino cargaba todos los bártulos en el carro, colocaba los aparejos a la mula, y regresaba a Tomelloso.

La secuencia de tal actividad, era prácticamente igual durante todo el año, excepto en épocas concretas como la vendimia o algunas otras, en las que la labor requería de más personas. Por lo tanto animal y hombre podían llegar a pasar más del 80 % de su tiempo a solas el uno con el otro a lo largo de un año. Se creaba entonces un vínculo entre ambos muy importante, y tratándose de un animal bastante inteligente de alguna manera el campesino podía llegar a tener hasta conversaciones con su mula, simplemente por la necesidad humana de la comunicación. La mayoría de los bombos solían tener un solo habitáculo, pero muchos tenían dos (aunque los había también de más), cuando había dos espacios, uno de los habitáculos era para los animales en los que tenían sus comederos, en los que nunca faltaba la cebada, además de hierba fresca y paja seca, si el bombo era de una sola habitación, hombre y animal lo compartían. En las duras noches de invierno las mulas desprendían bastante calor, lo cual ayudaba a tener una temperatura agradable, es por eso que animales y personas convivían en los mismos habitáculos sin problemas.

Las mulas de Tomelloso

Había también mulas “burguesas”, las que trabajaban en el entorno urbano, también tenían una estrecha relación con su compañero. Se utilizaban mulas para todo, desde trasportar cubas de vino o alcohol hasta la estación de ferrocarril (durante las pocas décadas que lo tuvimos), también transporte de vino y orujo a las alcoholeras, distribución de leña, incluso transportar la tierra sacada de la excavación de las cuevas, y todo tipo de distribución. Se calcula que en la época de esplendor de la expansión de las actividades vitivinícolas en Tomelloso, a principios del siglo XX pudo llegar a haber unas 8.000 mulas. Con tantos animales de labor, lógicamente también habría bastantes veterinarios, por ejemplo allá por la década de 1920 había nueve veterinarios con su correspondiente herrería, ya que también se encargaban de herrar convenientemente las pezuñas de los animales, además de preocuparse por la buena salud y excelente estado físico de las mismas.

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Una parte importante del poco dinero de la casa era para la alimentación y la salud de la mula. Para ciertas fiestas importantes, como por ejemplo la Romería de Tomelloso, las mulas se enjaezaban, sus crines y cola se trenzaban, y los esquiladores hacían virguerías en las ancas de las mismas, al más puro estilo tatoo actual. La mula era un miembro más de la familia, y se la mimaba y cuidaba, además de exhibirla como un bien preciado, por eso la mayoría tenía unos arreos y jaeces de gala, y el número de guarnicioneros era mayor aún que el de veterinarios. Tomelloso era conocido en toda la región por su gran número de mulas, por los jaeces de las mismas, y por sus carros bien adornados. La enfermedad o muerte de una mula era una de las mayores tragedias en una familia de Tomelloso en aquellos tiempos, porque podría significar la ruina total. Cuando la mula empezaba a hacerse vieja, la familia empezaba a ahorrar para comprar una mula joven que la sustituyera. La esperanza de vida media de una mula está en torno a los 24 años, a partir de los 3 años pueden empezar a trabajar, y su vida útil como animal de labor puede alcanzar los 18 años.

La mula es un animal perteneciente a la familia de los équidos o equinos (Equidae). Existen en el mundo tres clases de equinos: El caballo, el asno y la cebra, y los tres pueden cruzarse entre sí, produciendo distintos animales híbridos, de los cuales la mula es el más conocido, ya que ha sido el animal de labor más usado a lo largo de la historia en todo el mundo.

La mula o mulo es un híbrido resultante del cruce entre un asno macho y una yegua, por el contrario, el cruce entre un caballo y una burra se llama burdégano. Hay algunas diferencias entre una mula y un burdégano, aunque también hay muchas similitudes. Al ser animales híbridos de dos especies diferentes, estas pueden mezclarse porque son de la misma familia (équidos), sin embargo el número de cromosomas de cada especie varía, por lo que las crías resultantes son estériles. El burdégano es más parecido físicamente al caballo, pero su tamaño es menor que el de la mula, ya que al ser gestado por una burra, la cavidad fetal es más pequeña, sin embargo la mula es más alta y emocionalmente más equilibrada, además el burdégano suele tener algunos problemas durante la gestación, por lo que solo una burra de cada ocho llega a parir una cría.

El gran éxito de la mula como animal de trabajo ha sido por sus características particulares. Su tamaño es casi como el del caballo, pero tiene mucha más fuerza que este, además no suelen tener miedo a las alturas y comen un 30% menos que los caballos. Los criadores dicen que es más inteligente que sus progenitores, tienen un carácter tranquilo y equilibrado, no se asustan como los caballos, y aunque son tercas y tenaces, son muy dóciles y cariñosas si se les trata bien. Se están empezando a hacer terapias con mulas para niños con distintos problemas, tanto de enfermedades físicas como mentales, dado el carácter bonachón de estos animales. Los tomelloseros sabían de mulas y las conocían mejor que nadie, por eso siempre han tratado a este magnífico animal con todo el cariño y respeto que se merece.

Aunque el símbolo de Tomelloso es la liebre, por estar en su escudo, no me cabe duda de que el animal icónico de Tomelloso es la mula, la que debería estar más presente como imagen, y quizá no sería ninguna locura que tuviese su monumento. Al fin y al cabo este equino es la imagen de lo que es el carácter de las gentes de Tomelloso: es un animal fuerte, que nunca se cansa, terco e inteligente, sobrio, tenaz, agradecido y con un toque de ternura y sensibilidad. Afortunadamente, desde hace unas décadas, varios aficionados de nuestra ciudad decidieron rescatar y reivindicar la figura de este equino, y comenzaron a criar mulas, como una actividad cultural de recuperación de las tradiciones, y gracias a ello actualmente puede haber en Tomelloso cerca de 200 mulas.

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Conocer Tomelloso: Las mulas

Taxonomía:

Mula (Equus Mulus)
Tronco: Vertebrados
Clase: Mamíferos
Subclase: Placentarios
Orden: Perisodáctilos
Suborden: Hipomorfos
Familia: Équidos
Género: Híbridos

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Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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